HOJA PARROQUIAL DE
S. JOSÉ DE LINARES
DOMINGO -3º- DE PASCUA
10 de Abril de 2016
Año -VIII- Nº 344
EDITORIAL
JORNADA POR LA VIDA
Este cuatro de abril, día de la anunciación en el que Dios decidió venirse a este mundo a vivir con nosotros, los obispos de España han hecho un comunicado muy interesante sobre el tema y parten de algo que no nos debe dejar impasibles, como es la hermosura de la creación que el salmista exclama: “Cuántas son tus obras, Señor y todas las hiciste con sabiduría” (Sal. 104,34)
Dios creó el universo y llamó a la existencia al hombre y a la mujer, a quienes les entregó todo para que poblasen la tierra y colaborasen con él enriqueciéndola y perfeccionándola, y termina el libro del Génesis diciendo: “Y vio Dios que era muy bueno lo que había hecho”
Pero pasados los siglos, parece que el hombre ha decidido cambiar los planes y este universo que recibió para perfeccionarlo transformándolo en el “hogar del ser humano y en el espacio donde reine el amor, la verdad, la justicia y la paz”: parece que eso está pasado de moda, eso es retrógrado y eso va en contra del progreso de la humanidad, y parece que todo el esfuerzo que se ha hecho porque el hombre sea cada vez más libre, más responsable, más fraternal… eso es algo de lo que hay que desprenderse y renunciar para volver a esquemas de muerte, de odio, de violencia, de atropello hasta el punto que se está poniendo la muerte como un derecho y un valor; en cambio, la vida hoy es algo obsoleto, trasnochado y caduco, propio de seres rancios y obsesionados por la religión ¡Como si la vida fuese un asunto de ideología!
Hasta el punto que nuestros obispos nos dicen: “La degradación ecológica, la depredación de los recursos naturales, los desequilibrios que nuestra actividad producen cuando obramos irresponsablemente, constituyen una ofensa y un abuso a la confianza que Dios ha depositado en nosotros al poner en nuestras manos una obra tan hermosa como es la creación”.
PALABRA DE DIOS
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 27b—32. 40b—41
En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo:
-“¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.”
Pedro y los apóstoles replicaron:
-“Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.”
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.
Palabra de Dios
Lectura del libro del Apocalipsis 5, 11—14
Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente:
“Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.”
Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos-, que decían:
“Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.”
Y los cuatro vivientes respondían: “Amén.”
Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Juan 21, 1—19
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: -“Me voy a pescar.”
Ellos contestan: -“Vamos también nosotros contigo.”
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: -“Muchachos, ¿tenéis pescado?”
Ellos contestaron: -“No.”
Él les dice: -“Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.”
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: -“Es el Señor.”
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: -“Traed de los peces que acabáis de coger.”
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: -“Vamos, almorzad.”
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: -“Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?”
Él le contestó: -“Sí, Señor, tú sabes que te quiero.”
Jesús le dice: -“Apacienta mis corderos.”
Por segunda vez le pregunta: -“Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”
Él le contesta: -“Sí, Señor, tú sabes que te quiero.”
Él le dice: -“Pastorea mis ovejas.”
Por tercera vez le pregunta:
-“Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: -“Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.”
Jesús le dice: -“Apacienta mis ovejas.
Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.”
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: -“Sígueme.”
Palabra del Señor
ECOS DEL PAPA FRANCISCO
EL ROSTRO DE LA MISERICORDIA
El Papa invita a que los sacerdotes tomen conciencia de la gran labor y el gran servicio que se presta a la humanidad estando siempre disponibles para administrar el perdón a todo aquel que lo pida; pero al mismo tiempo pide que cada sacerdote tome conciencia del papel que ha de realizar de ser verdadero signo de la misericordia de Dios.
“Nunca olvidemos que ser confesores significa participar de la misma misión de Jesús y ser signo concreto de la continuidad de un amor divino que perdona y que salva. Cada uno de nosotros ha recibido el don del Espíritu Santo para el perdón de los pecados, de esto somos responsables. Ninguno de nosotros es dueño del Sacramento, sino fiel servidor del perdón de Dios. Cada confesor deberá acoger a los fieles como el padre en la parábola del hijo pródigo: un padre que corre al encuentro del hijo no obstante hubiese dilapidado sus bienes”.
DIÁLOGOS DE LA CALLE
El otro día, mientras nos saludábamos y nos preguntábamos por la salud, un amigo me decía: “Si vas al médico, no digas jamás tu edad, quítate por lo menos ocho o diez años, porque como digas que estás cercano a los 70 no te escucharán ni te recetarán ni una pastilla de aspirina, pues tienen entendido que a partir de los setenta, lo que tienes que hacer es desaparecer cuanto antes”. Es decir: esto es una eutanasia encubierta. Una sociedad en la que el principio y el final de la vida lo desecha, porque lo considera improductivo, es una sociedad sin futuro, está acabada. Sea cierto o no, esto lo está percibiendo el pueblo.
DÍA DEL NIÑO NO NACIDO
El día de la Anunciación ha sido declarado como el día del Niño por nacer. En España, cientos de organizaciones a favor de la vida y de los derechos del niño desde su concepción vienen trabajando y manifestándose; en Latinoamérica se ha extendido también esta celebración y este año ha sido sonada la manifestación que se ha hecho en Perú de más de 750.000 personas en la calle exigiendo leyes que tengan en cuenta al niño antes de nacer… pero desgraciadamente lo que priman en nuestro mundo no son los derechos de las personas, sino los de intereses particulares, al servicio de los cuales están los políticos.