La Cabria, nº 240


HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES
DOM. 34 CRISTO REY
24-Noviembre-2013
Año V- Nº 240

Editorial

Cristo, rey

Hoy celebramos la festividad solemne de nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Lo cierto es que desde el principio mismo muy poca gente entendió el calado de este “título”. Y es que su mensaje es tan diferente que siempre ha costado trabajo llegar al fondo de lo que Él nos quiere decir. Sus contemporáneos, a la primera de cambio, trataron de hacerlo “rey” a la manera en que lo eran los reyes de entonces. En el mismo calvario, como nos dice el Evangelio de hoy, se burlaban de Él por haberse proclamado “rey” y no ser capaz de salvarse a sí mismo. Sus propios discípulos, ante el anuncio del “Reino”, se peleaban por los mejores puestos de “su gobierno”. Incluso no hace tanto, en nuestra misma España, hasta hubo un grupo de terroristas que se autodenominaban “Guerrilleros de Cristo Rey” y se dedicaban incluso a matar en nombre, nada menos, que de “Cristo Rey”.

El significado del Reino del cuál Cristo es Rey es muy diferente, y tiene que ver con la manera en que nosotros entendemos nuestro mundo: hay quien piensa, por ejemplo, que este mundo no tiene arreglo, que lo mejor es el “sálvese quien pueda” porque cada uno va a lo suyo y, en ese caso, más nos vale mirar por nosotros y por los nuestros. Jesús, por el contrario, declara que este mundo Dios no lo ha creado para que el egoísmo y la injusticia campen a sus anchas. Él nos dice que Dios Padre ha creado el mundo por Amor y para el Amor, y ese Amor sólo puede manifestarse en Paz y Justicia: ese mundo es del que Cristo se proclama Rey.

Por otra parte, ser cristiano significa creerse de verdad la posibilidad de este reinado, que está ya entre nosotros pero todavía no en plenitud. Y no vale caer en el desánimo por todas las injusticias que vemos cada día, sino pelear, como soldados sin armas ni violencia, por la implantación definitiva de ese Reino. Creer que va a llegar es un acto de fe que todo cristiano tiene que asumir.

Palabra de Dios

PRIMERA LECTURA. Lectura del libro de Samuel 5, 1-3

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron:

- «Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel."»

Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel. 

Palabra de Dios. 

SEGUNDA LECTURA. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 12-20

Hermanos:

Darnos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.

Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios. 

EVANGELIO. Lectura del santo evangelio según san Lucas 23, 35-43

En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo:

- «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»

Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:

- «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»

Habla encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:

- «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»

Pero el otro lo increpaba:

- «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»

Y decía:

- «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»

Jesús le respondió:

- «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.» 

Palabra del Señor.

Vivir en la Iglesia

VIVIR EN CONFLICTO-IV-

En este choque constante de Jesús con los apóstoles nos encontramos innumerables momentos en los que Jesús tiene que ponerlos en su sitio porque ellos van por otro lado y tiene que corregir la manera de pensar, sus mismos sentimientos:

-El momento de la tempestad calmada: lo traen los tres evangelistas; debió de ser algo muy fuerte; no sabemos nada, pero ha quedado constancia del reproche que Jesús les hizo: “¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?” (Mt. 8,26)

-Podemos recordar el momento en que no dejan a Jesús y a los apóstoles entrar en Gerasa porque había curado a un endemoniado; la gente prefería vivir con un endemoniado antes que con una persona que les llevaba la paz (Mt. 8, 34)

-Algo parecido ocurre con las curaciones que va haciendo y son interpretadas como blasfemias que escandalizan (Mt. 9,3) y su relación con la gente marginada y excluida escandaliza a todos (Mt. 9,11. 34)

-Los envió a ir delante de Él para que la gente supiera algo de Jesús cuando se encontraran con Él y les dio algunas normas. Cuando volvieron venían entusiasmados y para que no se emocionaran y cogieran de mala manera la experiencia, se puso a decirles: “Tened cuidado; yo os envío como ovejas en medio de lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas… porque os van a entregar en los tribunales, os azotarán en la sinagoga y os harán comparecer ante gobernantes y reyes por mi causa…” (Mt. 10, 16-19). No es de color de rosa lo que les espera, sino una fuerte lucha que les va a costar la vida: “Seréis odiados todos a causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el final, se salvará” (Mt. 10,22)

Ve y lo cuentas

Si hemos asumido que Cristo es Rey en un Reino donde tiene que triunfar el Amor y la Justicia, si nos consideramos soldados de ese Reino, está claro que tenemos muchas batallas que librar. Empecemos por caer en la cuenta que hace mucho frío, ¿verdad? Pues desde Cáritas Interparroquial nos hacen este llamamiento: 

"En estos días en los que el frío se hace más duro, acordémonos de los sin techo, de aquellos que no tiene hogar, aumentemos la solidaridad ya sea con ropa, alimentos..., ¡ellos nos necesitan! Entre todos podemos hacer grandes cosas, así agradecer a nuestros voluntarios que cada día se esfuerzan en los distintos ámbitos en los que trabajan por dar lo mejor de sí mismos, ofrecen no sólo ropa o alimento, sino una sonrisa, un rato de conversación, una esperanza para todos los invisibles de nuestros días.
Entre todos podemos conseguir cambiar el frío por calidez, la tristeza por sonrisa y desolación por esperanza.
Intentemos ser más solidarios, muchas cosas de las que nos sobran a otros les falta....”.

Esto no vende

Ahora que comienza la campaña de aceituna, muchos celebran la posibilidad de obtener unos ingresos que, en los tiempos que corren, van a sacar de más de un apuro.

La cara amarga de la noticia es de nuevo la de los inmigrantes que también acuden a nuestra tierra ante la esperanza de poder obtener unos jornales.
Cáritas Diocesana denuncia que muchos de ellos están durmiendo ya en la calle, a pesar del frío que aunque tarde, ha llegado, y pide a las administraciones "cuantas acciones sean necesarias" para evitarlo y "dar un trato digno a estas personas".

Hasta que el 29 de noviembre abran sus puertas la red provincial de albergues, Cáritas atiende a gran parte de estas personas con los medios de los que dispone, proporcionando al menos algo de comida y la posibilidad de asearse.

La cita

Somos soldados derrotados de una causa invencible, la causa de los derechos humanos, que son derechos divinos”. Pedro Casaldáliga.