La Cabria, nº 136

HOJA PARROQUIAL DE SAN JOSÉ
DE LINARES
2º DOMINGO DE PASCUA A
1 MAYO 2011
Año -II- Nº 136

EDITORIAL

UN NUEVO SITIO DISPONED

Así comienza el canto de entrada que habitualmente utilizamos como preludio de las eucaristías donde celebramos las primeras comuniones. Es un hermoso canto, lleno de contenido, que debemos hacer realidad para estos niños y niñas que reciben por primera vez al Señor y entran a formar parte de nuestra Comunidad como miembros adultos de pleno derecho.

Con un poquitín que os estrechéis, y se podrá sentar, dice el canto en medio de su estribillo. Y este verso debería significar todo un reto para la Parroquia entera, porque si nos lo creemos, si es verdad que queremos hacer un sitio a estos fenómenos que hoy y en las próximas semanas van a protagonizar nuestras misas, debemos tomar conciencia de que necesitan un hueco, un lugar propio en nuestra actividad como Parroquia. A corto plazo, esto implica que debemos ofrecerles una continuidad en la catequesis (¿o es que ya lo saben todo sobre el Señor?) adaptándonos a su edad (ya no son tan niños) y que debemos hacerlos protagonistas de una liturgia en la que ya los consideramos como uno más de nosotros, y no sólo como lectores, sino también promoviendo su propia iniciativa. Y a medio y largo plazo tenemos la obligación de hacerles un hueco en todas las demás actividades de la parroquia.

Ahora bien, este hueco que les hagamos a estos niños se va a quedar muy pronto vacío si no contamos con la ayuda de sus padres. A vosotros, padres y madres de estos niños os toca la responsabilidad de darles continuidad en este proceso, porque hoy no acaba su recorrido como creyentes y como parte de una Comunidad. Y no os asustéis, que no es muy difícil: se trata de ser coherentes, y si hasta ahora habéis hecho un hueco para acompañarlos a la catequesis y a la misa del domingo, continuéis haciéndolo ahora; se trata de que, de repente, no tengamos la tentación de que sea más importante la limpieza a fondo que hacemos los domingos o ese rato que pasamos en la parcela o ese paseo que también puede darse después de la misa...
Porque, finalmente, y por encima de todo, lo que tenemos en nuestras manos, en las manos de estos mismos niños, de sus padres y de toda la Comunidad, es la oportunidad de que el mensaje de Jesús y con él una forma de vivir basada en el amor, en la entrega, en la solidaridad, en el perdón, cale de verdad en ellos.


PALABRA DE DIOS

Lectura de los Hechos de los apóstoles 2,42 47
Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo, y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando.

Lectura de la Primera carta de S. Pedro 1,3 9
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo. No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.

Lectura del santo evangelio según S. Juan 20,19 31
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos." Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomas con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto." Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.


DIÁLOGOS DESDE EL EVANGELIO

N: Amigo Jesús resucitado y vencedor de la muerte: el miedo se había apoderado de tus apóstoles; erraron las puertas y las ventanas y, a pesar de eso, Tú entraste.

+Jesús: Se llevaron una gran sorpresa. Al principio me miraban extrañados y recelosos. Menos mal que con el saludo de la paz y, al enseñarles las manos y el costado, se tranquilizaron y rebosaban de alegría.

N: Tu presencia, querido amigo, es siempre motivo de dicha y de alegría. Ojalá nuestras celebraciones, especialmente la Eucaristía, fueran festivas e hicieran rebosar nuestro corazón del gozo de tu presencia.

+Jesús: Estuve con vosotros en la celebración comunitaria de la Penitencia y presencié cómo se hacía realidad la alegría de la reconciliación, el gozo de la paz y el amor del Padre común, que nos quiere y por eso nos perdona.

N: ¿Verdad que sí? Es que, mi querido amigo, Jesús Resucitado, sales a nuestro encuentro; permites el acercamiento el abrazo, lleno de ternura; transformas las estructuras débiles de lo humano, como es el miedo; quieres que vivamos una fe que no se apoye ni en leyes ni en costumbres, sino en al amor.

+Jesús: Muy bien hablado, amigo incondicional.

N: Me haces feliz, querido Jesús Resucitado, con esa afirmación tuya.. ¿Y qué me dices de tu apóstol Tomás?. Ha pasado a la historia como el incrédulo.

