S. JOSÉ DE LINARES
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
27 DE MARZO de 2016
Año -VIII- Nº 342
EDITORIAL
Acercarnos a la Pasión y Muerte de Cristo, nos resulta más sencillo que acercarnos a su Resurrección. De hecho es común oír entre católicos la expresión “cómo nadie ha vuelto para decirnos lo que hay al otro lado...”, dicho de otro modo, la realidad es que no creen en ella. El calvario, está presente de una forma u otra, antes o después en las personas, el dolor y la muerte forma parte de la vida, pero creer que la resurrección también forma parte de nuestra vida, de nuestra existencia, eso ya para muchos es otra cosa.Sin embargo, como decía San Pablo, nuestra fe sin la Resurrección carece de sentido. Mª Magdalena, los apóstoles y discípulos pasaron por varias etapas hasta tener la certeza de su resurrección: desconfianza e incredulidad, recelo y duda, evidencia y convencimiento. A nosotros como creyentes nos puede pasar igual. Pero fue tal la fuerza de esta constatación para todos ellos, que su testimonio ha hecho que durante más de dos mil años miles de hombres y mujeres hayan pasado de la incertidumbre a la certeza.
Pero todas estas palabras se quedan huecas si, al escribir esto, no comunico mi experiencia de encuentro con Cristo Resucitado, no solo en la Eucaristía y en todos los sacramentos, donde se hace presente, sino en mi vida cuando pasé de la ceguera espiritual a la claridad de la Luz; constato a Cristo Resucitado a través de aquellas personas, cercanas o lejanas, que dedicaron o dedican su vida o parte de ella a aquellos más desfavorecidos u olvidados; aquellas, cuya vida es servicio desinteresado y pleno; son para mí también testimonio de Cristo vivo tantos y tantos cristianos perseguidos, mártires que se mantienen firmes en su fe. Cristo resucitó y vive entre nosotros, esa es nuestra gran alegría, lo que nos tiene que dar el coraje necesario para enfrentarnos a las dificultades que se nos presenten, con la confianza en que Él está con nosotros, que no nos ha dejado solos.
PALABRA DE DIOS
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37‑43
Hemos comido y bebido con él después de su resurrecciónEn aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
—«Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»
Palabra de Dios
Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
Palabra de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4
Buscad los bienes de allá arriba, donde está CristoHermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1‑9
Él había de resucitar de entre los muertos
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
—«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
Las páginas del profeta Isaías podrán ser meditadas con mayor atención en este tiempo de oración, ayuno y caridad: “Este es el ayuno que yo deseo: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no abandonar a tus semejantes. Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu herida se curará rápidamente; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: ‘¡Aquí estoy!’. Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si partes tu pan con el hambriento y sacias al afligido de corazón, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como al mediodía. El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan” (58,6-11).
Mons. Camillo Ballin, el Obispo responsable del norte de la región, ha comentado que ni los medios de comunicación ni la política han mostrado interés alguno por lo sucedido. «Nadie se ha movido. No interesa cuando es el cristianismo el que es atacado. Es la misma situación de Jesús: todos le han abandonado. Así sucede ahora con la Iglesia», subrayó que las cuatro religiosas de la Madre Teresa fueron asesinadas por odio a la fe cristiana. «Por ello se les puede denominar sencillamente mártires».
Mons. Ballin ve el martirio de las religiosas como expresión de la fuerza viva de la congregación de las Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa. «El martirio de estas religiosas nos confirma que su congregación continua estando cerca de Jesús, pues QUIEN SE ACERCA A JESÚS ESTÁ SIEMPRE UNIDO A SU PASIÓN Y MUERTE, SEGUIDAS DE LA RESURRECCIÓN». Los cristianos de la región están llamados a testimoniar a Jesús sufriendo violencia, la muerte de estas hermanas no es su fin, como tampoco la muerte de Jesús fue su fin. «Le siguió la resurrección», declaró el Obispo. (Fuente: www.ain-es.org)
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
—«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
ECOS DEL PAPA FRANCISCO
EL ROSTRO DE LA MISERICORDIA
El Papa nos invita a mirar el profeta Isaías que nos indica la forma más perfecta de realizar la penitencia que más agrada a DiosLas páginas del profeta Isaías podrán ser meditadas con mayor atención en este tiempo de oración, ayuno y caridad: “Este es el ayuno que yo deseo: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no abandonar a tus semejantes. Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu herida se curará rápidamente; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: ‘¡Aquí estoy!’. Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si partes tu pan con el hambriento y sacias al afligido de corazón, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como al mediodía. El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan” (58,6-11).
¡¡NO ES NOTICIA!!
El pasado 4 de marzo cuatro religiosas pertenecientes a la orden de la beata Madre Teresa, que trabajaban cuidando a personas de la tercera edad y discapacitadas, así como 12 colaboradores fueron asesinados en Yemen, supuestamente por extremistas islámicos. LaIglesia católica lamenta la indiferencia de la opinión pública mundial frente a estos asesinatos. Desde entonces se desconoce el paradero de un religioso procedente de India.Mons. Camillo Ballin, el Obispo responsable del norte de la región, ha comentado que ni los medios de comunicación ni la política han mostrado interés alguno por lo sucedido. «Nadie se ha movido. No interesa cuando es el cristianismo el que es atacado. Es la misma situación de Jesús: todos le han abandonado. Así sucede ahora con la Iglesia», subrayó que las cuatro religiosas de la Madre Teresa fueron asesinadas por odio a la fe cristiana. «Por ello se les puede denominar sencillamente mártires».
Mons. Ballin ve el martirio de las religiosas como expresión de la fuerza viva de la congregación de las Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa. «El martirio de estas religiosas nos confirma que su congregación continua estando cerca de Jesús, pues QUIEN SE ACERCA A JESÚS ESTÁ SIEMPRE UNIDO A SU PASIÓN Y MUERTE, SEGUIDAS DE LA RESURRECCIÓN». Los cristianos de la región están llamados a testimoniar a Jesús sufriendo violencia, la muerte de estas hermanas no es su fin, como tampoco la muerte de Jesús fue su fin. «Le siguió la resurrección», declaró el Obispo. (Fuente: www.ain-es.org)