HOJA PARROQUIAL DE SAN JOSÉ
DE LINARES
32º DOM. t.o. B
11-nov.-2012
Año V- Nº 196
Editorial
¿Y YA, PARA QUÉ?
El día de los difuntos se acercó a la floristería para recoger un valioso ramo de flores, encargado la semana anterior para llevárselo a Verónica, su joven esposa, que había muerto de un cáncer, a los diez años de estar casados.
Hoy quería rezar una oración que ella solía recitar, pero que él nunca aprendió. Rebuscó entre los papeles personales que todavía guardaba de ella y allí encontró una carta cerrada, escrita hacía cinco años: en el sobre estaba escrito “Para el hombre que más amo”.
El corazón empezó a acelerar el ritmo esperando encontrar algún secreto siempre oculto y, cuál fue la sorpresa al constatar que aquella carta fue escrita para él hacía mucho tiempo y que nunca llegó a leer:
“Mi adorado Juan: hoy hace cinco años que nos casamos, esperaba que te hubieras acordado, pero hace ya unos tres años que esta fecha, como otras, pasaron al olvido. ¡Tantas cosas hemos dejado que se pierdan! Aquellos pequeños detalles, aquellos gesto que nos hacían tan felices... Hemos perdido la capacidad de mirarnos, de sonreirnos, de sentirnos cómplices.
Esta mañana me levanté y te puse el desayuno que te gusta, también corté la flor que he venido cuidando con un cariño enorme y la puse sobre la mesa, te puse una servilleta de estreno que me regaló mi tía, la del pueblo, bordada a mano... pero comiste a toda prisa y no te diste cuenta de nada. Yo me moría de ganas de fundirme contigo en un abrazo, pero todo quedó en un beso frío de cumplido como despedida.
He pasado todo el día soñando contigo y deseando que me llamaras; el corazón se me aceleraba cada vez que oía el teléfono o alguna vecina que llamó a la puerta... soñaba con que alguien apareciera con un ramo de flores enviado por ti diciéndome que te alegrabas de haberme encontrado en tu vida.
Pero ni una llamada, ni una flor, ni un gesto que me haga sentir que eres feliz a mi lado. Ahora duermes ahí como un tronco, cansado por el estrés; yo te miro y me muero de pena al ver cómo los años mejores de nuestra vida se nos pasan y poco a poco vamos enterrando todo aquello que nos hacía sentirnos felices. ¡Anda, duerme y descansa! Te quiero.”
Con la carta apretada en la mano llegó a la floristería, pagó lo que le pidieron, se subió en el autobús intentando contener las lágrimas mientras enterraba la cara en el ramo de flores.
Una chica joven lo vio y se conmovió al ver el gesto de su cara y sus ojos llenos de lágrimas: “¿Va usted al cementerio?”
Hizo un gesto de asentimiento con la cabeza.
“Debía usted amar mucho a la persona a quien lleva las flores, pues es un ramo muy hermoso.”
Juan se quedó mirando fijamente a la chica y rompiendo a llorar le entregó el ramo de flores diciéndole: “lúzcalo donde más le guste de su casa, haga las cosas a su tiempo y no sea jamás tan estúpida como lo fui yo.”
Moraleja: Hay tiempo para amar y tiempo para odiar, tiempo para reír y tiempo para llorar; tiempo para correr y tiempo para descansar...
Palabra de Dios
Lectura del primer libro de los Reyes 17, 10-16
En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba. Mientras iba a buscarla, le gritó: Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.
Respondió ella: Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.
Respondió Elías: No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra.
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo.
Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
Lectura de la carta a los Hebreos 9, 24-28
Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres —imagen del auténtico—, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.
Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces —como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo—. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.
Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio.
De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.
La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 38-44
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:
—«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Estos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: —«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 47
La torre de Babel. (a). Gn. 11,1-16.
