La Cabria, nº 235


HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES
DOM. 29 del t. o. C
20-Octubre-2013
Año V- Nº 235

Editorial

DOMUND 2013

Como cada año, la jornada del DOMUND vuelve a recordarnos que Cristo nos dejó un encargo: el mensaje que Él comenzó a proclamar en su tierra y que nosotros deberíamos transmitir hasta el último rincón del planeta: “Id y anunciad que el Reino de los Cielos ya ha llegado” y que es algo irreversible.

Pero esto que ya tenemos tan oído, cada vez nos lo creemos menos y, por lo mismo, lo necesitamos más. Porque cuanto más se ignora y se abandona, más fuerza coge la injusticia, el odio, la violencia, la mentira, la corrupción, la desesperanza y la infelicidad. Hasta el punto que, como esto cada vez va haciendo presa en más gente, la necesidad y el deseo de justicia, de verdad, de amor y de paz es más fuerte.

Por eso, vemos que la paradoja es cada vez más evidente: cuanto más nos olvidamos, más necesitados nos sentimos.

Hay ciertas tendencias “pseudo-progresistas” en la actualidad que se caracterizan, no por el progreso humano en dirección a la felicidad, sino en todo lo contrario: por el odio a la Iglesia, a lo espiritual, a lo transcendente y, por lo mismo, a todos los valores que esta dimensión transmite, haciendo un reduccionismo a lo meramente pragmático y material.

Cristo dejó como encargo a la Iglesia el anunciar el reinado de la justicia, de la verdad, de la paz y del amor con sus palabras y con sus obras, pero esto se considera hoy como trasnochado, caduco, y degradante para el ser humano; el resultado ya lo estamos viendo: aumento del hambre y la pobreza en el mundo, destrucción del planeta, pérdida de valores humanos y la tristeza de sentir la agresión más fuerte a la humanidad, en donde la vida humana vale menos que una hierba del campo o un animal salvaje.

En esta situación de caos, la voz de JESÚS vuelve a sonar con fuerza recordándonos a todos los cristianos: “Id y anunciad que el Reino de Dios está entre vosotros” y que va creciendo hasta que se imponga y destruya al reino de las tinieblas y de la muerte.

Palabra de Dios

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 17, 8‑13

En aquellos días, Amalec vino y atacó a los israelitas en Rafidín. 

Moisés dijo a Josué: 

—«Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en pie en la cima del monte, con el bastón maravilloso de Dios en la mano.» 

Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; mientras Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte. 

Mientras Moisés tenía en alto la mano, vencía Israel; mientras la tenía baja, vencía Amalec. Y, como le pesaban las manos, sus compañeros cogieron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. 

Así sostuvo en alto las manos hasta la puesta del sol. 

Josué derrotó a Amalec y a su tropa, a filo de espada. 

Palabra de Dios. 

SEGUNDA LECTURA 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 3, 14 ‑ 4,2

Querido hermano: 

Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste y que desde niño conoces la sagrada Escritura; ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación. 

Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud; así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena. 

Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir. 

Palabra de Dios. 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 1‑

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: 

—«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. 

En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: 

"Hazme justicia frente a mi adversario." 

Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: 

"Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."» 

Y el Señor añadió: 

—«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?» 

Palabra del Señor.

Vida de nuestra Parroquia

Nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles que a los primeros cristianos que vivían bajo la dominación del imperio romano, se les hacía la vida imposible, pues se los comían con los impuestos, con la persecución y con la marginación a la que eran sometidos, incluso se les acusaba de ser los causantes de muchos males que existían. 

Mientras tanto, el latrocinio, la corrupción, la degradación entre los políticos eran escandalosas. Basta leer el capítulo primero de la carta que S. Pablo escribe a los romanos para enterarnos.

Cuando leemos esto y lo comparamos a nuestra realidad, vemos que se diferencia en muy poco, pues estamos viendo cómo los dueños del dinero, ayudados por sus sirvientes y lacayos, que hacen de capataces, atosigan al pueblo y lo estrujan hasta sacarle la sangre.

En aquella situación, los cristianos respondieron poniendo en común lo poco que tenían: cada uno aportaba a la comunidad lo que tenía y lo que sabía: trabajo, dinero, comida… y nadie consideraba suyo propio lo que tenía, sino que todo lo ponían al servicio de la comunidad y, de esa manera, nadie pasaba necesidad entre ellos.

La historia está llena de ejemplos en los que la Iglesia ha sido capaz de dar respuesta a la situación, presentando un camino de salida. Yo estoy seguro que muchos han de interpretar esto que decimos como una incitación a la resistencia y a la insumisión: poner lo que somos, lo que sabemos y lo que tenemos al servicio de los hermanos y, el que no esté dispuesto a hacerlo, sino que solo piensa en vivir del “chupeteo”, que no coma –como decía S. Pablo- Esto cambiaría muchas cosas.

No podemos estar esperando a que los que han montado el desastre lo arreglen, pues ellos tienen bien claro que, como las aves de carroña, solo viven del cadáver. Ellos no van a resucitar al muerto que han matado. Lo máximo que harán es buscar dónde meter la mano para seguir mordiendo.

Lo último que pueden robarnos es la dignidad que lleva unida la capacidad de ser solidarios. El momento que esto lo perdemos, entonces sí que hay que lanzar el grito “¡¡Sálvese quien pueda y a costa de lo que cueste”!!

Ve y lo cuentas

En estas fechas es imposible olvidar a gente grande que tuvo coraje de abrir camino. Recuerdo al grupo de jóvenes que se confirmaron en mi parroquia y se presentaron a la comunidad dispuestos a ser testigos de Jesucristo. 

Ante la realidad que vivíamos, en donde los niños se quedaban sin enseñanza por no tener ni escuela ni medios, el grupo de jóvenes decidió montar una escuela de monitores de ayuda para llevar adelante la escolarización por radio en las zonas de selva, donde no había llegado la escuela. 

Del dinero que se recoge el día del DOMUND nos mandaron 1000 dólares para comprar unas radios que repartimos en cada comunidad. Allí se reunía el grupo de jóvenes y niños que no habían podido acudir a la escuela, y los jóvenes que se habían confirmado les ayudaban a seguir los ejercicios que se indicaban por radio. Nos pusimos de acuerdo con Radio ECA y la Voz del Upano y nos concedieron una extensión, formando un centro asociado al sistema radiofónico.

Sacaron, a través de la radio, más de 400 alumnos, la enseñanza primaria y secundaria; después pensaron en continuar la enseñanza superior y nos concedieron una escuela superior de agropecuaria, convirtiéndose poco después en una facultad, a través de la radio.

Este proyecto lo comenzamos con la ayuda de alguna comunidad de nuestra provincia. En la actualidad cuenta con más de 600 alumnos que están presentando una alternativa al sistema económico, productivo y educacional del país, en plena selva amazónica.

En esta semana

Queremos volver a recordar algo que no parece que quieran ni escuchar ni tomarse en serio: los niños que van a hacer la primera comunión deben asistir a la celebración del domingo, pues ésta es la catequesis fundamental. Si es que los padres creen que esto es una pérdida de tiempo o que hay otras cosas más importantes, deberían plantearse por qué y para qué obligan a que el niño haga la primera comunión. ¿Qué es lo que pretenden? Me parece que los niños merecen un respeto y esto significa un clarísimo atropello.

También queremos recordar que se ha abierto la ESCUELA DE FORMACIÓN cristiana para todo el que desee plantearse su vida cristiana. Este curso hemos cogido la DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.