HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ
DE LINARES
DOM. Ascensión del Señor –A-
1-Junio 2014
Año VI- Nº 267
Editorial
VIAJE DEL PAPA FRANCISCO A TIERRA SANTA
Hemos terminado este tiempo de PASCUA, que ha estado marcado por uno de esos hitos que dejan marcada la historia de la humanidad y que, a partir de ahí, las cosas dejan de ser como eran y toman otro giro. Uno de esos hitos es el que acabamos de vivir con la visita del Papa Francisco a Tierra Santa, acontecimiento que ha pasado sin que nos demos cuenta, pues nos han tenido entretenidos con otros dos hechos que nos han captado todo el interés, hasta el punto que no le hemos prestado atención: el partido de fútbol y las elecciones al parlamento europeo.
Ahora que ya ha pasado todo creo que es bueno que nos detengamos un momento, aunque sea para echarle un vistazo a este acontecimiento que tiene la categoría de uno de los signos de los tiempos en los que el Espíritu santo no solo ha hablado, sino que ha gritado a la humanidad y lo hemos podido ver con nuestros ojos y escuchar con nuestros oídos, sin que nadie nos lo cuente.
Hemos podido ver a un HOMBRE con mayúscula que cree en el espíritu Santo y en Jesucristo y le ha perdido el miedo a todo y a todos y ha tenido todo el coraje de meterse en la boca del lobo decirles que viene a traer la PAZ, el PERDÓN la FRATERNIDAD que nos dejó Jesucristo y ha sido capaz de hablarle a los terroristas y traficantes de armas que están engordándose con la violencia que mantienen entre los pueblos; ha sido capaz de ir a darle un abrazo a nuestro hermano BARTOLOMÉ y decirle: “Dejemos a un lado los recelos que hemos heredado del pasado y abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo”, y recordarle a él y a todos nosotros que el único camino que conduce al cumplimiento de la voluntad de Dios es que todos sean uno, que empeñemos nuestra vida en construir la paz y la fraternidad. Un hombre que ha tenido todo el coraje de dirigirse al mundo musulmán y judío y pedirles que dejen de utilizar el nombre de Dios para ejercer la violencia y les ha invitado a venirse al Vaticano para rezar juntos y estrechar los corazones para construir un mundo fraterno en el que se respete a la persona y a la tierra que es nuestra casa.
Sí, ¡cuánto bien nos haría a todos coger el reto que nos lanza y empezar a ponerlo en práctica en todos los niveles, estamentos e instituciones, sobre todo viendo este mundo viejo, corrompido, destrozado que hemos montado al que le hemos borrado el horizonte del futuro!
Palabra de Dios
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 1‑11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo, y: enseñando hasta el día, en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos les recomendó:
—No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.
Ellos lo rodearon preguntándole:
—Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar la soberanía de Israel?
Jesús contestó:
—No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo.
Dicho esto, lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
—Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse.
Palabra de Dios
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 17‑23
Hermanos:
Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo, en todos.
Palabra de Dios
Final del santo Evangelio según San Mateo 28, 16‑20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
—Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Palabra del Señor
Vivir en la Iglesia
Vivir en conflicto XVIII
El punto de choque fuerte y constante de la iglesia primitiva estuvo siempre con los judíos, que es de donde nace la Iglesia: les cuesta enormemente aceptar que el antiguo pueblo ha terminado su cometido y que la ley ha sido superada. El Evangelio es la vida nueva que ha dado muerte a todo lo antiguo. Esto no se entiende ni se acepta y el choque es constante: la gente no se resigna a abandonar la seguridad que da la ley en la que han vivido durante tanto tiempo.
Del conflicto con los judíos pobres y sencillos que se han convertido y que les cuesta dar el paso, se derivan otros conflictos que se extienden a sacerdotes, fariseos, saduceos, prosélitos que no pueden dejar de ver en el templo y en la ley la presencia y la voluntad expresa de Dios. Esto no es algo que se supera así tan fácil y da lugar a diferentes reacciones que toman todos los colores imaginables; esto lo vamos a ir viendo detenidamente.
