La Cabria, nº 248




HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES, Nº 248
2º DOMINGO - TIEMPO ORDINARIO

Editorial

«EMIGRANTES Y REFUGIADOS: HACIA UN MUNDO MEJOR»

Este domingo, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Migraciones. En el año 1914, durante el pontificado de Benedicto XV, se celebraba la primera de estas jornadas. El papa Francisco, al igual que sus predecesores, nos alumbra y estimula para la de este año 2014, que hace el número cien, con un mensaje de aliento y de esperanza: «Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor».

Con ellos y al servicio de ellos ha estado nuestra Iglesia durante estos cien años. Y con ellos queremos seguir estando, compartiendo sus gozos, esperanzas, tristezas y angustias, acogiendo sus dones, ofreciéndoles el amor y el dinamismo liberador que nacen de Jesucristo y de su Evangelio.

El papa Francisco va delante y nos estimula en nuestro empeño no solo con sus luminosas palabras, sino con el testimonio de su vida. Fue muy significativo que una de sus primeras salidas del Vaticano fuera para visitar la isla de Lampedusa, ese lugar que es el icono más expresivo de la reiterada tragedia de tantos emigrantes que dejan su vida en el mar o en los caminos. A la vez que elevaba su oración por los fallecidos, quiso, con su palabra y sus gestos, tan significativos, sacudir la conciencia de Europa y de toda la humanidad.

Las costas del sur de España saben también de esas tragedias, como lo saben tantos otros lugares donde van quedando enterradas tantas esperanzas, las esperanzas de los más pobres y sus luchas por la supervivencia. No es extraño que la compasión y la misericordia se conviertan, con frecuencia, en gritos de indignación y vergüenza ante tales tragedias. En un mundo rico, que se defiende impidiendo la entrada de los pobres, se necesitan, más que las “vallas”, la solidaridad, la acogida, la fraternidad y la comprensión. 

Os invitamos a leer tanto el mensaje del Papa Francisco como el de nuestros Obispos sobre las migraciones, iluminan lo que debe ser nuestra actitud y posicionamiento ante esta realidad (web diócesis de Jaén).

Fuente: Introducción del mensaje de los Obispos españoles para esta jornada.

Palabra de Dios

Lectura del libro de Isaías 49, 3. 5‑6

“Tú eres mi siervo (Israel) de quien estoy orgulloso.”

Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel, -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-:

Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.

Palabra de Dios.

Comienzo de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 1‑3

Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo, por voluntad de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Jesucristo, al pueblo santo que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo Señor nuestro y de ellos.

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

Palabra de Dios

Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 29‑34

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: -Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquél de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo.” Yo no lo conocía, pero ha salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.

Y Juan dio testimonio diciendo:

-He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre él.

Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.

Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.

Palabra del Señor

VIVIR EN LA IGLESIA 

VIVIR EN CONFLICTO -XII- LA FUENTE DE LOS CONFLICTOS

Venimos viendo cómo el “conflicto” parece ser la nota distintiva de la vida de la Iglesia que no es necesario buscarlo, pues surge por si solo desde todos los frentes; es la lucha de la luz contra las tinieblas que habla S. Juan en el prólogo de su evangelio

“El evangelio es una fuerza de vida nueva, que ha brotado de la resurrección de Jesús, transmitida por el Espíritu Santo y anunciada por los apóstoles: `Dios resucitó´ “ (Hch. 2,32) Éste es el foco principal del conflicto, pues no lo entiende nadie y pone al descubierto la equivocación y la estupidez de los hombres que se rebelan a aceptar los esquemas que plantea el Evangelio. Por eso para los griegos, esto es una locura y una estupidez que no tiene ni pies ni cabeza, que va en contra de todos los razonamientos; y para los judíos es un escándalo: no entienden que a través de lo que es un signo de degradación total como la cruz, eso venga a ser la fuente de la libertad y de la salvación…

