HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ
DE LINARES
DOMINGO XXXI DEL T.O. A.
DÍA DE LOS DIFUNTOS
2 DE NOVIEMBRE de 2008
Año ‐I‐ Nº 6
EDITORIAL
LA MUERTE, LA OTRA CARA DE LA VIDA. Hay algo que jamás he entendido y cada vez entiendo menos: LA MUERTE es algo que nos pertenece, es lo más im-portante después de nacer, es la otra cara de la vida; el mismo día que nacemos comenzamos el camino que nos lleva irremediablemente a la muerte, que es la meta de la vida. La muerte es el resumen de la vida y su sentido es el que le haya-mos dado a la vida: alguien que entregó su vida y la gastó haciendo el bien, su muerte es un triunfo y su persona, un regalo, que todo el que la conoció tuvo la dicha de disfrutar. ¿Cómo se explica que algo tan grande e importante, que deberíamos preparar-nos durante toda la vida, lo arrincone-mos, no queramos hablar de esto, y va-yamos toda la vida huyendo, como si fuera el gran enemigo que nos persigue y no queremos ni nom-brarlo? La muerte es el momento del triunfo, de la victoria. No es el final del camino, sino la llegada al principio de la vida en plenitud, al triunfo. Realmente es un contrasentido y por el contrario, debería ser algo que lo tuviéramos siempre presen-te en el programa de nuestra vida, de tal forma que, cualquier cosa que planifiquemos, la miremos siempre desde el momento de la muerte: cuando llegue, no vale decir: ¡¡ Por qué haría yo tal o cual cosa !! En ese momento, el signo del triunfo estará en no tener que arrepentirnos de nada de lo que hicimos en la vida. Es un error tremendo actuar como si nunca nos fuéramos a morir, y nos amarramos de tal forma a las cosas, que perdemos la vida que se nos dio para vivirla en libertad, como un bien pasajero, que se nos da para aprovecharlo en aquellas cosas que nos podremos llevar como equipaje. Es bueno recordar lo que nos dijo S. Pablo: “La vida es como una carrera que corremos en el estadio” la meta es la muerte, por tanto el momento que llegamos a la meta es el momento del triunfo, es el momento de la resurrección, y de la misma manera el día del nacimiento es el momento de in-auguración de la muerte.
PALABRA DE DIOS
Lectura del libro de las LAMENTA-CIONES 3,17-26 Me han arrancado la paz, y ni me acuer-do de la dicha; me digo: «Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor». Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello, y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compa-sión; antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en Él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor. Palabra de Dios Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los ROMANOS 6,3-9 Hermanos: Los que por el bautismo nos incorpora-mos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resu-rrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; por-que el que muere ha quedado absuelto del pecado.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que tam-bién viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muer-tos, ya no muere más; la muer-te ya no tiene dominio sobre él. Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio se-gún san JUAN 14,1-6 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volve-ré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también voso-tros. Y a donde yo voy, ya sabéis el camino. Tomás le dice: -Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: -Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Palabra del Señor
AÑO de SAN PABLO
4º ENTREVISTA: YO GUARDABA LA ROPA. Shalom, amigo: ¿Sabes una cosa? Que me estoy interesando por tu vida. Decías el otro día que no estabas de acuerdo con tu maestro Gamaliel en la postura adoptada frente a los cristianos. ¿Por qué esa fobia contra ellos? -Mi condición de fariseo. Yo era incapaz de resignarme ante el nacimiento del cristia-nismo y menos cuando los primeros conver-sos eran gente de mi pueblo y de mi religión. Muy pronto me sumé a los de la sinagoga de los Libertos, cirenenses y alejandrinos, así como a los de Cilicia y Asia, que discutieron acaloradamente con Esteban, el diácono. (Hechc. 6, 8 – 7). Ah, he oído hablar del primer mártir San Esteban. Cuéntame, por favor, lo que pasó. -Te lo cuento: Esos miembros de la sina-goga discutieron con Estéban, pero no podí-an con su sabiduría. Buscaron a unos hom-bres para que acusaran a Esteban de blas-femo contra Moisés y contra Dios. Este hombre, decían, no para de hablar en contra del Lugar Santo y de la Ley. Preguntado por el Sumo Sacerdote en el Sanedrín pronunció un largo discur-so, en el que presentó toda la Histo-ria de la salvación: desde la llamada de nuestro padre Abraham hasta el rey Salomón. PALABRA DE DIOS Bueno, perdona que te inte-rrumpa, pero eso no era nada falso ni ofensivo.
