HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ
DE LINARES
DOM. 29º del T. Ordinario –B-
18 de octubre 2015
Año -VII- Nº 318
Editorial
¡Misericordia!
Si nos pusiéramos a comparar lo que nos distingue a los cristianos del resto de las religiones, quizá uno de los rasgos más característicos de nuestra fe fuera la misericordia.
Ya sabéis que estamos en el año de la misericordia, así que tenemos una oportunidad estupenda de pararnos a pensar en este sentimiento tan distintivo nuestro y, ¡mejor aún! de ejercerla con todos los que nos rodean.
Muchas veces es bueno usar el diccionario para recuperar la esencia de las palabras, que muchas veces se nos gastan de tanto usarlas o se nos vician de mal-usarlas.
Dice el diccionario de la Real Academia que misericordia es, por un lado, Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas. Nada menos. Clamamos misericordia al Señor cuando hemos pecado (¡Misericordia, Señor, por tu bondad!), y esperamos su perdón. Pero dice el DRAE por otro lado que misericordia es Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos. Y ello nos hace a nosotros protagonistas en el ejercicio de la misericordia, porque si recibimos la misericordia del Señor, ¡cómo no derramarla en los demás!
El grito desesperado de ¡MISERICORDIA! de cualquier ser humano en tantas circunstancias de la vida es un rasgo distintivo de nuestra limitación: todos nosotros en algún momento de nuestras vidas sentiremos la necesidad de clamarlo, cuando seamos víctimas de la injusticia, presos de la enfermedad, necesitados del perdón. En esos momentos, tener fe en la virtud de Dios-Padre de mostrarse misericordioso y ser capaces de regalar nosotros mismos esa misericordia deben ser las dos caras de la misma moneda.
Palabra de Dios
Lectura del libro de Isaías 53, 10‑11
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano.
Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento.
Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.
Palabra de Dios.
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14‑16
Hermanos:
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.
Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
Palabra de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 35‑45
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-“Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.”
Les preguntó:
-“¿Qué queréis que haga por vosotros?”
Contestaron:
-“Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.”
Jesús replicó:
-“No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?”
Contestaron:
-“Lo somos.”
Jesús les dijo:
-“El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.”
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
-“Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.”
Palabra del Señor.
Ecos de Francisco
EL ROSTRO DE LA MISERICORDIA
Para los tiempos que vivimos en donde aflora el ansia de venganza ante tal proliferación de corrupción, el Papa trae al recuerdo las palabras que san Juan XXIII pronunció en la apertura del Concilio para indicar el camino a seguir: “En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad…”
(4) La iglesia prefiere mostrarse “madre” en lugar de “juez” y en esa misma onda se coloca también el beato Pablo VI quien en la conclusión del Concilio también se expresaba así: “Queremos más bien notar cómo la religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad… La antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio… Una corriente de afecto y admiración se ha volcado del Concilio hacia el mundo moderno. Ha reprobado los errores, sí, porque lo exige, no menos la caridad que la verdad, pero, para las personas, sólo invitación, respeto y amor. El Concilio ha enviado al mundo contemporáneo en lugar de deprimentes diagnósticos, remedios alentadores, en vez de funestos presagios, mensajes de esperanza: sus valores no sólo han sido respetados sino honrados, sostenidos sus incesantes esfuerzos, sus aspiraciones, purificadas y bendecidas…
El Papa confía en la fuerza del Espíritu Santo que es el que guía a su iglesia y por eso espera que el año que viene, cuando el día de Cristo Rey cerremos este año jubilar, la iglesia se sienta con la alegría del que se siente perdonado y al mismo tiempo haya servido el perdón, la reconciliación y haya podido ser para el mundo una expresión de la misericordia de Dios hacia los hombres
El Servicio
Los que en algún momento de nuestra vida hemos tenido que ocupar algún cargo de responsabilidad tenemos en el Evangelio de hoy un compendio de lo que debe ser nuestra actitud. El cargo no debe buscarse como una muestra de poder ni como un logro por nuestros méritos, sino como quien asume por responsabilidad (o más allá, por amor) un servicio con los demás. Y el cargo no debe ejercerse como una tiranía, sino que debemos ganarnos el respeto de los que nos rodean haciéndonos los servidores de todos.
Día Internacional contra la pobreza
El sábado 17 se celebra el día internacional para la erradicación de la pobreza. Dentro de cómo se descafeínan estas iniciativas, no podemos olvidar que acabar con la pobreza es posible y que sólo está en nuestras manos hacerlo.