HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ
DE LINARES
DOMINGO XII T.O. –B-
21-JUNIO-2015
Año -VI- Nº 312
Editorial
O BLANCO O NEGRO
Recientemente hemos leído un interesante artículo en la revista de información social y religiosa alandar titulado “El peligro de las dicotomías y los medios de comunicación”. Está escrito por una periodista que ha pasado por un cáncer de mama y que repasa cómo en ese proceso ha tenido que enfrentarse la dicotomía “sana-enferma”.
Pero el artículo habla de otras dicotomías, y nos ha hecho pensar en cómo juzgamos, valoramos y pensamos sobre muchos de los aspectos que nos afectan en el día a día.
Tenemos la tendencia a pensar que las cosas son blancas o negras. Utilizamos, por ejemplo, la excusa del ¡ojo con el relativismo! para distinguir unilateralmente lo que está bien (que suele ser lo que yo hago o digo) de lo que está mal (que suele ser lo que los otros hacen o dicen), porque nos autoconvencemos de que no nos valen las medias tintas y apenas dudamos de que hay una única interpretación de las cosas, la que yo hago, que distingue “los buenos” de “los malos”, “los míos”, de “ellos”. “Las dicotomías y los sistemas binarios están tan arraigados en nuestra sociedad que, incluso, atraviesan otros aspectos. Y todos nos hemos tenido que enfrentar a ellos (perdedor-ganador, mala madre-buena madre, puta-santa)”.
Pero ¿y si no fuera tan fácil? ¿Y si hubiera matices? La autora habla de la presentación de una escritora nigeriana que previene sobre el peligro de “la única historia”: y es que esa única forma de ver la realidad crea estereotipos, “y el problema con los estereotipos no es que no sean verdad sino que son incompletos. Convierten la única historia en absoluta”.
Las dicotomías y los sistemas binarios son sistemas impuestos que a veces nos quitan libertad. No existe una única historia. Hay muchas historias y necesitamos oírlas todas.
Palabra de Dios
Lectura del libro de Job 38, 1. 8‑11
El Señor habló a Job desde la tormenta: -“¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas?"
Palabra de Dios
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14‑17
Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
Por tanto, no valoramos a nadie según la carne.
Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.
El que es de Cristo es una criatura nueva.
Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 35‑40
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
-“Vamos a la otra orilla.”
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:
-“Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?”
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:
-“¡Silencio, cállate!”
El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:
-“¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”
Se quedaron espantados y se decían unos a otros:
-“¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen¡”
Palabra del Señor
Dice el Papa
El Papa, fiel al encargo que le dieron todos los obispos, cogió unos cuantos puntos que creyó necesario afrontar en el momento actual que vivimos ateniéndose siempre al mandato que nos dio Cristo: «Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20).
El ser transmisores del mensaje que Él nos dejó es algo que pertenece a la esencia de la Iglesia: la MISIÓN.
El Papa observa el estancamiento en el que hace mucho tiempo entró la Iglesia acomodándose en un situación de cristiandad y esperando que la gente venga a nosotros, cuando el mandato que tenemos es completamente diferente: estamos llamados a llevar el mensaje, a transmitirlo hasta el punto que el Papa caracteriza a la Iglesia como una institución en “salida” porque el mensaje que tiene no puede dejar tranquilo a nadie: “Abraham aceptó el llamado a salir hacia una tierra nueva (cf. Gn 12,1-3). Moisés escuchó el llamado de Dios: «Ve, yo te envío» (Ex 3,10), e hizo salir al pueblo hacia la tierra de la promesa (cf. Ex 3,17). A Jeremías le dijo: «Adondequiera que yo te envíe irás» (Jr 1,7). Hoy, en este «id» de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. (20)
Esta actitud que tiene como raíz la Iglesia, Cristo la proyecta después en los apóstoles enviándolo hasta el último rincón de la tierra, ahora “somos todos invitados a salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”.
Iglesia servidora de los pobres
Hemos pasado por alto semanas atrás la publicación de un importante documento de la Conferencia Episcopal. Se trata de la instrucción pastoral “Iglesia, servidora de los pobres”. Dado los tiempos que corren, conviene tener muy presente cuáles son las directrices que en relación con este tema tenemos de nuestros pastores. El documento comienza analizando la situación social actual y los factores que están en su origen y lo explican. Presta atención a las “nuevas pobrezas”, como la que afecta a inmigrantes o la que yace silenciosa en el ámbito rural. Seguidamente los obispos enumeran los principios de la Doctrina social de la Iglesia que iluminan la realidad: solidaridad, bien común, derecho a un trabajo digno y estable son destacados como pilares de las propuestas de la Doctrina Social. Finalmente, el documento ofrece propuestas esperanzadoras desde la fe para vivir el compromiso caritativo, social y político.
La casa de las Hermanas
La semana pasada tuvimos la oportunidad de participar en el rastrillo solidario de las Hermanas de la Consolación. Siempre es un placer encontrar una excusa para hacerles una visita, y ocasiones como ésta lo son aún más.
La casa de las Hermanas es para la Parroquia un privilegio, uno de esos regalos que el Señor nos da para que no se nos olvide que la promesa del Reino de Dios no es una utopía, sino que puede hacerse realidad a poco que pongamos de nuestra parte.
Una de las jóvenes de nuestra parroquia que se ha confirmado recientemente barajaba por dónde dirigir ahora su proceso de crecimiento como creyente (ese que no acaba nunca, no lo olvidemos). Al final no lo ha dudado: lo que más le llena es echar una mano a las Hermanas, formar parte de este precioso proyecto que a todos nos enorgullece y nos llena de esperanza.
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DSI #iMision 8 de junio: Defender la familia es defender sus derechos... Lo demás es poesía.