HOJA PARROQUIAL DE SAN JOSÉ
DE LINARES
ASCENSIÓN DEL SEÑOR A
5 JUNIO 2011
Año -II- Nº 141
EDITORIAL
Es fácil imaginar el estado de consternación y desconcierto en que quedaron los apóstoles después de presenciar la muerte en la cruz (patíbulo humillante), de quien había sido su maestro, en quien habían depositado su confianza, la liberación de Israel. Jesús había despertado en ellos la esperanza de un mundo nuevo.
Es a partir de la experiencia de Emaús y posteriores apariciones, cuando Jesús los confirma como testigos de la Resurrección; les hace entender todo lo sucedido y les acompaña en esos momentos difíciles, en su decepción… y se les manifiesta “al partir el pan”.
Tras la Ascensión, la presencia de Cristo cambia de naturaleza. Los Apóstoles no volverán a verlo con figura humana. Es ahora cuando han de testimoniar lo vivido y aprendido del Maestro “ser testigos suyos hasta los confines de la tierra”.
Nos relata S. Lucas cómo los apóstoles, perplejos por la desaparición de Jesús en el cielo, mirando como se marchaba,” dos personajes vestidos de blanco: les dijeron: ¿qué hacéis ahí mirando al cielo?(Hch.I, 9).
Y nosotros, ¿a qué estamos esperando? ¿No hemos sido bautizados en el Espíritu Santo, para ser sus testigos? ¿No se abrasa nuestro corazón cuando escuchamos su Palabra?
Todos los cristianos estamos llamados a proclamar la Buena Nueva, las enseñanzas de Jesús: la vida tiene que ser vista y vivida como lo hizo Jesús; dando testimonio de nuestra fe.
No podemos quedarnos “mirando al cielo” viendo pasar ante nuestros ojos tantas las situaciones de injusticia. Asistir, sin denunciar, los atropellos de aquellos que en virtud de la confianza que depositan los ciudadanos, con sus votos, se arroguen el derecho de destruir lo que ha costado tanto esfuerzo en construir.
Como los apóstoles estamos obligados a trabajar por y para el Reino, es decir, al establecimiento: de la paz, la justicia, la verdad y la fraternidad.
Debemos sentirnos BIENAVENTURADOS POR SER HIJOS DE DIOS, dispuestos siempre a hacer el bien a todo el mundo y el mal a nadie, con la seguridad en las palabras que nos dejó Jesús: “Sabed que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo”.
PALABRA DE DIOS
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: "No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo."
Ellos lo rodearon preguntándole: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?"
Jesús contestó: "No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo."
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse."
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 17-23
Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 28,16 20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, paro algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: "Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo."
DIÁLOGOS DESDE EL EVANGELIO
N: Mi Señor Jesús: Te contemplamos hoy “subiendo al cielo”. Es la fiesta de la Ascensión. Estoy seguro que para los tuyos sería un día en que se juntaron en el corazón sentimientos de soledad, de miedo, de tristeza, de dudas y también de alegría.
+Jesús: Es verdad. Me dio pena verlos tristes, mirando al cielo hasta que la nube me cubrió y les impidió verme. Más tarde recordarían la promesa que les hice de enviarles al Espíritu Santo, que les enseñaría la verdad completa, pero la última imagen que me quedó de ellos fue preocupante. Nunca había visto rostros por cuyos ojos se asomaba una tristeza tan grande. También les brotaban unas lágrimas llenas de amargura. Cuando hay amor, las despedidas con dolorosas.
N: Menos mal que los ángeles como que los volvieron a la realidad y les prometieron que Tú mismo volverías a estar con ellos.
+Jesús: Claro. Cuando oyeron la misión que les confié: hacer discípulos de todos los pueblos, bautizándolos y enseñándoles a guardar todo lo que les había mandado, pusieron caras de preocupación.
