HOJA PARROQUIAL DE
S. JOSÉ DE LINARES
DOMINGO –XXX- DEL T.O.
23 de octubre de 2016
Año -IX- Nº 362
EDITORIAL
DOMUND
Todo el mes de octubre tiene un carácter eminentemente misionero; lo comenzamos con la celebración de Sta. Teresita del Niño Jesús, que es la patrona de las misiones, y tiene su plenitud justamente en este domingo, donde celebramos algo que pertenece a nuestra identidad de cristianos: todos somos MISIONEROS, porque todos estamos llamados e invitados a ser testigos de la vida y del mensaje que Cristo dejó a su Iglesia, de la que cada uno somos un miembro vivo.
Este año estamos celebrando el Jubileo de la Misericordia, y precisamente el ámbito misionero es una de las expresiones más fuertes de esta dimensión misericordiosa que ha de distinguir a la Iglesia en todo lo que hace: debe de estar implicada en todos los campos en los que el ser humano se siente desprotegido, llevando el consuelo, la salud, la cultura, la promoción social, la esperanza, la fraternidad… la fe a todos los hombres, sin distinción de razas, culturas, credos, siguiendo siempre el mandato de Cristo de llevar el anuncio de la salvación y la proclamación de la fraternidad que proviene de ser hijos de DIOS-AMOR.
La implicación de la Iglesia no es solamente a nivel económico, que ya lo hace con fuerza a través de la ayuda que cada creyente hace de forma solidaria, sino también a nivel personal, poniendo vidas de personas que entregan su vida y sus bienes a fondo perdido para ayudar a sus hermanos desprotegidos; y a nivel espiritual, pidiendo a Dios continuamente por todos aquellos que entregan su vida, por el trabajo que hacen y por aquellos que se encuentran desamparados, para que siga dando fuerza, ánimo y consuelo a todos los que entregan su vida y a los que la reciben.
Concretamente, nuestra iglesia española, además de sus 13.000 misioneros (de los cuales, 104 son de nuestra iglesia de Jaén), el año pasado colaboró en proyectos de desarrollo con 2.335.024´72€ en Asia; con 1.318.638´69€ en América; con 10.025.985´03€ en África; con 42.366´95 € en Oceanía con la ayuda de este día; aparte está todo lo que hace a través de Manos Unidas y lo que particularmente se hace, que es incontable, llevados del principio de Jesús de que no sepa la mano derecha lo que hace la izquierda.
PALABRA DE DIOS
Lectura del libro del Eclesiástico 35, 12‑14. 16‑18
El Señor es un Dios justo, que no puede ser parcial; no es parcial contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido; no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja; sus penas consiguen su favor, y su grito alcanza las nubes; los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan; no ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justicia.
Palabra de Dios
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6‑8. 16‑18
Querido hermano:
Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente.
He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe.
Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.
La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone.
Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león.
El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9‑14
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:
-“Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.”
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:
“¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.”
Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”
Palabra del Señor
NOS HABLA EL PAPA
En el mensaje que el Papa ha lanzado a la Iglesia para esta jornada, entre las muchas cosas que nos dice, se detiene en uno de los aspectos de la MISIÓN que la Iglesia realiza y dice expresamente: “En muchos lugares, la evangelización comienza con la actividad educativa, a la que el trabajo misionero le dedica esfuerzo y tiempo, como el viñador misericordioso del evangelio (Lc.13,7-9; Jn.15,1) con la paciencia de esperar el fruto después de años de lenta formación; se forman así personas capaces de evangelizar y de llevar el evangelio a los lugares más insospechados. La iglesia puede ser definida “madre”, también por los que llegarán un día a la fe en Cristo. Espero, pues, que el pueblo santo de Dios realice el servicio materno de la misericordia, que tanto ayuda a que los pueblos que todavía no conocen al Señor lo encuentren y lo amen. En efecto, la fe es un don de Dios y no fruto del proselitismo; crece gracias a la fe y a la caridad de los evangelizadores que son testigos de Cristo. A los discípulos de Jesús, cuando van por los caminos del mundo, se les pide ese amor que no mide, sino que tiende más bien a tratar a todos con la misma medida del Señor; anunciamos el don más hermoso y más grande que Él nos ha dado: su vida y su amor”.
TESTIGOS DE JESUCRISTO
Ser MISIONERO es ser testigo de Jesucristo, donde quiera que estés: en tu trabajo, en tu casa, entre tu gente, en la vida… Ser testigo de Jesucristo no es algo que se desconecta de la vida, sino que, por el contrario, la llena y la ilumina, de tal forma que -como decía S. Pablo a los tesalonicenses (5,10)- “ya comas, duermas… hazlo todo en nombre del Señor”. Y actuar en su nombre es ser una persona que va por la vida con la verdad, con la justicia, con el amor, con la paz y cuando hay que dar razón del por qué vivimos y actuamos así, decir sin avergonzarnos que actuamos en nombre del Señor que es quien llena nuestras vidas.
Ser testigos de Jesucristo no es solo quedarse en ritualismos y devociones a imágenes o a ritos sagrados, sino en vivir una vida en el amor, en la verdad, en la justicia y en la paz y, después, es precioso poder celebrar esa vida.
Las estadísticas nos muestran el número de los asesinados por ser testigos de Jesucristo, gente que ha estado dispuesta a dar su vida por Él, de la misma manera que Él la dio por nosotros: el año pasado fueron unos 4000, y en lo que llevamos del 2016 ya se ha superado la cifra y vamos por 7000, que no han dudado entregar su vida por confesar a Jesús, mientras, mucha gente acomodada en su rutina, le molesta, incluso, el escuchar que se digan estas cosas.
EL CRISTIANO MISIONERO
La historia de la Iglesia está llena de hombres y mujeres que han sido capaces de dar testimonio del amor que Cristo nos dejó como signo de identidad y de hacer de la CRUZ el mayor signo de libertad que nadie pueda imaginar, liberándose, incluso, de aquellas cosas y tendencias lícitas y necesarias que le reportarían un bien para sus vidas; en este sentido quiero traer la expresión de un amigo que en estos días nos visitaba viniendo de Ecuador y me decía, después de dar una vuelta para que conociera nuestra tierra: “Cada vez me siento más impresionado viendo todo esto: veo una tierra tan linda, vuestra familia, vuestros amigos, el ambiente que vivís, las comodidades que tenéis, vuestras posibilidades, vuestro sistema de vida… y sois capaces de dejar todo esto y venirse a sufrir con nosotros y a darnos hasta vuestros bienes y vuestra vida, de forma absolutamente gratuita… Esto me deja fuera de juego y no alcanzo a explicarme; solo una fuerza divina es capaz de hacer que se dé esto”.
Es importante que no perdamos nunca estas cosas de vista, incluso estar atentos en nuestra misma vida comunitaria; es una alegría ver cómo cada año un 40% de nuestro presupuesto es destinado a la solidaridad y no para presumir, sino que esto es como nuestro ADN, aunque le caiga mal a aquellos que solo buscan lo negativo.
EDUCAR
Educar es una actividad penosa: se navega contra corriente. Requiere tiempo y dedicación; obliga a ser exigente con el hijo, a quedar mal con él muchas veces; y, sobre todo, exige amor al educando. Por ello, la educación se asienta en tres grandes ejes: la ternura, la exigencia y la comunicación.
EN ESTA SEMANA
Es la última oportunidad que damos para la composición del grupo de mayores para la confirmación que comenzará a partir del lunes.