P: Una vez terminado el diluvio, la Biblia nos pone el relato de la Torre de Babel. Nos encontramos con uno de los relatos que han calado en el sentir humano y hasta en el campo infantil. ¿No es verdad?
R: Es cierto, pero lo primero que aparece es el mismo deseo que tuvieron nuestros primeros padres en el paraíso y por el que no fueron fieles al Señor. Adán y Eva querrían ser como Dios, y esto es lo que llevó a comer del árbol del bien y del mal.
P: Y ¿no es esto mismo lo que viene deseando toda la raza humana, a lo largo de la historia?
R: Cierto, amigo. El fenómeno cultural de la distinción de lenguas y de la dispersión de los pueblos, se presenta aquí en el contexto de un nuevo intento de la humanidad de superar sus límites y de ser como Dios. El proyecto de la torre, tan grandioso ante los ojos de los hombres como insignificante ante los de Dios, muestra que no se puede construir el mundo sin contar con Dios y, menos aún, en contra de sus planes.
P: Estoy convencido de eso y lo peor es que eso es lo que se percibe en la cultura ambiental. Precisamente en nuestra época estamos viviendo en una grave situación de crisis económica, debido, como siempre, a los que se empeñan en construir una sociedad de espaldas a Dios. El abuso de los que ostentan el poder y de los que acaparan gran parte de la riqueza, que pertenece a todo ser humano, sin distinción alguna, está dando como fruto esta sociedad tan injustamente montada. R: Así es, pero tenemos que continuar el día próximo.
Ve y lo cuentas
El próximo domingo celebramos el día de LA IGLESIA DIOCESANA; es un momento donde la Iglesia nos hace una llamada de atención para recordarnos nuestra vocación universal: la iglesia diocesana es un reflejo de la iglesia universal, cuyo signo de unidad es el obispo; todas las diócesis juntas forman la iglesia universal, cuyo signo de unidad es el Papa. Con nuestra unión al obispo, estamos expresando la unidad con toda la Iglesia. Todavía siguen oyéndose voces de los que sostienen que la Iglesia se sustenta de los presupuestos del Estado. Va siendo hora que despertemos de la ignorancia en la que andamos: la Iglesia se sustenta con el aporte de los cristianos a través de la (X) que marcamos en la declaración de la renta para la Iglesia, a través de las colectas que vamos haciendo cada domingo y de las ayudas directas que van dando los cristianos.
Lo políticamente incorrecto
Por el siglo II a.C. Daniel tiene que inventarse una serie de signos raros para poder hablar con los judíos fieles a la fe, pues los que se habían hecho adeptos al régimen, los acusaban al rey y no se podía hablar de forma políticamente incorrecta; la misma cosa ocurría en tiempos de Jesús y fueron a por Él directamente: “no se puede molestar a los que gobiernan” y si vamos siguiendo la historia nos damos cuenta que va repitiéndose en todas las épocas la misma cosa; así, en nuestra actualidad, cuando sigues manteniendo la actitud de no venderte a nada ni a nadie, sino optar por la VERDAD y la JUSTICIA, que es la única opción que un cristiano debe tener, en un momento tu discurso suena a una cosa y en otro momento, el mismo discurso, suena a otra y es que depende de las conveniencias que hayamos cogido para escuchar. De todas formas, el evangelio siempre será “políticamente incorrecto”.
En esta semana
- Ya han podido comprobar que con las aguas que nos han caído, la iglesia ha comenzado a ponernos a la vista la necesidad de arreglar los canalones del tejado que están en mal estado y nos van a obligar a tener que pintar de nuevo el templo antes de pagar lo que debemos. Dice el refrán que “A perro flaco todo se le vuelven pulgas” y ¡qué verdad más grande cuando miramos a los pobres!
- El día 16, viernes a las 19h. invitamos a todos los componentes de las asambleas familiares para la celebración de la misa de inicio de curso que haremos en honor a todos sus difuntos.