N: Es lógico, mi querido Maestro, que se preocuparan pues la misión encomendada no era fácil. Sin embargo estoy seguro que nacería en ellos la confianza al oír tu promesa: “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo".
+Jesús: Hoy, mi entrañable amigo, es para mí un día de alegría, pues veo, después de más de veinte siglos, cómo hay muchos discípulos míos que siguen realizando, lo mejor que pueden, la misma misión: No me ven con los ojos de la cara, pero me sienten en su corazón y son capaces de oír mi voz en el clamor de los que sufren. Son gente sencilla, hombres y mujeres, de todas las edades, que “ascienden” cada día en santidad y que están comprometidos en que en este mundo sea posible alcanzar el mismo nivel de dignidad para todos; que haya una especie de ascensión hasta lograr que cada ser humano viva como nuestro Padre-Dios desea.
N: Qué bien, mi buen amigo Jesús. Necesitamos mucho tu presencia. Yo hablo por mí, que tengo tendencia a caer en la rutina y, lo que es peor, a olvidarme de ese mundo que sufre por cualquier motivo. Siempre, siempre te necesitamos oír tus palabras: “Y sabed que yo estoy con vosotros…
Y lo notamos, querido Jesús, cuando nos reunimos en tu nombre, especialmente en la celebración de la Eucaristía dominical.
VE Y LO CUENTAS
Las parejas de la India están abortando cada vez más niñas no nacidas, utilizado para ello el aborto selectivo que es común entre los ricos que a su vez tienen mayor acceso a una educación de calidad.
Se estima que entre 1980 y 2010, es decir en un periodo de 30 años, los indios han acabado con la vida de entre 4 y 12 millones de niñas, según señala un estudio de la prestigiosa revista médica The Lancet.
El estudio señala que actualmente hay 914 niñas por cada 1000 niños, cifra que ha descendido en los últimos diez años que antes era de 927 niñas por cada 1000 niños, según señala Associated Press.
LO QUE NO VENDE
Este domingo se celebra también la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Dejamos una pequeña muestra de la entrevista realizada por el semanario ALBA, al periodista D, Miguel Vida, portavoz de Maslibres.org, en la que relata su conversión:
-Para quien no ha tenido la experiencia personal de encuentro con Dios, hay muchas cosas que no entiende.
-¿Cuál ha sido la suya?
- Un día del mes de junio me encontraba a las 7:00 de la mañana andando por la playa. Era un parque natural y muy temprano. No había nadie. Yo entonces no era creyente. Pero en unos segundos me vi arrastrándome por el suelo y llorando como un loco.
- Llorando, ¿por qué?
- De alegría, de susto, de gratitud y de miedo.
-¿Por qué de gratitud?
-De pronto lo entendí todo. A veces siento envidia de los que han tenido la fe desde niños y nunca la han perdido. Pero se pierden la experiencia de que Alguien te quita una venda y ves y tienes la conciencia física de que antes estabas ciego.
-O sea, como San Pablo.
-No. Yo no iba a caballo…
-¿Qué hizo después?
- No conocía ninguna iglesia ni a ningún sacerdote. Me fui a internet y busqué una iglesia. Sólo sabía que me quería confesar.
- Desde entonces, ¿nunca ha tenido sensación de abandono?
- Jamás. Eso era antes. Ahora me siento muy seguro y con una sensación de tranquilidad que nunca había sentido antes
EN ESTA SEMANA
Hemos recibido en Linares la CRUZ que el Papa Juan Pablo II regaló a todos los jóvenes del mundo, un signo que ha recorrido los cinco continentes siendo una llamada para todos los jóvenes del mundo, no importa la raza credo, cultura, posición social o política que tengan, pues sean lo que sean, ellos son la única esperaza de un mundo mejor y nuevo en el que la persona sea dignificada.
Ojalá esta llamada haya encontrado eco en el corazón de nuestros jóvenes y también en el de nuestros mayores.