La Cabria, nº 221

HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES 
DOM. 5º de Pascua-C 
28-abril 2013 Año V- Nº 221

Editorial

DESPUÉS DE LA MISA DE “DOCE”

Con todo el dolor del alma dimos la noticia a la comunidad el domingo pasado sobre el cambio que este año han tenido que sufrir las celebraciones de la PRIMERA COMUNIÓN de nuestros niños, pues ya los años anteriores constantemente había quejas de la actitud de aquellos que vienen a la celebración y no distinguen entre la Iglesia y el salón de fiestas, insultando, incluso, a quienes suelen venir a la Eucaristía del domingo. Hasta el punto que mucha gente deja de venir a la Eucaristía durante el mes de Mayo para evitar choques. 

Este año ya ha habido gente que da las gracias de que hayamos sacado a nuestros niños de la celebración de la comunidad, y yo tengo que agachar la cabeza con tristeza y con vergüenza, de pensar que esto esté ocurriendo. 

Realmente es lamentable y triste, pero sigue siendo más triste todavía, el que los padres de los niños sigan manteniendo una práctica que da lugar a estas cosas y que no tiene más apoyatura que un tinglado económico que rompe todo el sentido grandioso que tiene este momento en la vida del niño, pero que nos hemos propuesto que se convierta en la declaración solemne de la negación de la fe que los padres dieron en el bautismo: un porcentaje enorme de niños no vuelve por la iglesia y otro mayor aún de padres, se quitan de encima una carga que estaban hartos de soportar. Realmente es triste que hayamos llegado a degradar de esa manera los momentos más grandes y entrañables de la persona. ¡Después nos lamentamos de ver cómo anda todo! Como diría S. Pablo a la comunidad de Corinto, “En esto no os puedo alabar”.

Palabra de Dios

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 14, 21b-27 

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. 

Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a 

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.» Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.» 

Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 31-33a. 34-35 

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»

Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 70

Abraham, amigo de Dios 

Christian (Cristiano o seguidor de Cristo): Ante el pecado de los sodomitas Dios quedó extrañado, hasta el punto que determinó destruir las dos ciudades, Sodoma y Gomorra, pero no quiso decirselo a Abraham. 

Abraham: La verdad es que yo me quedé sorprendido cuando el Señor me dijo que no pensaba decirme nada. pero, ya que se trataba de su gran amigo, se lo pensó y se dijo: «¿Por ventura voy a ocultarle a Abraham lo que hago? ». 

Christian: Hay que ver hasta dónde llega nuestro Dios. Hasta llamarte su amigo, considerarte como tal y hacer que este título se vaya repitiendo a lo lardo de los siglos. 

Abraham: Dicen que en el Antiguo testamento a la única persona que Dios llama amigo es a mí. Dios es inexplicablemente bueno. Uno no llega a comprender ese amor tan constante, tan comprensivo y tan inexplicable. Yo le doy gracias todos los días por ese estar conmigo, como creador, como compañero, como guía y, especialmente, como amigo. 

Christian: He tenido la curiosidad de buscar algunos pasajes, donde se te llama “amigo de Dios” :“¿No has sido tú, oh Dios nuestro, el que expulsaste a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la posteridad de tu amigo Abraham para siempre? (2 Crónicas 20:7. “Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham “mi amigo.” Isaías 41.8 “Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Santiago 2:23) 

Abraham: Dicen que el mejor regalo que le pueden hacer a uno es la amistad. Cuando esta amistad es la de Dios, uno se siente inundado por su amor. Es una experiencia indescriptible, llena de luz, de alegría, de esperanza, de ilusión, de apertura hacia la naturaleza y, especialmente, hacia el ser humano. 

Christian: Mi querido amigo Abraham: te llamamos el Padre de todos los creyentes. ¿En qué Dios crees tú? 

Abraham: Mi Dios, amigo, es el mismo en el que tú crees: un Dios todopoderoso (Gn. 17:1), eterno (Gn. 21:33) y Altísimo (Gn. 14:22); Señor y Creador de los cielos y de la tierra, dueño real y legítimo de toda la creación (Gn. 24:3), Juez justo, administrador del mundo (Gn. 18:25 un Dios único que nos llamó, aunque en distintas épocas de la historia (Gn. 15:6; cp. Rom. 4:3; Gá. 3:6). Este es el Dios, al que, lleno de fe en El, obedezco, adoro y amo. 

Christian: …y “es tu amigo”.

Ve y lo cuentas

Pues lo voy a contar, porque me costó quedar mal con la familia: el niño me dijo cuando comenzó el tercer año de catequesis que no quería hacer la comunión, porque su abuela le había comprado el hábito de Fray Escoba y él no quería vestirse de payaso. Yo le dije que siguiera en la catequesis y que, cuando llegara el momento, dijera que no la hacía. Así lo hizo, con el consiguiente disgusto de la abuela y de toda la familia. 

Una semana antes del día de su cumpleaños, vino a decirme si podría hacer la comunión sin decirlo a sus padres y con la ropa que tiene de diario. ¡¡Encantado, Oscar!!. –le contesté- Vente como quieras. Mañana te vienes para ponernos en paz con el Señor. Vino el día anterior a su cumpleaños, confesó y, al día siguiente, vino y me ayudó como monaguillo en la celebración, pidiéndome que no dijera nada, pero yo sí le di gracias al Señor que actúa en el corazón de los niños y los ilumina con su Espíritu para hacer frente a la vida, cuando ésta se le pone en contra.

Lo que no vende

No, no hay manera de que se lo lleven y decidan ponerlo en práctica: todos dicen que el niño/a vive ilusionado en vestirse ese día con el traje de primera comunión, en la fiesta con los amigos… Claro está: el niño va a responder a los motivos que le pongamos; si desde el principio le fuéramos indicando la grandeza del momento que vamos a vivir y de las formas que queremos celebrarlo, el niño se entusiasmaría por celebrar otra cosa; pero si lo que queremos es montar un acto social, en el que deseamos demostrar quienes somos, y la fuerza que tenemos, es lógico que la sencillez, el sentido entrañable, el sentido de gratitud, la fe, el amor a la Iglesia, el amor en la familia… todo eso esté ausente de esta celebración y la principal preocupación sea, desde el principio, el salón donde se va a celebrar.

En esta semana

  • Día 2, 4 de la tarde. Confesiones de los niños que hacen la 1ª comunión el domingo. 
  • Día 3, 4de la tarde. Ensayo de la Eucaristía. 
  • Damos la bienvenida a la Mesa Eucarística a todos los niños.