La Cabria, nº 265

HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES
DOM. 5º De Pascua –A-
18-Mayo 2014
Año VI- Nº 265

Editorial

En las últimas semanas la noticia del secuestro de 200 jóvenes nigerianas por un grupo terrorista islamista ha movilizado a numerosos colectivos, gobiernos y horrorizado a la gente de bien.

Estas jóvenes, en su mayoría cristianas pero también musulmanas, fueron secuestradas cuando estaban en clase. Todas tienen la ilusión de poder estudiar una carrera y mejorar la vida de su pueblo y de su familia. Eso por lo que tantos años organizaciones como Manos Unidas, Cáritas Internacional y otras ONGs católicas vienen trabajando: proporcionarles oportunidades en su tierra para que puedan salir de la pobreza. 

Pero esto es precisamente lo que no quieren los grupos terroristas islámicos, que la mujer salga de su ignorancia, que sea capaz de pensar por sí misma, que pueda mejorar la vida de su familia y como consecuencia la de su pueblo. Es más fácil controlar, doblegar, manejar a un pueblo inculto, analfabeto, desesperado por la pobreza. “Educar a una mujer, es educar a un pueblo” y ellos lo saben y no están dispuestos a consentirlo, creen que con esta acción no solo se lo van a impedir a estas jóvenes, sino que el miedo de las familias de otras muchas chicas hará que no les permitan estudiar. 

Fueron secuestradas al grito de “acabaremos con la educación occidental para nuestras mujeres”, y se sospecha que han vendido ya algunas de ellas para casarlas. A otras las están violando, según testimonio de una de las jóvenes que pudo escapar y a todas las cristianas las están obligando a convertirse al islam.

El sufrimiento por el que estas jóvenes están pasando, nos sobrecoge. La intolerancia, la cerrazón, el fanatismo, sin duda destruye el corazón humano, embota la mente y convierte a la persona en una alimaña. Pedimos a Dios por la liberación de estas chicas, para que acabe su sufrimiento y el de sus familias, para que el bien se imponga sobre el mal.

Palabra de Dios

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 6, 1‑7

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los apóstoles convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron:

No nos parece bien descuidar la Palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra.

La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Simón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.

La Palabra de Dios iba cundiendo y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.

Palabra de Dios 

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 2, 4‑9

Queridos hermanos:

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.

Dice la Escritura:

«Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado.»

Para vosotros, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos es la piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular, en piedra de tropezar y en roca de estrellarse.

Y ellos tropiezan al no creer en la palabra: ése es su destino.

Vosotros, en cambio, sois, una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que nos llamó a salir de las tinieblas y a entrar en su luz maravillosa.

Palabra de Dios

Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 1‑12

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

—No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias si no, os lo habría dicho, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.

Tomás le dice:

—Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?

Jesús le responde:

—Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.

Felipe le dice:

—Señor, muéstranos al Padre y nos basta.

Jesús le replica:

—Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre?» ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también el hará las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy al Padre.

Palabra del Señor

Vivir en la Iglesia

Vivir en conflicto XXVI

El problema es el mismo de siempre que sigue repitiéndose en todos los tiempos y lugares: quien vive fuera y mira las cosas desde los moldes humanos, hace interpretaciones que producen tristeza, pues no hay ridiculez más grande que ver a un ignorante dar explicaciones de algo de lo que no tiene la más mínima idea; es lo que suele ocurrir con tanta frecuencia en nuestros días: gente que se confiesa atea o agnóstica y no tienen escrúpulo alguno de ponerse a hablar de lo que es la fe o la vida del Espíritu Santo en la iglesia; y lo triste es que cuando hablan, da la sensación de que dogmatizan y se sienten importantes escuchándose, pero no quieren admitir que no tienen idea de lo que dicen, si por lo menos admitieran su ignorancia…

“Y mientras Felipe corría, le oía leer al profeta Isaías. Le preguntó: “¿Entiendes lo que estás leyendo?” 31 El etíope contestó: “¿Cómo lo voy a entender si no tengo quien me lo explique?” En seguida invitó a Felipe a que subiera y se sentara a su lado.

El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste: Fue llevado como oveja al matadero, como cordero mudo ante el que lo trasquila, no abrió su boca. Fue humillado y privado de sus derechos. ¿Quién podrá hablar de su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra.

El etíope preguntó a Felipe: “Dime, por favor, ¿a quién se refiere el profeta? ¿A sí mismo u a otro?” Felipe empezó entonces a hablar y a anunciarle a Jesús, partiendo de este texto de la Escritura”. (Hch. 8,30-35)

Ve y lo cuentas

Hemos creado una sociedad no solo anestesiada contra la violencia, sino capaz de aplaudirla, hacer apología de la misma y apoyarla. Lo hemos visto, con el asesinato de la Presidenta de la Diputación de León, cuando aún estaba caliente el cuerpo, en las redes sociales se enaltecía y justificaba el asesinato, se alegraban, lo justificaban e insultaban a la víctima.

Una sociedad que es capaz de generar personas capaces de esto, es una sociedad muy enferma. La vida no tiene valor si no es en función de la ideología imperante, es esta ideología la que está por encima de la vida.

Lo vemos en la defensa radical del aborto que les lleva a insultar o agredir a quienes se manifiestan en contra o a profanar iglesias. Lo vemos en la defensa de la fecundación in vitro, donde se desechan centenares de embriones o se seleccionan, o se mantienen congelados hasta que hay que matarlos porque no pueden conservarse tantas cantidades, o la cadena de refrigeración se rompe y mueren. Lo vemos en la defensa de la eutanasia, en el genocidio de síndromes de Down dentro del vientre de la madre...

Una sociedad que legitima todo esto es una sociedad totalitaria, corrompida y herida de muerte, la misma muerte que defiende. Se nos llena la boca de valores, las leyes educativas, los currículos escolares, pero los valores se quedan en el papel porque no se viven ni se da ejemplo de ellos. Y a nuestros jóvenes los dejamos vacíos, sin criterios o referencias morales y éticas, bien “preparados” para que le puedan llenar el corazón y la cabeza de cualquier cosa.

Los primeros cristianos defendieron los valores evangélicos dentro de la sociedad romana corrupta moral y políticamente, a pesar de las durísimas persecuciones que sufrieron. ¿Y los cristianos hoy, nos hacemos notar como defensores de la vida, de la paz, de la justicia? Creemos que se nos nota poco, que estamos también anestesiados o asustados y no nos atrevemos a levantar la voz para no molestar ni que nos molesten. Si Jesús hubiera adoptado esta actitud ¿qué habría sido de nosotros?

En esta semana

Día 22 - 4´30: Confesiones de niños de 1ª comunión y de padres.
Día 23 - 4´30: Ensayo.

Feliz semana

Desde nuestra CABRIA queremos saludar al grupo de niños que hacen este domingo su primera comunión recordándoles que la comunidad les ha guardado un puesto dentro de la mesa Eucarística.