HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ
DE LINARES
DOM. 30 del t. o. C
27-Octubre-2013
Año V- Nº 236
Editorial
CREO EN LA “COMUNIÓN DE LOS SANTOS”
Noviembre, un mes en el que comenzamos celebrando y proclamando dos grandes verdades de fe que confesamos en nuestro CREDO. Vale la pena que nos detengamos un momento a pensar sobre ellas, porque ambas tienen una importancia enorme.
El día 1 celebramos el DIA DE TODOS LOS SANTOS. En esta fiesta celebramos que Dios Padre, con la muerte de Jesús, nos ha dado su filiación y nos ha hecho hijos suyos, es decir SANTOS. Porque Él es santo, su Espíritu, que nos anima y vivifica, es santo; Jesús, que ha dado la vida por nosotros, es santo; el bautismo que nos regenera y nos incorpora a la muerte y resurrección es santo; el Pan y el vino que nos sostienen en la vida y nos mantienen unidos son el Cuerpo y la sangre de Jesús, son santos; la familia en la que somos incorporados cuando nacemos en el bautismo, la Iglesia, es santa… Es decir: todo lo que somos y tenemos es santo
Dios nos ha hecho SANTOS y a todos nos mueve el mismo Espíritu que nos mantiene en comunión, por eso creemos en la COMUNIÓN DE LOS SANTOS.
Alguien puede creer que me he vuelto loco y que estoy diciendo disparates, ¡De ninguna manera! Dios nos ha hecho santos y nos ha dado su Espíritu para que vivamos y actuemos como santos; otra cosa muy distinta será que cada uno, en su libertad, actúe como quiera y, lo menos que se parezca su vida sea a la de una persona santa, sino todo lo contrario, pero eso es como el padre que deja una herencia enorme a su hijo y éste, en lugar de vivir y disfrutar de ella, la desprecia y vive como un pordiosero. Esto es lo que viene a ocurrir con mucha frecuencia, que más que ser santos y presentarnos como hijos de Dios, parece más bien que fuésemos aliados del mismísimo diablo. Pero, como digo, eso es cuestión de cada uno.
La pregunta que en este día nos deja la celebración es ésta: ¿vivo y me comporto en la vida como lo que soy? Si quieres una respuesta más objetiva, es cuestión de que le preguntes a la gente que vive a tu alrededor.
Palabra de Dios
PRIMERA LECTURA. Lectura del libro del Eclesiástico 35, 12‑14. 16‑18
El Señor es un Dios justo, que no puede ser parcial; no es parcial contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido; no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja; sus penas consiguen su favor, y su grito alcanza las nubes; los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan; no ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justicia.
Palabra de Dios.
SEGUNDA LECTURA. Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6‑8. 16‑18
Querido hermano:
Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente.
He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe.
Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.
La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone.
Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león.
El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
EVANGELIO. Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9‑14
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:
-“Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.”
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:
“¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.”
Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”
Palabra del Señor.
Vivir en la Iglesia
Ayer recibí un correo en el que un amigo me enviaba un vídeo donde se alertaba del complot Vaticano en contra del Papa Francisco y montaba toda una trama propia de mafias, como para montar ya el novelón del siglo, viendo la aceptación que tiene el papa. Incluso lo identifican con la masonería que tiene como objetivo el derribar la Iglesia.
Lo triste es que los cristianos caigan en estas redes y, en lugar de sentarse a conocer la historia de nuestra familia, se dejan llevar de éstos buitres que van matando para alimentarse de la carroña.
Efectivamente, la Iglesia es un filón de argumentos para todo: se puede cambiar la historia, escribirla de una forma u otra, salir diciendo que han visto lo que nadie vio, o sacar lo que nadie había sacado y montar todos los escenarios imaginables, al estilo de lo que están haciendo todos los que vienen sacando novelas que se convierten en éxito rotundo, por todo el morbo que se les pone y, como no hay quien ponga límites a su imaginación ni alguien les va a montar una querella por reinventar la historia y dar como verdad lo que se les antoja, es un campo libre para videntes, especuladores, insatisfechos, resentidos y todo tipo de charlatanes.
