La Cabria, nº 383

HOJA PARROQUIAL DE
S. JOSÉ DE LINARES
DOM. -III- Cuaresma –A-
19 de marzo de 2017
Año -X- Nº 383

SAN JOSÉ TAMBIÉN DIJO SÍ

Pocas veces aparece San José en los evangelios, pero su persona fue imprescindible en la infancia de Jesús y en la formación de la Sagrada Familia. Al igual que María, José aceptó la misión que Dios le dio, de custodiar a María y a Jesús, de cuidarlos en los duros momentos del nacimiento y huida a Egipto. Se deja guiar por la voluntad de Dios, de forma humilde y serena, y nos da ejemplo de escucha y disposición al ser un testigo fiel del proyecto de la Encarnación. Esa vocación de servicio hace que la Iglesia nombre su onomástica como el día del Seminario, como ejemplo para cumplir con atención los designios que Dios tiene para sus servidores principales: los sacerdotes.

Pero la llamada no es un privilegio de unos cuantos: cada uno debemos de estar atentos a la nuestra, para al igual que José decir Si, para responder de forma humilde y honesta a la misión que Dios nos tiene encomendada.

Nuestra Parroquia de San José ha decidido reconocer la importancia de su persona, y lo que en sí representa, y queremos que sea el nexo de unión de todos los grupos que trabajamos en la misma (Ornato, Caritas, Catequesis, Cofradías, Liturgia, Visitadoras de Enfermos, etc.), elevando el día 19 de Marzo, a día de la Comunidad, en donde se comparta la Eucaristía, como signo de la resurrección de Cristo, la procesión de la imagen de San José, como signo de la misión que cada uno tenemos encomendada en nuestra Parroquia, y la mesa con lo que cada uno traiga de su casa, como signo de fraternidad. 

Se han realizado otros actos en torno a San José, como la proyección de una película de su vida, y de un concurso de dibujo dedicado a S. José como un Padre Bueno. 

Toda la Parroquia agradece a ese maravilloso grupo de mujeres, que han venido manteniendo con su tesón y cariño la imagen de San José, y lo que en sí mismo representa.

PALABRA DE DIOS 

Lectura del libro del Éxodo. Ex 17, 3-7

EN aquellos días, el pueblo, sediento, murmuró contra Moisés, diciendo:

«¿Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?».

Clamó Moisés al Señor y dijo: «¿Qué puedo hacer con este pueblo Por poco me apedrean».

Respondió el Señor a Moisés:

«Pasa al frente del pueblo y toma contigo algunos de los ancianos de Israel; empuña el bastón con el que golpeaste el Nilo y marcha. Yo estaré allí ante ti, junto a la roca de Horeb. Golpea la roca, y saldrá agua para que beba el pueblo».

Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y llamó a aquel lugar Masá y Meribá, a causa de la querella de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: «¿Está el Señor entre nosotros o no?».

Palabra de Dios

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos. Rom 5, 1-2. 5-8

Hermanos: Habiendo sido justificados en virtud de la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por el cual hemos obtenido además por la fe el acceso a esta gracia, en la cual nos encontramos; y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.

En efecto, cuando nosotros estábamos aún sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.

Palabra de Dios

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 4, 5-15. 19b-26. 39a. 40-42

EN aquel tiempo, llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob.
Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta.

Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber».

Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos).

Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva».

La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva? ¿Eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». 

Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna».

La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. Veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén».

Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad».

La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo».

Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo».

En aquel pueblo muchos creyeron en él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo».

Palabra del Señor

NOS HABLA EL PAPA 

Esta actitud que se deriva de una mentalidad así, da al traste con todo y se hace imposible el pensar en nada estable; todo se hace relativo, que lo que es bueno hoy, puede no serlo mañana, todo va a depender de las conveniencias del momento, pero en el centro de todo estará la persona que se incapacita de mirar otra perspectiva que no sea la personal:

El narcisismo vuelve a las personas incapaces de mirar más allá de sí mismas, de sus deseos y necesidades. Pero quien utiliza a los demás, tarde o temprano termina siendo utilizado, manipulado y abandonado con la misma lógica. 

Llama la atención que las rupturas se dan muchas veces en adultos mayores que buscan una especie de «autonomía», y rechazan el ideal de envejecer juntos cuidándose y sosteniéndose (39) 

NUESTROS ENFERMOS 

La Cabria: Te entendemos perfectamente y sufrimos a tu lado, pues es lo que nos espera a todos; tú piensa que ésta es la vida que hemos montado; lo podíamos haber hecho de otra manera, pero fue así como decidimos que fuera, ahora no nos queda más remedio que aceptar las consecuencias, cosa que a todos nos duele, pero ya no hay vuelta atrás.

LOS MISERABLES 

Caí en una honda tristeza, cuando se alegraba al darme las estadísticas del número de personas que asistimos a las Eucaristías dominicales: ¡Ya sois muy poquitos, y vais a desaparecer! Su áspera sonrisa escondía un siniestro gozo, un odio irrespirable a todo lo que significa Iglesia. Un clavo más en la cruz de Cristo, un nuevo hilo de sangre en su escarnecido cuerpo. Me propuse no dejarme vencer, su sacrificio no merecía mi derrota, ni la de tantos que luchamos por un mundo mejor, y me encontré que Cristo no estaba solo. Grupos de orantes, consolando a su Madre María, equipos que trabajan por los más desfavorecidos, voces que cantan la grandeza del Señor, misioneros que entregan su vida por llevar su Evangelio y su consuelo a todos los olvidados del mundo, religiosas que acompañan a niños y ancianos en los momentos más necesarios de su vida; y enfermos, miles de enfermos que se abrazan a las heridas de Cristo, que comparten con Él su sufrimiento, depositando su esperanza en la Eucaristía, llevada por gente maravillosa a sus casas, consagrada en la Santa Misa. Esa Misa que les llega a sus casas por la Tele cada domingo, dedicada para ellos, y desde su asiento o su cama, rodean el altar, y sienten como Cristo se da en Vida.

Y esos miserables, esos voceros del odio y de la mentira, esos que viven del cuento, que recogen lo que otros siembran, que te destruyen si no bailas a su armonía, quieren quitarles el consuelo, a tantos como Cristo ama, a tantos que a Cristo necesitan, eliminando la Santa Misa en la tele de su casa. ¿Seguiremos callados, dejaremos a Jesús otra vez solo, como hace 2000 años?