La Cabria, nº 250


HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES, Nº 250
4º DOMINGO - TIEMPO ORDINARIO

Editorial

Padres

Aquellos que hemos tenido la experiencia de firmar una hipoteca para comprar nuestra casa seguramente compartimos el “repelús” que da cuando el notario te lee la fecha de vencimiento del último recibo: pasarán (en el mejor de los casos, porque ¡qué triste lo que le está pasando a tanta gente que pierde su casa!) 15, 20, 30 años o más, y da un vértigo…

Hay otra experiencia, mucho más bonita, que también nos ha marcado a muchos de nosotros: el nacimiento de nuestros hijos. Lo que pasa es que la emoción del momento no nos hace caer en que ¡esa sí que es una hipoteca para toda la vida! Pero es que además, al contrario que los recibos del banco, que “sólo” hay que ir pagando mes a mes, los niños vienen sin manual de instrucciones, de manera que hay que ir improvisando, día a día: primero hay que enseñarles a coger el chupete para luego enseñarles a dejarlo, aguantar el pipí y la caca, andar, hablar… ¡Y eso sólo es el comienzo! No es una exageración decir que la tarea de ser padre o madre será, sin duda, la más ardua, pero a la vez la más importante de toda nuestra vida.

Por supuesto hay momentos de enorme satisfacción y otros de gran frustración porque, ¿cuántas veces hay que pedirle a un niño que se lave los dientes, por ejemplo, hasta que te hace caso? ¿O que estudie? ¿O que le hable con respeto siempre a sus hermanos? Si hubiera una cámara en nuestras casas que nos grabara cada vez que padres o madres perdemos los nervios por cosas así… 

¿Y cuántas veces tendremos que hablarles de Dios para transmitirles nuestra fe? Ese sí que es un problema delicado. Pero al final, tanto en las cosas más insignificantes como en esta, el secreto va a estar en permanecer. Seguramente lo mejor que podemos hacer a la vez que le decimos “¡Niño, estudia!” es trabajar nosotros honradamente, o cuando le pidamos respeto a sus hermanos no olvidar que tenemos que hablarnos todos en casa con el mismo respeto. Y, por supuesto, en el tema de la fe, tenemos que ser catequistas de obra más que de palabra, porque somos los cristianos más cercanos que nuestros hijos van a encontrar como ejemplo a seguir. Difícil pero apasionante tarea.

Palabra de Dios

Lectura del Profeta Sofonías 2, 3; 3, 12‑13

Buscad al Señor los humildes, que cumplís sus mandamientos; buscad la justicia, buscad la moderación, quizá podáis ocultaros el día de la ira del Señor.

Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor.

El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos.

Palabra de Dios.

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 26‑31

Hermanos:

Fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios.

Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.

Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.

Y así—como dice la Escritura—el que se gloríe que se gloríe en el Señor.

Palabra de Dios

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 1‑12a

En aquel tiempo, al ver Jesús al gentío subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos, y él se puso a hablar enseñándoles:

Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.

Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.

Dichosos los que tienen hambre y sed de 1a justicia, porque ellos quedarán saciados.

Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán «los Hijos de Dios.»

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Dichosos vosotros cuando os insulten, y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Palabra del Señor

Vivir en la Iglesia

VIVIR EN CONFLICTO -XIV-

-Los judíos habían considerado a Jesús un peligro para el sistema, pues puso en tela de juicio todo el montaje de opresión y prefirieron la esclavitud a la libertad; vivir en la corrupción antes que en la verdad y la fraternidad

“Él es la piedra que ustedes los constructores despreciaron, y que se ha convertido en piedra angular. No hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres ningún otro Nombre por el que debamos ser salvados.” Hch. 4,11-12

-Lógicamente, esta situación que los deja al descubierto es tremendamente molesta y quisieran hacerla desaparecer, pero es algo que no se puede esconder. El problema, entonces recae contra los creyentes:

“Pedro y Juan les respondieron: “Juzguen ustedes si es correcto delante de Dios que les hagamos caso a ustedes, en vez de obedecer a Dios. Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.” Hch. 4,19-20

-El conflicto es fuerte: si se sigue a Jesús, te pones en contra de lo establecido por la ley, aunque haya quedado claro que es una ley injusta e in humana, pero el que manda es el que manda.

“Les habíamos advertido y prohibido enseñar en nombre de ése. Pero ahora en Jerusalén no se oye más que la predicación de ustedes y, además, nos echan la culpa por la muerte de ese hombre. Pedro y los apóstoles respondieron: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Hch. 5,28-29

-Se pone en cuestión a quién seguir, a quién prestar obediencia frente a la verdad. El régimen establecido ha quedado claro y patente que va en contra de lo que Dios quiere. ¿A quién seguimos?

“El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de un madero. Dios lo exaltó y lo puso a su derecha como Jefe y Salvador, para dar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Hch. 5,30-31

-Por otro lado, el conflicto se introduce dentro de las mismas autoridades que les hace poner en duda lo que están haciendo: hay gente de buena voluntad que se plantea si es lícito seguir manteniendo unas leyes como las que tienen, pues no quisieran ponerse enfrentados a Dios, y la vida de los cristianos los está poniendo contra la espada y la pared.

“Pero si viene de Dios, ustedes no podrán destruirla, y ojalá no estén luchando contra Dios.” Hch. 5,39

Ve y lo cuentas

La teoría del desván

Hay por ahí una teoría, la teoría del desván, que dice que nuestro cerebro es una habitación con límite de capacidad, en la que cada recuerdo ocupa cierto espacio. Una vez no quede espacio, cada nuevo recuerdo supondrá desechar uno nuevo. Si fuera así, ¡qué importante decidir qué almacenar y que no! Probablemente la teoría se puede aplicar, en general, a las preocupaciones que nos comen el día a día: sólo somos capaces de asimilar un número finito, así que nos toca decidir qué es importante y que no. Y mira que hay cosas que nos preocupan: el trabajo, el dinero, las vacaciones, la hipoteca… Ojalá nos quede hueco para el amor, la familia, los hermanos que sufren… De nosotros depende.

Poema a la Virgen

Aunque muchos lo ignoren, Gloria Fuertes, además de una persona entrañable y una gran poetisa, fue una cristiana de enorme sensibilidad. Ya hemos puesto algún poema suyo alguna vez, y lo seguiremos haciendo: hoy os dejamos este que le escribió a la Virgen.

A NUESTRA SEÑORA 
DE LA MAYOR SOLEDAD

Solísima Sola,
¡qué sola quedaste,
con tu Hijo muerto
ahí de estandarte!

Viudísima Viuda
de tu San José.
¿Qué te queda ahora?
Espinas y sed.

Solísima Sola,
Vos, no os apuréis.
Yo también soy sola
y acompañaré
vuestra Soledad.

Vivimos muy cerca.
Yo os visitaré,
porque vuestro Hijo
me caía bien.

Gloria Fuertes