La Cabria, nº 373

HOJA PARROQUIAL DE
S. JOSÉ DE LINARES
BAUTISMO DEL SEÑOR –A-
8 de Enero de 2017
Año -X- Nº 373

EDITORIAL

AMOR SOBRENATURAL

Es el comienzo de un nuevo año y, ¿por qué no?, un buen momento para plantearnos lo que a veces podemos dar por hecho y que, sin embargo, está en el mismo fondo, en los mismos pilares de nuestras creencias fundamentales.

He aquí una pregunta sencilla: ¿por qué nos amamos? Por ejemplo, ¿por qué aman unos padres a sus hijos, o un hombre o una mujer a su pareja? Haciendo de abogados del diablo, tendríamos que reconocer que puede haber una razón muy poco trascendente: ese amor, desvestido de todo, puede que no sea más que fruto de la necesidad natural del mantenimiento de la especie. Al fin y al cabo, también se aman los animales entre sí. Es más, visto lo visto, hay veces que los animales aman más y mejor que algunos humanos.

También podemos pensar en ese amor entre personas que no son familiares directos, entendido como ese tipo de sentimiento altruista que nos conduce a colaborar unos con otros, a ayudarnos con el único fin de lograr una comunidad mejor. Pero no nos equivoquemos, porque eso tampoco nos distingue de algunos animales, que también practican ese tipo de relación de ayuda (ver este artículo: https://goo.gl/K966ao).

Así que si queremos buscar la esencia que nos hace diferentes a los seres humanos de los animales hay que pensar en otro tipo de amor, y de nuevo, ¡cómo no!, tendremos que encontrar la respuesta en el Evangelio, donde lo que aparece no es un amor natural, sino trascendente y diferente, que sólo cabe calificar de sobrenatural. Y será bueno que no olvidemos que es ese amor el que tiene que barnizar cualquier otro tipo relación entre personas de los que queramos llamarnos seguidores de Cristo.

PALABRA DE DIOS 

Lectura del Profeta Isaías 42, 1‑4. 6‑7

Esto dice el Señor: 

Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.

Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.

No gritará, no clamará, no voceará por las calles. 

La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará.

Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará hasta implantar el derecho en la tierra y sus leyes, que esperan las islas.

Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he tomado de la mano, te he formado y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.

Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas.

Palabra de Dios 

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 10, 34‑38

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

—Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.

Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.

Palabra de Dios 

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 3, 13‑17

En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.

Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: -Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?

Jesús le contesto: -Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.

Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía:

“Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto.”

Palabra del Señor 

NOS HABLA EL PAPA 

El Papa ha venido apuntando algunos aspectos positivos que se están dando en el mundo que vivimos y hay que aprovecharlos, pero todo esto que venimos diciendo, cuando lo aplicamos a la familia, si se tienen en cuenta todos estos prejuicios, a la hora de establecer una relación, el matrimonio se convierte en un riesgo que nadie quiere asumir y la familia se convierte en una especie de posada en donde cada uno va, coge lo que desea y le conviene y no se compromete a nada más, y se convierte la familia en “un lugar de paso, al que uno acude cuando le parece conveniente para sí mismo, o donde uno va a reclamar derechos, mientras los vínculos quedan abandonados a la precariedad voluble de los deseos y las circunstancias”. 

En la mentalidad que se impone, en donde todo tiene la misma valoración, es muy fácil confundir los términos y sacar conclusiones erróneas como: “confundir la genuina libertad con la idea de que cada uno juzga como le parece, como si más allá de los individuos no hubiera verdades, valores, principios que nos orienten, como si todo fuera igual y cualquier cosa debiera permitirse.”

Lógicamente, esta mentalidad aplicada a la relación de la pareja matrimonial, termina destruyendo cualquier proyecto ya que lo único que se valora o se sostiene son las conveniencias de cada uno en los momentos que interesan y lo que a cada uno le apetece según sus caprichos. 

Ciertamente, nadie se fía de nadie y se teme el abandono y la soledad, que es la conclusión más inmediata y en el fondo se desea “un espacio de protección y de fidelidad, pero al mismo tiempo crece el temor a ser atrapado por una relación que pueda postergar el logro de las aspiraciones personales” (34).

¿UN MUNDO MEJOR? 

Hemos leído en un artículo reciente en El Pais (https://goo.gl/QDZZOt, 30/12/2016) que “Los datos señalan que la humanidad está en la mejor situación de su historia”. Nada menos. ¿Sorprendente? Al parecer, si nos ceñimos a “los datos”, hemos mejorado en los últimos 50 años más que en toda la historia conocida. Hay menos hambre, menos guerras, más acceso a la salud, y todo ello se ha traducido en un aumento espectacular de la esperanza de vida y, por ejemplo, en un descenso enorme de la mortalidad infantil (“En 1960, según datos de la OMS y el Banco Mundial, de cada cinco niños uno se moría antes de cumplir cinco años; ahora sobreviven 19 de cada 20”).

Puede que sea bueno saberlo, fundamentalmente porque hay mucha gente que piensa y dice sin rubor que este mundo no tiene remedio y que es mejor que cada uno se ocupe de su pedacito de mundo porque no merece la pena intentar arreglar el resto. Pues no: esos datos ponen de manifiesto que otro mundo es posible y que merece la pena, y la alegría, luchar por conseguirlo.

Pero, ¡ojo!, también podría ocurrir que el demagogo de turno diga que no hay más que dejarse llevar, puesto que todo va mejorando conforme vamos haciendo las cosas. Nada más lejos. Primero de todo, aún hoy hay hambre, hay guerra y el acceso a la salud es casi imposible para gran parte de los seres humanos que viven en nuestro mundo, seres humanos cuyo sufrimiento sigue siendo un escándalo para la Humanidad entera. Y en segundo lugar, tampoco podemos dar por hecho que esa mejora de los datos es inexorable y que ya sólo queda dejarse llevar: de hecho, hay ciertas señales muy alarmantes que amenazan todo el camino andado, como las relacionadas con el cambio climático o el desafío del terrorismo islamista.

EL PAPA EN TWITTER 

"La humildad y la ternura no son virtudes de los débiles, sino de los fuertes." (En @Pontifex_es)

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