-Así es, amigo: lo que pasa es que, al final, les echó en cara lo que sus padres hicieron con los profetas: que los mataron y les acusó de haber traicionado y asesinado al Justo (refiriéndose a Jesús de Nazaret). Yo pensaba igual que los miembros del Sanedrín y vi bien que apedrearan a Estéban. De hecho yo estaba allí. A mis pies pusieron sus ropas los testi-gos, a quienes, según la ley, corres-pondía ser los primeros en ejecutar la sentencia. (Dt.17,7).
Yo aprobé su muerte. A pesar de todo, hoy siento que el Señor me perdona y me quiere. Nos veremos otro día. Hasta entonces, amigo Saulo, dame un apretón de manos.
VE Y LO CUENTAS
GESTO DE SOLIDARIDAD
Quizás hayas oído que nuestra diócesis hace cada año una pere-grinación; este año fueron a Tierra Santa 210 personas. Nos habíamos propuesto ayudar a la comunidad cristiana que allí se encuentra, que
lo está pasando mal. La colecta del día del Corpus la dedicamos a esta causa y en la peregrinación, nuestro obispo, con todos los peregrinos, le entregaron a CARITAS de JERUSALÉN la cantidad de CIEN MIL euros que recogimos en la diócesis para que pudieran comprar una UVI móvil. D. Ramón también entregó 3.050 € a los padres Francisca-nos para que puedan seguir viviendo allí. Anda ¡Cuéntalo a tus amigos!
LO QUE NO VENDE
Hay una generación que yo llamo "DE ORO" y es la de esas mujeres que entendieron que su vida solo tenía un sentido: AMAR; y se entregaron sin condiciones, a fondo perdido, renun-ciando a sus derechos, aceptando aque-llo de S. Pablo: "ser esclavas del amor" y jamás pidieron algo para sí, y se con-formaron con un gesto sencillo que les hicimos en un momento, cosa que le dieron un valor incalculable; y fueron capaces de entenderlo todo, soportarlo todo, excusarlo todo, perdonarlo todo. Esas mujeres son el referente más cer-cano y exacto del amor del que Cristo nos habló. Son esas mujeres que en estas fechas recordamos con un cariño entrañable y con una gran nostalgia de que desaparecieran de la tierra, pues gracias a ellas todavía se puede vivir en este mundo, pues nos dejaron un rastro de amor insuperable. Pero eso no sale hoy en los periódicos, ni se hacen leyes para ellas, ni se les levantan monumen-tos, ni aparecen en las revistas. A esa gente, incluso, la llamamos trasno-chada.
EN ESTA SEMANA
Día 3: - 7 p.m. reunión con moni-tores de asambleas familiares Día 4: - 6 p.m. Reunión con padres de 2º curso Día 5: - 6 p.m. Reunión con pa-dres de 1º curso Día 6: - 6 p.m. Reunión con padres de 3º curso
FELIZ SEMANA
En este domingo, en que tenemos muy vivo el recuerdo de todos nuestros seres que-ridos que han muerto, queremos tener presente y enviar nuestro saludo fra-terno y solidario a todas esas personas que en fechas muy cercanas han per-dido un ser querido y aún les cuesta aceptar que su hueco está vacío en la casa. Apoyados en la fe y la esperanza que nos dejó Je-sús, queremos de-cirles que levan-ten la cabeza y se impongan al do-lor; Cristo venció la muerte y esta-mos seguros que ellos están hoy a nuestro lado, son nuestros ángeles custodios que velan por nuestras vidas. Ellos nos sostienen para poder seguir luchando y encon-trándole sentido a la vida. Sabed que nos tenéis a vuestro la-do