HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ
DE LINARES
DOM. 6º De Pascua –A-
25-Mayo 2014
Año VI- Nº 266
Editorial
Camino, verdad y vida
Los que no tenemos la suerte de ver a nuestros mayores más que de tarde en tarde nos damos cuenta, cuando los visitamos, del paso del tiempo en ellos. Pero es la misma sensación de los que veis cómo crecen los hijos propios o de otros. La vida pasa mientras nosotros nos ocupamos y preocupamos del día a día: el trabajo, la casa, los estudios… Es una de las realidades más simples pero a la vez que más nos cuesta admitir: somos seres mortales que tenemos nuestros días contados en este mundo y, aunque eso debiera marcar nuestra forma de vivir, parece más bien que nos empeñamos en mirar hacia otro lado, en ignorar lo que es innegable.
Este domingo pasado la Palabra nos recordaba a Jesús diciendo “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Es una frase de extremada simplicidad pero de una profundidad abismal. Si la entendiéramos y la aceptáramos tendríamos todo un programa de vida encerrado en su interior.
Él es Camino: es decir, es la senda que nos conduce en la dirección correcta. No hay que preocuparse nada más que de seguirlo; no hay posibilidad de pérdida.
Él es la Verdad, personifica en sí la Verdad con mayúsculas: un hombre, nacido de mujer como cualquiera de nosotros, que se reconoce como Hijo de Dios, que se entrega a los demás por el único sentimiento que merece realmente la pena, el Amor; que como hombre, muere, pero que resucita venciendo a la muerte y nos anuncia que no hay que tener miedo, que él ya la ha vencido.
Y es la Vida, la auténtica vida que trasciende a ésta que, como empezábamos describiendo, se nos escapa de las manos como granos de arena. Vivir en plenitud es aceptarlo a Él. “Yo soy la resurrección y la vida: quien cree en mí, vivirá para siempre”.
Este pasado domingo, precisamente, moría Luis, un buen amigo de uno de nosotros. Un anciano ya, apenas un hilo de vida lo mantenía aún en este mundo. Pero acompañando a la familia, rodeado de sus muchos hijos y más nietos, de todas las personas que en vida vimos en él a un cristiano de los pies a la cabeza, vi todo el sentido de la frase de Jesús. No había llanto ni dolor, sino sólo gratitud y esperanza, porque Luis había seguido el Camino, había reconocido la Verdad y había alcanzado por fin la Vida.
Palabra de Dios
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 8, 5‑8. 14‑17
En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaría y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.
Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaría había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no había bajado sobre ninguno, estaban solo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
Palabra de Dios
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 3, 15‑18
Hermanos:
Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal.
Porque también Cristo murió una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. Murió en la carne, pero volvió a la vida por el Espíritu.
Palabra de Dios
Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 15‑21
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis porque vive con vosotros y está con vosotros.
No os dejaré desamparados, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis, y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.
Palabra del Señor
Vivir en la Iglesia
Vivir en conflicto XXVII. Aceptar que nos hemos equivocado…
Lógicamente, cuando alguno de éstos, que lo hemos visto decir y hacer disparates, se da cuenta de su error e intenta rectificar, le cuesta trabajo desandar lo andado y recuperar la confianza, pues ha hecho demasiado daño, como para exigir que los demás pasen la hoja y crean en él. Este es uno de los conflictos que muchas veces se da en la comunidad y crea fricciones, pues la desconfianza conquistada por las actitudes pasadas, no es cosa fácil borrar y se necesita de una gran dosis de perdón que solo con la ayuda de Dios se obtiene. Tendrá que demostrar que aceptó su equivocación, pedir perdón por el daño que hizo y entrar en el camino de la verdad; es el caso típico de Pablo.
“Ananías le respondió: “Señor, he oído a muchos hablar del daño que este hombre ha causado a tus santos en Jerusalén. Y ahora está aquí con poderes del sumo sacerdote para llevar presos a todos los que invocan tu Nombre.” (Hch. 9,13-14)
Otra de las fuentes de problemas es la interpretación que se hace de las costumbres, sobre todo cuando hay que compaginarlas con la doctrina, pues llegan momentos en que no se sabe qué es más importante: la costumbre o la verdad: nos encontramos con un hecho en el que Pedro se equivoca y da su visión recibida por la tradición frente a la realidad nueva que le ha traído Jesús:
“Vio el cielo abierto y algo que descendía del cielo: era como una tienda de campaña grande, cuyas cuatro puntas venían a posarse sobre el suelo. Dentro había toda clase de animales cuadrúpedos, reptiles y aves. Entonces una voz le habló: “Pedro, levántate, mata y come.” Pedro contestó: “¡De ninguna manera, Señor! Jamás he comido nada profano o impuro.” La voz le habló por segunda vez: “Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.” Esto se repitió por tres veces. Después aquella cosa grande fue levantada hacia el cielo. (Hch. 10, 11-16)
Y siguiendo esta misma tónica, los miembros de la comunidad no entienden que se hagan muchas cosas que la ley de Moisés no permitía, pero que con Cristo han quedado superadas y, entonces, la misma comunidad de Jerusalén le reprocha a Pedro el que entre y se trate con los paganos, pues, según la antigua ley esa acción lo convertía en un ser impuro:
“¡Has entrado en la casa de gente no judía y has comido con ellos!” (Hch. 11,3)
Cuando ven estos cambios en los primeros cristianos desconciertan no solo a los de dentro de la comunidad judía, sino también a los de fuera, como le ocurre al capitán romano que conoce a Pablo y ahora, cuando lo ve cómo ha cambiado, no puede creer que sea él y lo confunde con un guerrillero egipcio:
“¿No eres, entonces, el egipcio que últimamente se rebeló y llevó al desierto a cuatro mil terroristas?” (Hch. 21,38)
Ve y lo cuentas
Meriam Yehya Ibrahim, de 27 años, es una madre de un hijo de año y medio y embarazada de ocho meses que ha sido condenada a muerte en Sudán por, supuestamente, renunciar a la fe musulmana que estaba obligada a abrazar de nacimiento porque su padre, que nunca estuvo presente en su infancia, era musulmán. Ella fue criada por su madre en la fe cristiana y así se reconoce: “No soy apóstata, soy cristiana”, declaró al juez. Éste, en su condena afirmó, “Le hemos dado tres días para que se retractara, pero como usted insiste en no volver al Islam la condeno a morir en la horca”.
Esto es lo que hay. A no ser que las movilizaciones que han comenzado a extenderse por todo el mundo paren esta barbaridad, morirá en la horca dentro de poco.
Lo que no vende
Comentando esta terrible noticia con alguien cercano, nos decía: “Pues hasta hace poco, esto es lo que hacíais vosotros, los cristianos, con la Inquisición”. Dan ganas de echarse a llorar. ¡Qué bien le vienen a algunos los errores del pasado para justificar las barbaridades del presente!
En cualquier caso, tengamos cuidado de hacer cosas y tomar posturas que puedan inducir a crear esos prejuicios de las que después tengamos que pedir perdón.
En esta semana
Día 30 - 5´00: Reunión con todos los catequistas para evaluar el curso y plantear posible programación para el próximo curso.
Feliz semana
Felicitamos desde nuestra CABRIA a todos los niños que han hecho esta semana la PRIMERA COMUNIÓN. Con este acontecimiento han sido admitidos por la comunidad a la MESA DEL SEÑOR, esperamos que no dejen su puesto vacío.