La Cabria, nº 384

HOJA PARROQUIAL DE
S. JOSÉ DE LINARES
DOM. -IV- Cuaresma –A-
26 de marzo de 2017
Año -X- Nº 384

AMOR PARA SIEMPRE 

Hace unos días, hablando con unos jóvenes de lo bueno y conveniente que resulta el detenerse un momento antes de oficializar el compromiso matrimonial o aceptar que el amor se convierta en un sacramento para la Iglesia, ese momento podría ser el curso pre-matrimonial, aunque la preparación debería comenzar con algunos años de antelación… pero bueno, esto sería tema de un buen debate. 

El hecho es que a estos jóvenes les costaba aceptar que una persona se pueda comprometer de por vida en un proyecto de amor como el matrimonio; me decían: “Es que la vida puede dar muchas vueltas y pueden presentarse muchas circunstancias que pueden impedir la realización de aquello que en un momento la persona puede ver como un gran ideal”.

Los jóvenes no creían que sea posible sostener esta posibilidad en un mundo como el que vivimos. 

Si es que llega a tus manos esta hoja de nuestra comunidad, te ofrezco este testimonio que me acaba de llegar de dos personas que Dios me hizo el regalo de conocer: Dña. Rosita y D. José y que otra persona amiga me hace llegar: 

"Prefiero morir ahora, que prolongar mi muerte si no tengo tu amor". (Leonardo DiCaprio - "Romeo y Julieta")... Dos personas mueren hoy y yo sólo pude sentir ternura, qué emoción... tuve la certeza de que ese amor verdadero a prueba del tiempo y de las adversidades... ¡sí existe! Doña Rosita Cedeño y Don José Intriago. Ella 100 y Él 105 años de edad, con 77 años de matrimonio, mantuvieron su pedacito de cielo en la comunidad San Vicente de la parroquia Riochico en Manabi, cielo que seguramente tuvo nubes blancas, azules y grises también. Hoy le dieron vida a esa frase tan romántica: "Prefiero morir ahora que prolongar mi muerte si no tengo tu amor”. Fallecieron ambos Ella, Rosita tan sólo dos horas antes que Él. Seguramente Don José quiso asegurarse de que su amada partiera primero, pues nadie la amaría igual.

PALABRA DE DIOS 

Lectura del primer libro de Samuel. 1 Sam 16, 1b. 6-7. 10-13ª

EN aquellos días, el Señor dijo a Samuel:

«Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí».

Cuando llegó, vio a Eliab y se dijo: «Seguro que está su ungido ante el Señor».

Pero el Señor dijo a Samuel:

«No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, más el Señor mira el corazón».

Jesé presentó a sus siete hijos ante Samuel. Pero Samuel dijo a Jesé:

«El Señor no ha elegido a estos».

Entonces Samuel preguntó a Jesé:

«¿No hay más muchachos?».

Y le respondió:

«Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño».

Samuel le dijo:

«Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa mientras no venga».

Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y buena presencia. El Señor dijo a Samuel:

«Levántate y úngelo de parte del Señor, pues es este».

Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante.

Palabra de Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. Ef 5, 8-14

HERMANOS:

Antes erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el Señor.

Vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. Buscad lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciándolas.

Pues da vergüenza decir las cosas que ellos hacen a Pero, al denunciarlas, la luz las pone al descubierto, descubierto es luz.

Por eso dice:

«Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará».

Palabra de Dios

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 9, 1.6-9. 13-17. 34-38

EN aquel tiempo, al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento.

Entonces escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo:

«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)».

Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:

«¿No es ese el que se sentaba a pedir?».

Unos decían: «El mismo». Otros decían: «No es él, pero se le parece».

Él respondía: «Soy yo».

Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.

Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo».

Algunos de Los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado».

Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?».

Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?».

Él contestó: «Que es un profeta».

Le replicaron: «Has nacido completamente empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?».

Y lo expulsaron.

Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?».

Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?».

Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es».

Él dijo: «Creo, Señor».

Y se postró ante él.

Palabra del Señor

NOS HABLA EL PAPA 

El Papa nos invita a tomar conciencia del panorama que le estamos presentando a los jóvenes en el que se hace casi una utopía el pensar en formar un compromiso estable como puede ser una familia, pues independientemente de la cultura que se está imponiendo, se le presenta el ambiente laboral en donde las oportunidades que se le presentan de trabajo van en contra absolutamente de estos compromisos estables y duraderos 

« Aun a riesgo de simplificar, podríamos decir que existe una cultura tal que empuja a muchos jóvenes a no poder formar una familia porque están privados de oportunidades de futuro.

Sin embargo, esa misma cultura concede a muchos otros, por el contrario, tantas oportunidades, que también ellos se ven disuadidos de formar una familia ».14 En algunos países, muchos jóvenes « a menudo son llevados a posponer la boda por problemas de tipo económico, laboral o de estudio”. (40)

NUESTROS ENFERMOS 

Enfermo: Pero es muy triste ver que todo lo que has hecho no es reconocido.

La Cabria: Sin lugar a duda que lo es, y esa es la sensación que nos queda, pero la realidad es otra: quítate ese pensamiento; a tus hijos y a todos nos duele la situación y no, no estás ausente de nuestra vida, queremos que lo sepas, tu situación es la nuestra; tu vida está muy presente entre nosotros y desde dentro de la comunidad os sentimos vivos y presentes; tu dolor y tu sufrimiento no nos son indiferentes, es más, sabemos que con tu esfuerzo, con tus deseos de no ser una carga, con tu esfuerzo por hacer las cosas lo mejor que puedes, es para todos nosotros un signo de tu buena voluntad y de tu colaboración, porque el amor de Dios sea como tu escudo. 

EXTRACTO DE LA CARTA DE UNA MADRE DE ALQUILER A SU HIJO 

“Todas éramos adultas, libres, altruistas -nos decían- para tomar la decisión de hacer felices a otras personas. Pero no. Yo lo hice por dinero. Durante nueve meses dispusieron de mí: me obligaron a seguir una dieta específica, a no fumar, a no beber, a no tener relaciones sexuales con extraños; y me fueron pagando mes a mes, para tenerme controlada. El resto me lo dieron al final, todo junto, como a Judas. 

Sé que existen países en donde se puede comprar una esposa; yo no fui propiedad de ningún hombre, pero arrendé mi cuerpo. El contrato que firmé no me permitía ni siquiera abortar. Fui una ramera: el útero es más íntimo aún que la vagina. 

En la clínica –se me antojaba una granja de conejas parideras- en la que negociaban con nuestros vientres, nos insistían en que estábamos haciendo una obra de caridad, en que éramos buenas samaritanas; estéril alegato: una mujer rica jamás cederá su cuerpo para que una pobre pueda tener un bebé; es más, conociendo nuestras procedencias, los ricos ni nos dejarían entrar en sus hogares. 

Tus padres, bueno, los que pagaron por tí, eran una pareja de homosexuales acaudalados y esnobs. Una noche, en cama, los senos turgentes como un balón, el ombligo brotado como un níspero, mientras sentía tus piececitos golpear en mi conciencia sentí rabia: ‘Estos deben pensar que les cuesta igual a ellos echar un flato que a una mujer parir un hijo’. Seguro que lo entenderás cuando seas mayor. Espero que también se lo reproches: a mí me quedó lidiar con esta culpa que me mata; ellos tendrán apoyo psicológico y permiso por maternidad en su país”.