La Cabria, nº 195


HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES 
31º DOM. t.o. B 
4-NOV-2012 Año V- Nº 195

Editorial

PINGANILLOS

Es cada vez más frecuente observar a personas que deambulan por nuestras calles ajenas a su entorno, ensimismadas en el sonido que les llega de un auricular conectado a un aparato que llevan en la mano o en el bolsillo. Un hábito especialmente preocupante entre los jóvenes, que hoy andan tan enajenados en la tecnología móvil que no son conscientes de la importancia de las personas que tienen a su lado. 

Algo parecido creemos que les ocurre a nuestros políticos. Se diría que están absortos en otra onda. Tan polarizada tienen la atención en los números y en las exigencias de los mercados, que no se dan por enterados de los graves problemas que afectan a las personas a las que se supone que sirven. Y eso que son muchos los gritos que desde distintos colectivos se elevan a diario reclamando solución a unas situaciones que se agravan con el paso de los días. 

¿De qué le sirve a quien no tiene para comer hoy, que le digan que las medidas que se han tomado darán resultados positivos en pocos años? Aunque fuera cierto, que está por ver… ¿cómo pueden vivir hasta entonces? 

Según Cáritas (informe publicado en febrero), una media del 22% de los hogares en España estaba bajo el umbral de la pobreza, y otro 25% en situación de riesgo. Datos que empeoraban especialmente en Extremadura (38%), Canarias (31%) y Andalucía (30%). Y, desde entonces, han aumentado el paro y los precios. Hay que actuar ya, porque mañana será tarde para muchos. Hay que desprenderse del pinganillo y poner atención a las necesidades del pueblo para tomar decisiones urgentes que puedan paliar las carencias de los más desfavorecidos.

Palabra de Dios

Lectura del libro del Deuteronomio 6, 2-6 

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: 

«Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: "Es una tierra que mana leche y miel." 

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria.» 

Lectura de la carta a los Hebreos 7, 23-28 

Hermanos: Ha habido multitud de sacerdotes del antiguo Testamento, porque la muerte les impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. 

Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. 

El no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 

En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre. 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 28b-34 

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: 

—«¿Qué mandamiento es el primero de todos?» 

Respondió Jesús: 

—«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay mandamiento mayor que éstos.» 

El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» 

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: 

«No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se abrevió a hacerle más preguntas.

Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 46

El diluvio (j). La Alianza (4). 

P: He aprovechado esta semana para leer, de nuevo Gn. 9, donde se encuentra todo lo de la alianza universal que Dios hace con Noé, y, te lo digo sinceramente, he gozado. 

R: De lo cual yo me alegro porque eso es señal inconfundible de que ahí ha estado soplando el Espíritu Santo. Pongo aquí, como ya te dije el día pasado, el pasaje donde el autor sagrado nombra varias veces el arco iris: 

“Y Dios añadió: esta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todos los que viven con vosotros, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi alianza con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir a los vivientes. Aparecerá mi arco en las nubes y, al verlo, recordaré la alianza perpetua entre Dios y todos los seres vivientes, todas las criaturas que existen sobre la tierra”. Aún dijo Dios a Noé: esta es la señal de la alianza que establezco con toda criatura que existe sobre la tierra”. 

Como ves, con esta alianza surge una nueva era; como una nueva creación. Y esta nueva era empieza con la bendición de Dios; bendición que restablece el orden y la armonía de la creación; Dios sella, con el arco, una paz duradera con la raza humana y con todos los seres vivientes. 

P: Sublime y esperanzador este pasaje de la alianza. Dios no quiere el pecado ni romper definitivamente con la creación, y, yo diría, que menos aún con sus hijos, que son todos los que formamos la raza humana. A mí me ha impresionado mucho el hecho de que Dios ponga en el cielo el arco iris, no para que nosotros nos acordemos de Él, sino para que Él se acuerde del pacto que hizo con nosotros. 

R: Así nos quiere Dios.

Trabajadores pobres

En un informe de Cáritas en torno a la pobreza y la exclusión social, nos ha llamado la atención la aparición de un término que nos recuerda nuestra niñez: el de la figura de los “trabajadores pobres”. Personas que a pesar de tener un trabajo no pueden salir de la miseria, porque con lo que cobran no pueden cubrir sus necesidades familiares básicas. 

Y esta triste experiencia nos lleva a una realidad vivida hace cincuenta o cincuenta y tantos años, en que una jornada de trabajo apenas llegaba a una familia con hijos, a menudo numerosa, para poner un plato de comida en la mesa y pagar a crédito la ropa indispensable para la temporada. En pocos años hemos dado un paso atrás de medio siglo. La riqueza y prosperidad de tantos años de lucha y esfuerzo ¿dónde ha ido a parar?, ¿quiénes la han acaparado, sumiendo progresivamente a una parte importante de nuestra sociedad en la pobreza y precariedad?

Tristes sucesos

Hace algunos días eran noticia en televisión: una persona se suicidó y otra resultó herida de gravedad tras un intento de suicidio. En ambos casos, provocado por el inminente desahucio de su vivienda habitual. 

No sabemos si es para tomárselo definitivamente en serio o simplemente porque es políticamente correcto y oportuno de cara a la opinión pública: los representantes del gobierno han anunciado el estudio de medidas que eviten estas tragedias de cara al futuro. ¿Por qué hay que esperar a que se produzcan víctimas mortales para empezar a tomarse en serio los problemas tan graves que se vienen planteando desde hace años?

En esta semana

De Lunes a jueves, a las 6 de la tarde, reuniones de los padres de los distintos grupos de catequesis.

Hoy es humor...

El hijo, le pregunta a su padre que es diputado: 

-¿Por qué los políticos olvidáis los colegios que están cada día más cutres y las cárceles se modernizan y se dotan de todas las comodidades que se pueden encontrar en un hotel? -Porque nosotros ya no vamos a ir al colegio, hijo…