HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ
DE LINARES
24 DOM. t. o. C
12 de SEPT. del 2010
Año -II- Nº 103
EDITORIAL
COLECTA PRO-TEMPLOS
Hace unos meses, viendo la situación en la que se encuentra nuestra provincia con respecto a los edificios de culto, los templos, el Sr. Obispo y todo su consejo determinaron establecer en la diócesis una colecta anual dedicada al mantenimiento y a la construcción de los nuevos templos que se van levantando. Pues bien, este domingo vamos a realizar la primera de estas colectas.
Cuando el tema sale en los corrillos de la gente hay opiniones para todos los gustos. Unos dicen que ¿para qué quiere la Iglesia más templos si los que tiene están vacíos? Otros opinan que la Iglesia debería volver a las casas, como ocurrió al principio. Otros apuestan directamente por la desaparición. Otros entendemos que allí donde hay una comunidad que camina, necesita un espacio donde celebrar su fe, los acontecimientos de su vida, el bautismo de sus hijos, el matrimonio, las confirmaciones, la despedida de un ser querido de este mundo, donde se le pueda dar las gracias pública y solemnemente por todo el bien que ha hecho, donde podamos recordarlo y donde nos podamos encontrar un rato, aislarnos y, puestos en la presencia de Dios, darle las gracias por la vida y pedirle que nos siga ayudando a caminar.
Bien es verdad que a quien no tiene fe, esto que estoy diciendo le puede sonar a estupidez, pero los mismos argumentos tendríamos para devolverle la pelota. Por eso, se impone el respeto absoluto, como normalmente hacemos los cristianos.
El otro gran sentido que tiene esta colecta, como otras que hacemos a nivel de diócesis, es el de solidarizarnos con los hermanos que tienen necesidades, de manera que nos unimos a su esfuerzo para darles la mano.
Y para aquellos que piensan que la Iglesia tiene mucho dinero, sólo le invitamos a que mire a nuestra comunidad y vea lo que nos cuesta salir adelante y, viendo esto, piense lo que cuesta a esas comunidades que, encima, tienen que mantener edificios que son monumentos de arte.
PALABRA DE DIOS
Lectura del libro del Éxodo 32,7-11. 13-14.
En aquellos días dijo el Señor a Moisés: Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un toro de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: «Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto.» Y el Señor añadió a Moisés: Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de tí haré un gran pueblo. Entonces Moisés suplicó al Señor su Dios: ¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac y Jacob a quienes juraste por ti mismo diciendo: «Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre.»
Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.
Palabra de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1,12-17.
Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un violento. Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía.
Dios derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor cristiano. Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: Que Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero, y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Lucas 15,1-32
También les dijo: Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna". El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante del país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos: le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces se dijo: Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me, pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: "padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros".
Se puso en camino adonde estaba su padre: cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió, y echando a correr, se le echó al cuello y se puso besarlo.
Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo".
Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado".
Y empezaron el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y, llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud". Él se indignó, y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado".
El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; deberías alegrarte porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado".
Palabra del Señor
DIÁLOGOS DESDE EL EVANGELIO
N: Amigo Jesús, mi Señor y Salvador: Consoladoras las parábolas que nos presentas hoy en la Eucaristía y que las llaman las “parábolas de la misericordia”. Estas son: la de la oveja perdida, la de la moneda (dracma) perdida y la mal llamada parábola del Hijo pródigo y nos muestran cómo es tu corazón y el corazón de tu Padre al sentir el gozo y la alegría de recuperar lo que estaba perdido.
+Jesús: Me alegro de que las hayas comprendido. Las dije porque los fariseos y los letrados me criticaban al ver que los pecadores y los publicanos venían a escucharme; incluso más de una vez acepté la invitación de comer con ellos en su propia casa.
N: Como hiciste con los publicanos Mateo y Zaqueo y con tantos otros. Se cumple aquello de que ”Dios no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva”. (Ez. 33,11). Y – te lo digo emocionado – me encanta eso de los banquetes, ese derroche de alegría y de fiesta, no solo en la casa del padre de la parábola cuando vuelve su hijo sino también en el cielo. ¿Cómo serán las fiestas del cielo?
+Jesús: No se pueden describir con palabras humanas. Las fiestas hay que vivirlas. Cuando se viven; cuando la Eucaristía se celebra y se vive como encuentro salvador contigo, con nuestro Padre y el Espíritu; cuando se vive en un ambiente fraterno, se hacen realidad el gozo y la alegría, como adelanto del banquete eterno.
N: Qué mal lo tuvo que pasar el padre, al ver que el hijo mayor no quería entrar ni saber nada de su hermano.
+Jesús: Es cierto, pero no tenemos tiempo. Hoy te pido un favor: que te leas despacio la parábola y trates de analizar cómo es el corazón del Padre y ver a cuál de los dos hermanos te pareces más.
N: Te lo prometo, amigo Jesús.
VE Y LO CUENTAS
Toda su vida fue ahorrando y ayudando a todo el que se presentaba. Jamás hizo ostentación de nada ni se permitió lujos de ningún tipo; vivía al mínimo. En algún momento, sólo a su confesor le declaró todo lo que había ahorrado en su vida: quería que quedara para ayudar a los más pobres y a la comunidad (Iglesia) donde ella vivió, en la que sus padres la bautizaron, en la que hizo su primera comunión y donde había vivido los momentos más importantes de su vida. Al final de su vida, muy enferma, se encontró completamente sola y ningún familiar quiso hacerse cargo de ella; unas monjitas la acogieron en su residencia para abandonados sin exigirle nada a cambio. Recuerdo que cuando abrimos su testamento, fue todo un rosario de sorpresas, sobre todo para aquellos que nunca habían aparecido para nada y ahora venían a demostrar que eran parientes próximos. Con su fortuna de muchos millones se renovó completamente la residencia de ancianos y se construyeron salones para la catequesis en la parroquia.
LO QUE NO VENDE
No vende ser buenos y solidarios, ¡definitivamente! Eso es nadar contra corriente. Al final sólo quedan las palabras salidas de lo más hondo del alma de aquella vecina que llorando me decía: “No tuve madre y en ella encontré a alguien que me quiso y lo que me hubiera gustado hacer con mi madre lo hice con ella; Dios me es testigo que jamás busqué otra cosa que no fuera hacerla feliz”. Cuando murió la vecina, anciana, que pasó más de diez años enferma, sin que sus hijos asomaran para otra cosa que para ver cómo llevaba la cartilla del banco, se enfrentaron a la vecina que la cuidó, pidiéndole las cuentas de lo que su madre le había dado, pues entendían que ya le pagaría de sobra.
EN ESTA SEMANA
- Recordamos que el próximo domingo día 19 comenzamos con el horario de invierno: tendremos la misa a las 10, a las 12 y a las 7.
- Los niños que empiezan el curso 1º en la escuela deben inscribirse en la catequesis. De lo contrario no podrán hacer la primera comunión en el 4º curso.