+Jesús: Desconectado de la comunidad no es fácil encontrarse conmigo y reconocerme. Me encuentro, ciertamente, con personas concretas, como con María Magdalena, mis desorientados discípulos de Emaús, pero el sitio donde más fácilmente se me puede reconocer es estando integrado en la comunidad, que es el sitio donde se forma mi pueblo de amigos.

N: Es necesario que nos digas eso porque tenemos la tendencia al individualismo.

+Jesús: Llevas razón, amigo. De mi apóstol Tomás, el “incrédulo” hemos aprendido una de las formulaciones de fe más profunda cuando, al ver las llagas dijo: “Señor mío y Dios mío”.

N: Es verdad pero, además, nos dejaste otra bienaventuranza muy consoladora para todos nosotros: “bienaventurados los que sin ver creyeron”.Con razón dice Pedro en su carta: “No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él”. Hoy tenemos que despedirnos antes. Gracias, Señor.


VE Y LO CUENTAS

Tengo un familiar muy enfermo a la espera de un transplante de riñón. Aún no es cuestión de vida o muerte, pero toda su vida y la de quienes le cuidan está marcada por los problemas de salud que le acarrea su enfermedad. Hace unos días nos llamaron de madrugada para que acudiéramos al hospital porque había un órgano que había sido donado. En estos casos llaman a tres o cuatro pacientes que consideran que pueden ser compatibles pero, lógicamente, sólo uno de ellos es el agraciado. Pasaron cinco horas eternas mientras realizan las pruebas necesarias. Las cuatro familias que en esta ocasión llamaron estábamos en una misma sala. Al principio llegas tan ilusionado que casi sin pensarlo quieres ponerte a rezar para que esta sea la ocasión que nos toca, pero enseguida miras a tu alrededor y ves que tu gozo será la pena de otras tres familias: ¿cómo se le puede pedir algo así al Señor? Reconozco que esa situación me parecía un poco tensa, pero lo maravilloso fue ver que los propios pacientes y sus mujeres o esposos, los más cercanos, los que sufren directamente la enfermedad y sus consecuencias, son los que rompen el hielo y empiezan a charlar amistosamente entre ellos. Cuando finalmente el equipo médico los llama a todos a una habitación para decirles a quién le corresponde el órgano, es un momento de nervios. A mí me puso los pelos de punta ver que todos salen llorando y que los no agraciados y sus familias son los primeros que dan la enhorabuena a la persona seleccionada, le dan ánimos y le desean mucha suerte. Me pareció un ejemplo hermosísimo de generosidad y de solidaridad. Creo que es importante que tengamos presente el sufrimiento de estas personas y que les animemos en su esperanza de curación. Y, por cierto, también creo que es muy importante que, como cristianos, recordemos la importancia que tiene ser donante de órganos.


LO QUE NO VENDE

Decía San Pablo que alguien que dijera ser cristiano y no creyera en la resurrección de Jesús era el más desgraciado de todos los hombres. Pues a mí me da la sensación de que muchos que se dicen cristianos no se han enterado de que Jesús ha resucitado. Puede que me equivoque, pero si comparamos la trascendencia que en la sociedad tiene, por ejemplo, la Navidad, con la que tiene la Pascua de Resurrección, las cosas no me cuadran. Pensemos en cuánta gente nos felicita la Navidad y en cuánta gente nos felicita la Pascua. Pensemos en cómo se celebra todo en torno al nacimiento de Jesús y comparemos con cómo se celebra la Resurrección (¿se celebra?). Insisto en que puede que me equivoque, pero por si acaso, os animo a que hagamos lo posible por transmitir este mensaje: ¡¡¡¡¡¡¡OYE, ¿NO TE HAS ENTERADO? CRISTO HA RESUCITADO, ALELUYA!!!!!!!


EN ESTA SEMANA
  • Día 12 a las 4´30 p.m. Confesiones para los niños que harán la 1ª comunión el domingo.
  • Día 13 a las 4´30 p.m. Preparación de la ceremonia del domingo
  • Damos la bienvenida a nuestra mesa eucaristica a todos los niños que han hecho la 1ª Comunión esta semana y queremos recordarles que es un acontecimiento de alegría para todos el sentir que se incorporan a la vida comunitaria.