“Mientras Pedro y Juan estaban aún hablando a la gente, se presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos; todos ellos se sentían muy molestos porque enseñaban al pueblo y afirmaban la resurrección de los muertos a propósito de Jesús. Los apresaron y los pusieron bajo custodia hasta el día siguiente, pues ya estaba anocheciendo” (Hch. 4,1-3)
Y como veían que mucha gente escuchaba con agrado, decidieron pararlo, pues si lo dejaban todo el pueblo se llenaría de estas ideas…
“Tratemos al menos de que esto no siga extendiéndose entre el pueblo; los amenazaremos para que no hablen ni prediquen más ese Nombre ante ninguna persona.” Llamaron, pues, a los apóstoles y les ordenaron que de ningún modo enseñaran en el Nombre de Jesús, que ni siquiera lo nombraran.
Se han aliado los reyes de la tierra y los príncipes se han unido contra el Señor y contra su Mesías… Ellos escuchaban rechinando los dientes de rabia y querían matarlos. (Hch. 5,17-18. 26. 33)
El problema es el mismo de todos los tiempos y de todos los poderosos: se trata de adormecer al pueblo, quitarle la capacidad de pensar, de hacer una valoración de las cosas y de tomar decisiones, entonces consideran elementos peligrosos y desestabilizadores a aquellos que hablan claro y le exponen al pueblo la verdad y se los quitan de en medio bajo el razonamiento de velar por la seguridad nacional.
“Mandaron entrar de nuevo a los apóstoles. Los hicieron azotar y les ordenaron severamente que no volviesen a hablar de Jesús Salvador. Después los dejaron ir”. (Hch. 5,40)
“Se le echaron encima algunos de la sinagoga llamada de los libertos y otros llegados de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, y se pusieron a discutir con Esteban, pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Al no poder resistir a la verdad, sobornaron a unos hombres para que afirmaran: “Hemos oído hablar a este hombre contra Moisés y contra Dios.”
Con esto crearon agitación en el pueblo, entre los ancianos y los maestros de la Ley; luego llegaron de improviso, lo arrestaron y lo llevaron ante el Sanedrín. .” (Hch. 6, 9)
Ve y lo cuentas
Con respecto al viaje del Papa Francisco, desde el primer momento dijo que su viaje no era “político”, sino que iba con el mensaje de paz que le ha dejado Jesucristo y esa tónica ha venido manteniendo en todo el itinerario; ha roto todos los esquemas, desde perderle el miedo a ser asesinado, exponiéndose sin protección, hasta enfrentarse con las autoridades que están en lucha y prestándole atención a los que sufren y que no tienen posibilidad de que nadie los escuche. Francisco se ha convertido –como lo calificó el Patriarca Latino de Jerusalén-: “Usted es el bautista de nuestro siglo, que prepara el camino para nuestro Salvador”.
Un discurso conmovedor ante el recuerdo del holocausto lo convirtió en oración del que escojo un pequeño trozo: “En este lugar, memorial de la Shoah, resuena esta pregunta de Dios: "Adán, ¿dónde estás?". “Esta pregunta contiene todo el dolor del Padre que ha perdido a su hijo… -y calificó el Holocausto como “una tragedia inconmensurable”.
“Hombre, ¿dónde estás? Ya no te reconozco. ¿Quién eres, hombre? ¿En qué te has convertido? ¿Cómo has sido capaz de este horror? ¿Qué te ha hecho caer tan bajo?”. Esto no ha sido ni querido ni aceptado por el aliento de Dios ni por el polvo de la tierra; el Papa Francisco preguntó al hombre: “¿Quién te ha corrompido? ¿Quién te ha desfigurado? ¿Quién te ha contagiado la presunción de apropiarte del bien y del mal? ¿Quién te ha convencido de que eres dios?” y describió lo que fue el Holocausto: “No sólo has torturado y asesinado a tus hermanos, sino que te los has ofrecido en sacrificio a ti mismo, porque te has erigido en dios”.
“Señor, escucha nuestra oración, escucha nuestra súplica, sálvanos por tu misericordia. Sálvanos de esta monstruosidad. Señor omnipotente, un alma afligida clama a ti. Escucha, Señor, ten piedad… Danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría…”.Francisco finalizó, con un grito desgarrador: “¡Nunca más, Señor, nunca más!”
En esta semana
Dias 6-7 y 8 Triduo a La Virgen de la Consolación, titular de la Cofradía de los Estudiantes.