La resurrección de Jesús es algo tremendamente conflictivo, pues pone en tela de juicio todo el orden existente, basado en la explotación del ser humano; todas las estructuras de poder que existen y que van destruyendo lo que encuentran y no piensan en otra cosa que en el dinero y en sus riquezas y mantienen al ser humano esclavizado, no pueden tolerar el mensaje del Evangelio, al que consideran la peor de las denuncias que no puede tolerar ninguno de los regímenes de este mundo; y esto va a ser una fuente constante de conflicto que, en el inicio, fue el motor incluso, de fuertes persecuciones, y hoy sigue siendo la piedra de choque de todas las estructuras de poder injustas que se han levantado y que luchan por acallarla y, si pudieran, la borrarían hasta del lenguaje.

Nos vamos a acercar a esta segunda generación de la Iglesia que nos encontramos en los Hechos de los Apóstoles y en las cartas que los apóstoles les escriben a las comunidades y, sobre todo, el gran libro de los conflictos que es el Apocalipsis de S. Juan.

Ahora nos vamos a detener a dar una ojeada al libro de los Hechos de los Apóstoles. Vamos a observar cómo desde el mismo comienzo, los apóstoles van de cárcel en cárcel sufriendo vejaciones de todo tipo sin otra razón que el testimonio que van dando de lo que Cristo ha predicado y ellos van repitiendo y poniéndo en práctica; como podemos observar, es tema de vital actualidad dentro de la Iglesia que se ha venido repitiendo en toda la historia generado cada vez por ángulos diferentes.

Ve y lo cuentas

Emigrantes y refugiados no son peones sobre el tablero de la humanidad. Se trata de niños, mujeres y hombres que abandonan o son obligados a abandonar sus casas por muchas razones, que comparten el mismo deseo legítimo de conocer, de tener, pero sobre todo de ser “algo más” 

La Iglesia, en camino con los emigrantes y los refugiados, se compromete a comprender las causas de las migraciones, pero también a trabajar para superar sus efectos negativos y valorizar los positivos en las comunidades de origen, tránsito y destino de los movimientos migratorios. Denunciando el escándalo de la pobreza en sus diversas dimensione: Violencia, explotación, discriminación, marginación, planteamientos restrictivos de las libertades fundamentales, tanto de los individuos como de los colectivos.

Precisamente estos aspectos caracterizan muchas veces los movimientos migratorios, unen migración y pobreza. Para huir de situaciones de miseria o de persecución, buscando mejores posibilidades o salvar su vida, millones de personas comienzan un viaje migratorio y, mientras esperan cumplir sus expectativas, encuentran frecuentemente desconfianza, cerrazón y exclusión, y son golpeados por otras desventuras, con frecuencia muy graves y que hieren su dignidad humana. 

Para la construcción de un mundo mejor, es imprescindible la superación de los prejuicios y preconcepciones en la evaluación de las migraciones. Se necesita por parte de todos un cambio de actitud hacia los inmigrantes y los refugiados, el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación –que, al final, corresponde a la “cultura del rechazo”- a una actitud que ponga como fundamento la “cultura del encuentro”, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor. (Papa Francisco)

Lo que no vende

Ningún medio de comunicación ha abierto sus noticias con las palabras del Papa y de los Obispos sobre este tema. Y sin duda son revolucionarias e interpeladoras. Esto no interesa porque sería poner delante de todos los “progres” a la jerarquía eclesiástica y esto no pueden consentirlo. Pero la realidad no puede silenciarse y la Iglesia ayuda desde Cáritas, Manos Unidas y otras organizaciones eclesiales a inmigrantes.

Cáritas de nuestra parroquia atiende a un gran número de inmigrantes y les ayuda en sus necesidades básicas: la mayoría de ellos son musulmanes. Nuestra comunidad ve en ellos hermanos que nos necesitan, hijos de Dios independientemente de la etnia o religión a la que pertenezcan.