Con esto no quiero decir que es mentira todo lo que se escribe ni tampoco que es verdad: la realidad es como es y la historia también. Yo no me voy a dedicar ahora a desmentir nada, a defender nada, a insultar a los mentirosos ni alabar a los fieles a la verdad. Cada quien responderá de lo que hace con la VERDAD, que será la que lo juzgue y deberá cargar con la responsabilidad ante Dios de haber desvirtuado la verdad en busca de su beneficio equivocando conciencias y desorientado a gente sencilla, asumiendo la sentencia de Jesús: “Aquel que escandalice a los pequeños, más le valdría que le cuelguen una piedra de molino y que lo arrojen al mar”, pues llenan a la gente de resentimientos, de odio y de mentira.
Nosotros vamos a intentar adentrarnos en la historia de nuestra familia, y lo vamos a hacer acercándonos a los conflictos que, como cualquier familia, se han venido dando en la historia.
Ve y lo cuentas
Se le declaró un cáncer de mama que la tenía completamente invadida; había pasado ya mucho tiempo y ella nunca creyó que aquello sería grave. Ella era el alma de todos los jóvenes de la parroquia y la que movía con fuerza el colegio para la vivencia de la fe y la solidaridad.
Pero era una madre de familia numerosa, sin más medios que su sueldo de 300 dólares (210 €). Su sentencia de muerte estaba dictada, pues nunca hubiera alcanzado el dinero que necesitaba para operarse y después seguir el proceso posoperatorio.
Mucha gente que la conocemos rezamos por ella pidiéndole a nuestro Padre Dios que la salve y cuide de ella, pues la necesitamos y, sentimos que Dios nos decía: “poned lo que esté de vuestra parte y el resto lo pongo yo”.
Comenzamos a reunir lo que necesitábamos: recuerdo que al primero que se lo dije me contestó. “Esa mujer no se puede morir porque no tenga para operarse, yo pago la operación”. Las 8 sesiones de quimioterapia salieron de entre la gente de nuestra parroquia. Hoy sigue dando clase y animando a los jóvenes del pueblo. Cuando ella nos menciona, siempre nos llama: “Mis ángeles salvadores”.
Ángulos distintos
Es curioso: aquellos que más hablan de libertad de expresión, de tolerancia, de respeto… son los más reacios a que se exprese algo que no concuerda con lo que ellos sostienen: en la conversación, mi interlocutor me pregunta justamente por la hoja LA CABRIA y me dice: “La fuente de la que copias es un poco carca”. Le digo que no copiamos de nadie, sino que decimos lo que pensamos y me contesta: “Tenéis que ponernos al día”.
El problema es que yo doy una visión de los hechos desde dentro de la Iglesia, basado en la vida y él la da desde fuera, basado en los prejuicios, pues no tiene idea de lo que se vive dentro.
Termina diciéndome: “Es que tú no vas a hablar de otra manera” a lo que le respondo: “Tampoco tú, desde ahí, podrás ver otra cosa”
En esta semana
Queremos recordar de nuevo a todos los padres deben apuntar a la catequesis a los niños que han comenzado el primer curso, si es que quieren que sigan el proceso de preparación a la primera comunión. No se admitirán niños en 2º curso que no hayan hecho el 1º.
De la misma manera, queremos recordar a los niños que están en 4º curso y este año hacen la primera comunión que la catequesis más importante es la asistencia a misa el domingo. No se puede permitir que un niño en 4º curso considere un rollo la Eucaristía del domingo. Si eso es así, ¿qué hace en la catequesis? Mejor es que se retire y le preparen la fiesta de otra manera, pero no lo castiguen así.