La Cabria, nº 376


HOJA PARROQUIAL DE
S. JOSÉ DE LINARES
DOM. –IV- del T.O –A-
29 de enero de 2017
Año -X- Nº 376

EDITORIAL

ENTREVISTA AL PAPA FRANCISCO

El Papa concedió el viernes 20 de enero una entrevista a El Pais en el que abordaba diversos temas de la actualidad de la Iglesia y del mundo.

Lo primero que nos ha llamado la atención de sus palabras es la tremenda humanidad que encierran, aludiendo en numerosas ocasiones a su imperfección, a su carácter de pecador, derrochando humildad a raudales.

Sobre la vida de la Iglesia habla con una enorme naturalidad en un medio de los que habitualmente más difunden una imagen de teorías conspirativas en un entorno oscuro y enigmático. Por el contrario, el Papa habla de una Iglesia constituida por hombres y, por tanto, santa y pecadora a la vez, alejando esa absurda imagen de confrontación entre los “progresistas” y los “conservadores”.

También trata de poner el foco de atención en las grandes injusticias del momento, fundamentalmente la crisis de las migraciones y el aumento de la desigualdad.

Y, finalmente, advierte de un peligro del mundo de hoy: el de que los pueblos se rindan a los pies de “nuevos mesías” que pretendan darles las respuestas que quieren oír en medio de la desesperación, al igual que ocurrió en los años 30 del siglo pasado en la Alemania que encumbró a Hitler: “En momentos de crisis, no funciona el discernimiento y para mí es una referencia continua. Busquemos un salvador que nos devuelva la identidad y defendámonos con muros, con alambres, con lo que sea, de los otros pueblos que nos puedan quitar la identidad. Y eso es muy grave. Por eso siempre procuro decir: dialoguen entre ustedes, dialoguen entre ustedes.”

PALABRA DE DIOS 

Lectura del Profeta Sofonías 2, 3; 3, 12‑13

Buscad al Señor los humildes de la tierra, los que practican su derecho, buscad la justicia, buscad la humildad, quizá podáis resguardaros el día de la ira del Señor.

Dejaré en ti un resto, un pueblo humilde y pobre que buscará refugio en el nombre del Señor. El resto de Israel no hará más el mal, no mentirá ni habrá engaño en su boca. Pastarán y descansarán, y no habrá quien los inquiete.

Palabra de Dios 

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 26‑31

Fijaos en vuestra asamblea, hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso.

Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.

A él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención.

Y así —como está escrito—: «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».

Palabra de Dios 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo». 

Palabra del Señor 

NOS HABLA EL PAPA 

Ya en la “Humanae Vitae” Pablo VI dejó bien claro que el fin primero del matrimonio era el amor, frente a la procreación, que era lo que se venía manteniendo 

“Por otra parte, con frecuencia presentamos el matrimonio de tal manera que su fin unitivo, el llamado a crecer en el amor y el ideal de ayuda mutua, quedó opacado por un acento casi excluyente en el deber de la procreación”.

Incluso se ha creído o se ha dado por hecho que la pareja que se casa ya sabe y tiene todos los medios para llevar adelante su responsabilidad, sin darnos cuenta que es todo un proyecto de amor en el que se embarcan y necesita un acompañamiento para que pueda realizar dicho proyecto y equivocadamente se ha dado esto por supuesto llevándonos a experimentar desgraciadamente muchos fracasos que se podrían haber evitado.

MI ABUELITO 

Estoy seguro de que esta historia es parecida a la de mucha otra gente, pero es mi historia, aquella que puedo escribir en primera persona. He sentido la necesidad de contarla al raíz de que empecemos a darle un espacio en nuestra hoja a los enfermos.

Mi abuelito era ya bastante mayor cuando yo empecé a tener recuerdos. Los primeros que tengo de él es de cuando llegaba a lomos de su burra a nuestra parcela -nunca se sacó el carné de conducir ni tuvo coche, entre otras cosas porque no sabía leer-. Se oían los pasos cansinos de la pobre burra primero, a lo lejos, y luego, conforme se acercaban, los niños acudíamos corriendo porque siempre nos traía gusanitos.

Cuando ya no le quedaron fuerzas para trabajar más por sí solo, vendió su querida burra. Se la vendió a un albañil, quien la reventó con la primera carga de ladrillos, el muy bestia.

Luego empecé a formar parte de su vida porque le fallaban las piernas. Yo fui sus piernas y sus brazos durante unos años. Él me indicaba como cavar los arriates, plantar el huerto, regar… No fui un buen hortelano. El pobre a veces se desesperaba porque yo sólo quería acabar la tarea para irme a jugar, pero ahora guardo en mi interior el recuerdo de esos momentos como uno de mis tesoros más preciados de la infancia.

Luego ya no pudo apañarse ni con su “cayao” y no podía salir de casa. Sufría pequeños ictus que lo iban apagando poco a poco. Por entonces yo ya estudiaba fuera y cuando llegaba los viernes al pueblo lo primero que me decía mi madre era “Ve a ver al abuelo”. Y allá que iba yo. A hablar con el abuelo del tiempo, de lo poco que llovía, de a cuántos duros habíamos cogido los aguacates. Me preguntaba qué estudiaba y yo era capaz de explicarle el qué, así que para resumir le respondía que para maestro. A él, que no pasó de gañán, le parecía increíble tener un nieto maestro. Lo de mi hermana fue peor: cada vez que le preguntaba qué estudiaba y le decía que Medicina, se echaba a llorar: ¡cómo iba a tener él una nieta médico!

Al final se nos fue, como es ley de vida. Pero yo no lo olvido. Me arrepiento de no haberlo acompañado más, de no haberle hecho más llevadera la soledad, pero sé que estuve ahí, que lo quise a rabiar y que me quiso con locura. Por eso me atrevo a darle un consejo a nuestros jóvenes: no desperdiciéis la oportunidad de estar con vuestros mayores. Sé que es difícil que me hagáis caso, porque, como decía mi abuelo, la vida es como una reata... ¿Que no sabes qué es una reata? Pregúntale a tu abuelo: igual lo sabe; eso, y mucho más.

LA QUEJA DE UN ENFERMO 

Déjame que te confiese algo que me está pasando y que me hace sufrir: siento dolores en todo mi cuerpo, veo cómo poco a poco mis órganos van fallando y las fuerzas se me van apocando; la vista me falla mucho y el oído también; mis manos se me están deformando por el dolor de esta artritis que me mata; la columna no me deja vivir y mis piernas ya no me aguantan el peso de mi cuerpo; apenas como, pues el estómago no me admite nada y el médico no hace más que decirme que debo perder peso; yo no sé qué hacer ya, me da hasta vergüenza, pues tengo la sensación de que es cuento lo que tengo y ya me resisto hasta ir al médico, para que siempre me repitan la misma cantinela, sin ni siquiera detenerse a mirarme; en lugar de explorarme, se dedica a mirar al ordenador y vuelve a repetirme la misma receta, para que siga tomando esos malditos medicamentos que me están haciendo polvo”.