La Cabria, nº 234

HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES
DOM. 28 del t. o. C
13-Octubre-2013
Año V- Nº 234

Editorial

MIEDO A HABLAR DE DIOS

En una procesión en la que sacábamos a Jesús crucificado, en una de las paradas, coincidió que a mi lado iba una señora con un niño cogido de la mano que no hacía más que preguntarle a su madre cosas acerca de lo que estaba contemplando. Yo me encontraba muy cerca de la madre y el hijo, que le hizo esta pregunta: “Mami, ese hombre que está colgado de esos palos, ¿es Tarzán?”. 

La pregunta del niño me produjo escalofrío. La madre, en cambio, soltó una carcajada y, en lugar de contestarle, le dijo que se callara y siguiera caminando.

Junto a este detalle no puedo olvidar el otro, en que otro niño –me cuenta su abuela- disfruta de estar con ella porque cada vez lo lleva a la iglesia y le va contando la vida de cada uno de los santos cuyas imágenes están en el templo. “El niño se vuelve loco tirándole besos al Jesús y preguntándome que por qué le tuvieron que hacer daño…” 

A éste, la madre le prohíbe que siga preguntando porque –digo yo- le da vergüenza hablarle de Jesús, decirle que murió en la cruz por defendernos, por darnos la salvación, por decir que Dios es nuestro Padre y nos ha hecho a los hombres con la dignidad de hijos de Dios, por sostener que la paz, el amor, la justicia y la verdad son valores innegociables que no se pueden posponer a ningún otro interés… Pero eso no es progre, eso suena mal hoy. Y a nuestros niños les estamos secuestrando la verdad y la felicidad y se la estamos queriendo empapelar con papel de celofán de colores, entregándoles vacío y soledad.

Palabra de Dios

Lectura del segundo libro de los Reyes 5, 14‑17

En aquellos días, Naamán de Siria bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta Eliseo, y su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño.

Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo:

—«Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel. Acepta un regalo de tu servidor.»

Eliseo contestó:

—«¡Vive Dios, a quien sirvo! No aceptaré nada.»

Y aunque le insistía, lo rehusó.

Naamán dijo:

—«Entonces, que a tu servidor le dejen llevar tierra, la carga de un par de mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses fuera del Señor.»

Palabra de Dios. 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 8‑13

Querido hermano: 

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. 

Éste ha sido mi Evangelio, por el que sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. 

Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna. 

Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo. 

Palabra de Dios. 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 11‑19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: 

-“Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.” 

Al verlos, les dijo: 

-“Id a presentaros a los sacerdotes.” 

Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. 

Éste era un samaritano. 

Jesús tomó la palabra y dijo: 

-“¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?” 

Y le dijo: 

-“¡Levántate, vete; tu fe te ha salvado!”. 

Palabra del Señor.

Nuestra familia parroquial

Alguien me sugería hace unos días que debería plantearme el poner cada cosa en su sitio para que cada uno asista a aquello con lo que sienta que responde a sus sentimientos. 

¡Vaya! Algo así como poner un “Supermercado espiritual” para que cada uno entre y se sirva lo que más le guste y esté en consonancia con su momento. Es decir: como los mayores no tienen ganas de ruidos, pues de su celebración sacamos a los niños; como los niños se sienten a disgusto con los mayores les ponemos una misa en la que no se aburran… podíamos traerles unos payasos; como los jóvenes tienen sus formas de expresarse, podíamos hacer una misa interactiva y llenábamos la iglesia de ordenadores o la asemejábamos a un “botellón sagrado”. 

La verdad es que es triste escuchar esto de un cristiano que se siente parte y miembro vivo de una familia. 

Hay muchos que piden que la Iglesia cambie, pero lo triste es que van en esta línea y sostienen que el cambio debe ser en ponerse al día en estas cosas, cuando estamos viendo que todo esto lo único que nos está trayendo es la soledad, el individualismo, la cerrazón y la muerte del diálogo y de la VIDA. 

¿Quién ha visto que en una familia los niños, los abuelos, los padres y los adultos cada uno coma, se desenvuelva por su cuenta? ¡Eso ya no sería una familia, sino una pensión! Y en la pensión es lógico que todos tengan cuidado de que nadie moleste a nadie. Lo último que podemos hacer o desear es convertir nuestra comunidad en una pensión. 

Esto no quiere decir que cada uno haga lo que quiera sin orden ni concierto; eso no se hace en un hogar en donde vive una familia unida, sino que todos apoyan a todos; todos ponen todo lo que tienen para vivir amándose, compartiendo, respetándose, ayudándose, escuchándose, La Comunión y la Solidaridad es la norma que los conduce a todos sus miembros.

Ve y lo cuentas

Hemos retomado el camino y de nuevo nos volvemos a encontrar con aquellas caras conocidas de aquellos padres que vienen tomándose en serio la educación de sus hijos y entienden que todo lo que les puede ayudar es importante. Desde nuestra CABRIA quiero darles un saludo y animarles a continuar en el proyecto de acompañar a sus hijos. 

Junto a estos, cada año nos encontramos con otros que vuelven con el eterno problema: “A ver si puede pasar a mi hijo un curso más adelante, pues va a hacer la comunión muy grande…” y miles razones más que si fuéramos un poco conscientes de lo que estamos haciendo, estoy seguro que cambiaríamos el “chip”. 

¿Por qué no dejamos a los niños que sigan su curso y les damos posibilidad de que maduren las cosas y vayan teniendo su experiencia de fe? ¿Por qué nos preocupa tanto que el niño o la niña vayan a estar muy grandes y parezcan un novio o una novia? ¿Y por qué los tienen que vestir de novios? ¿Qué es lo que importa? ¿Que el niño dé la imagen que nos marcan los escaparates o que tenga una experiencia de encuentro con Jesús? ¡¡Dios mío!! 

Hay tantos que gritan que la Iglesia debe cambiar… ¡Qué lindo sería si desaparecieran todos estos atropellos a los sentimientos de los niños! ¿Por qué no se empieza a cambiar todo esto y a tomarnos las cosas en serio?

En esta semana

Como ya acordamos en la reunión de catequistas, vamos a reunirnos para estudiar los temas de catequesis que daremos a los niños de cada curso, así, pues: 
  • Día 14 -6 p.m. Reunión con los catequistas del curso 1º .
  • Día 14 -7´30 p.m. Reunión con monitores de asambleas familiares.
  • Día 15 -6 p.m. Reunión con los catequistas del curso 4º.
  • Día 16 -6 p.m. Reunión con los catequistas del curso 3º. 
  • Día 16 -7´30 p.m. Escuela de Formación Permanente.
  • Día 17 -6 p.m. Reunión con los catequistas del curso 2º. 
Sería muy importante que cada catequista tenga confeccionada ya su lista y las podamos tener para evitar el trasiego de niños y saber en todo momento cómo vamos caminando. 

Los niños que hicieron la primera comunión y siguen la catequesis de confirmación, pueden encontrarse los domingos a las 11 de la mañana en el salón parroquial o el sábado con sus catequistas del año pasado.