La Cabria, nº 169


HOJA PARROQUIAL DE SAN JOSÉ
DE LINARES
1er DOM. CUARESMA-B
26-FEBRERO-2012
Año-III- Nº 169


EDITORIAL

¿CUANTO VALE UNA VIDA?
La muerte se nos cuela cada día en nuestros hogares. La pequeña pantalla nos la muestra en múltiples versiones: catástrofes naturales, hambre y miseria, guerras, terrorismo y asesinatos, accidentes aéreos, marítimos, de carretera...

La sintonía de un programa de noticias nos predispone a escuchar y ver las tragedias de cada jornada. Estas imágenes, por su cotidianidad, nos han ido inmunizando, como una vacuna. Sin embargo, es diferente cuando afecta a una persona de nuestro entorno cercano o familiar.

Hay una muerte natural. Cada familia ha sufrido pérdidas de personas queridas, que causan profundo dolor, pero que se asumen y se aceptan con normalidad porque son ley de vida. Todos los seres vivos estamos destinados a morir tras un proceso de enfermedad o envejecimiento.

Hay también muertes inesperadas, de personas jóvenes "con una vida por delante", a quienes por ley natural no les correspondía aún. A menudo, son consecuencia de un accidente imprevisible, fortuito. Son consecuencia del riesgo que lleva consigo la propia vida, pues son muchos los peligros que se escapan a nuestras posibilidades de previsión.

Pero, de éstas, algunas son evitables, y en ellas queremos poner el acento. Porque, a veces, son muertes con precio. Y entre ellas están los accidentes laborales. Cuando por dinero –ahorro de costes- en una empresa se omiten las medidas de protección necesarias para salvaguardar una vida, se está propiciando un homicidio imprudente. Y el trabajador que, disponiendo de los medios, no los utiliza o no los reclama, está faltando a la grave obligación de preservar su vida y a la responsabilidad primordial que tiene frente a su familia.

La persona, hombre o mujer, es lo primero, lo más importante. Lo demás debe subordinarse a ella. La vida es un don de Dios que no tiene precio; por más que se lo quieran poner quienes subordinan al dinero su dignidad y su conciencia.


PALABRA DE DIOS

Lectura del Libro del Génesis 9, 8 15
Dios dijo a Noé y a sus hijos: Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.
Y añadió Dios: Esta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir a los vivientes.
Palabra de Dios.

Lectura de la carta del Apóstol San Pedro 3,18-22
Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios.
Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.
Con este Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas.
Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús Señor nuestro, que está a la derecha de Dios.
Palabra de Dios.

Lectura del santo Evangelio según San Marcos, 1, 12-15
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.
Palabra del Señor


HACIA DIOS POR LOS CAMINOS DE LA BIBLIA, Nº 17

¿Y de la manzana qué?

P: Tomando café hace unos días, hicimos un comentario sobre el pecado de nuestros padres. Salió el tema de la manzana como fruto del árbol prohibido. Hoy esperamos tu contestación.

R: Y lo hago con mucho gusto. Lo primero que hay que hacer es leer el texto bíblico, Gn.3, 6, cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió.
Como veis, nada se dice de la manzana.

P: Entonces ¿por qué durante siglos se ha mantenido lo de la manzana y se ha ido transmitiendo de generación en generación?.

R: Es cierto. Recuerdo haber sido testigo de una discusión sobre este tema. Me pidieron que interviniera y no veas la cara que pusieron algunos cuando afirmé rotundamente que, en el texto bíblico no aparece la manzana.
No podemos perder de vista que nuestro idioma procede del latín. Pues bien, en latín al mal se le llama “malum” y a la manzana se denomina “mallum”, que normalmente se pronuncia malum o “mal- lum. No es, por consiguiente, extraño que la fantasía popular asociara el mal con el manzano.

P: Hay que ver. Todo en esta vida tiene explicación, ¿verdad?

R: Cierto. Lo que pasa es que en esto de la fantasía hay para todos los gustos. Así lo de la manzana para los judíos se trataba de un higo, una nuez o una algarroba; para los ortodoxos, de una naranja. Los protestantes inculpan a la miel, y los musulmanes sostienen que se trataba de un vaso de vino ofrecido por Eva a Adán.

P: Es curioso. Total que de la manzana nada de nada. ¿Y de la serpiente?

R: De la manzana nada de nada. Lo de la serpiente lo veremos el próximo día.


VE Y LO CUENTAS


Ch. DARWIN: (1809-1882)
Creo que es interesante transcribir algunos párrafos tomados de la carta encontrada por el hijo de Darwin:

"Puedo decir,-decía Darwin- que la imposibilidad de concebir que este grandioso y maravilloso universo, con estos seres conscientes que somos nosotros, se origine por azar, me parece el principal argumento en favor de la existencia de Dios; pero nunca he sido capaz de concluir si este argumento es realmente válido. Me doy cuenta de que si admitimos una primera causa, la mente aún anhela saber de dónde vino aquélla y cómo se originó.”

Al final una vez más concluía diciendo: “Me parece que la conclusión más segura es que todo el tema está más allá del alcance del intelecto humano”.

Darwin admitía que era bastante difícil pensar que la maravillosa mente humana procediera de la de “animales inferiores”, “y me veo obligado a acudir a una primera causa, dotada de una mente inteligente, en cierto grado análoga a la del hombre y merezco ser considerado teísta”, pero esa idea con el tiempo y la experiencia “se fue debilitando poco a poco”.

Darwin sabía que él se podía dejar arrastrar por el sentimiento de lo sublime cuando contemplaba una selva tropical, pero al analizar la cantidad de dolor del mundo, se le venía la idea de que eso no era compatible con un Dios benevolente, sino que se trataba de las leyes duras de la naturaleza.

Sin embargo, al final de su vida, a pesar de este escepticismo, reconocía que “el misterio del principio de todas las cosas es insoluble para todos nosotros”.

Podemos terminar diciendo que Darwin fue un constante buscador de Dios. Y el que lo busca lo encuentra.


LO QUE NO VENDE

UN GESTO DE SOLIDARIDAD.
Hemos hecho el recuento de la colecta del día 12 y de la cena del día 18 a beneficio de MANOS UNIDAS, para contribuir a financiar el proyecto adjudicado a nuestro Arciprestazgo. La aportación total de nuestra Parroquia ha sido de 1.745 Euros. Una cantidad muy importante en un tiempo de dificultad.

Con alegría y satisfacción damos las gracias desde aquí a todas y cada una de las personas que, de una forma u otra, han puesto su granito de arena en la campaña: desde el anuncio previo, la divulgación y publicidad, limpieza del local, aportación y preparación de los alimentos… hasta las donaciones de efectivo.

Una vez más, esta familia que es la Iglesia, aumenta su generosidad hacia los hermanos que menos tienen, cuando merman nuestros ingresos porque nuestros gobernantes nos detraen un poco más de nuestras nóminas y pensiones.