La Cabria, nº 216

HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES 
DOM. Ramos t.o. C 
24-marzo 2013 Año V- Nº 216

Editorial

DOMINGO DE RAMOS DEL PAPA FRANCISCO

En aquel tiempo el ambiente era tremendo: el pueblo estaba acabado y había perdido la confianza en todo y en todos; nadie sabía con quién se estaba tuteando, si era adepto al régimen romano o al judío, pues por ambas partes te la jugabas el tipo; hicieras lo que hicieras se te podía revolver en tu contra... 

En medio de ese ambiente Jesús entró en Jerusalén definiéndose en pro de la Verdad, de la Justicia, de la Paz y del Amor y lo consideraron revolucionario, antisistema, blasfemo, endemoniado, agitador político… 

Francisco, también tú acabas de subir a Jerusalén; empezaste diciéndole a tus hermanos cardenales que sean intachables y les dijiste: “Que Dios os perdone de lo que habéis hecho conmigo”. La verdad es que ha sido una buena faena, pero estamos todos contentos, creemos que el Espíritu nos ha hecho un gran regalo; no tengas miedo en asumir el servicio que te pide la Iglesia de este momento. Muchos lo hemos sentido como una ráfaga de viento fresco dentro de ella, aunque otros muchos ya andan rebuscando como escarabajos en las papeleras todo lo que pueda sonar a anti-sistema, blasfemo del progreso, filo-dictador… para seguir dándole cuerda al ventilador… ¿quién te sentenciará? 

¡Bienvenido, hermano Francisco! Queremos brindarte nuestras manos para reconstruir contigo la Iglesia allí donde las goteras están haciendo que se cuele el relativismo moral, el subjetivismo y el permisivismo que nos invita al “todo vale”. Queremos contigo recuperar el espíritu de libertad que da la pobreza evangélica, que nos hace estar al lado de los más débiles y desprotegidos y despojarnos del polvo que el camino de la historia ha ido posándose en las estructuras eclesiales, para poder presentar un rostro limpio y claro del que dio su vida en la cruz para traernos la salvación.

Palabra de Dios

Lectura del libro de Isaías. 

El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo. El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado. 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos. 

Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor». 

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas. 

Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: «¿Por qué lo desatan?», respondan: «El Señor lo necesita»”. Los enviados partieron y encontraron todo como él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron: “¿Por qué lo desatan?” Y ellos respondieron: “El Señor lo necesita”. Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar. Mientras él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino. Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. Y decían: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”

Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 65

En el encinar de Mambré. Gn. 18, 1-15. (a) 

Christian: (Cristiano o seguidor de Cristo): He leído lo de la visita que recibiste junto al encinar de Mambré. El sol se caía a pedazos, por lo que tú estabas sentado a la sombra ante la puerta de tu tienda. 

Abraham: Así pasaba buenos ratos, cuando se aproximaba la hora de la comida e igualmente después de comer. Tenía dos árboles muy frondosos y, como había muchas encinas, de vez en cuando me regalaban una brisa, que me acariciaba y refrescaba mi sudoroso rostro 

Christian: Y recibiste nada menos que la visita del Señor. Sí, eran tres hombres, pero, en realidad, la fe te llevó a intuir que aquellos tres visitantes eran el mismo Dios. 

Abraham: Es cierto, amigo Cristian. Nada más verlos el corazón me dio como un salto, me puse en pie, corrí a su encuentro, me postré en tierra y llevado por una fuerza interior, dije: “Mi Señor, por favor; si he hallado gracia a tus ojos, no pases sin detenerte con tu siervo”. 

Christian: y se detuvo (se detuvieron) y tú diste ejemplo de tu capacidad de acogida: les ofreciste agua, y les pusiste de comer, y fuiste de prisa en busca de Sara para que hiciera el pan, y mandaste matar un becerro tierno y cebado y, sentados a la sombra del árbol, comieron, mientras tú permanecías de pie junto a ellos. Todo un ejemplo de hospitalidad. 

Abraham: Hice lo que tenía que hacer. La hospitalidad es algo que pertenece a la misma esencia de mi familia. En nuestros largos viajes, muchas veces hemos sido recibidos y tratados como yo he atendido a estos tres desconocidos, a quienes yo tomé por mi Señor. 

Christian: Hace tiempo que leí en un libro que todos somos huéspedes de Dios. Él nos ha acogido en este gran palacio del mundo: ha puesto a nuestra disposición la tierra, regada y fertilizada por inquietos y serpenteantes arroyos, que alimentan los caudalosos ríos; nos ha dado los árboles frutales, los animales, las hortalizas, el aire que respiramos, el sol, la luna y las estrellas…Tantas cosas… Pero, amigo Abraham, seguiremos el próximo día.

Horarios para la Semana Santa

Día 24. DOMINGO DE RAMOS: 
-9’00. Misa y Bendición de los Ramos 
-10’00. Procesión. 
-12’00. Santa Misa. 
-19’00. Santa Misa. 

Día 25. LUNES SANTO: 
- Por la mañana, visita a los enfermos. 
-19’00. Eucaristía. 
-19’30. Oración en torno a la Pasión. 

Día 26. MARTES SANTO: 
-11’00. Misa Crismal en la Catedral 
-19’00. Eucaristía. 
-19’30. Oración en torno a la Pasión 

Día 27. MIÉRCOLES SANTO: 
- Por la mañana, visita a los enfermos. 
-19’00: Procesión de Jesús de la Buena Muerte. 
-19’30. Oración en torno a la Pasión en casa de las Hermanas. 

Día 28. JUEVES SANTO: 
-19’00. Cena del Señor. 
-23’00. Hora Santa. 

Día 29. VIERNES SANTO: 
-11’00. Vía Crucis de los enfermos. 
-16’00. Adoración de la Cruz. 
-19’00. Oración en torno a la Pasión. 

Día 30. SÁBADO SANTO: 
-23’00. Solemne Vigilia Pascual. 

Día 31. DOMINGO DE PASCUA: 
-10’00. Eucaristía 12’00. Eucaristía.

Lo que no vende

La figura de Jesús entusiasmó mientras lo escuchaban y lo veían enfrentarse con los fariseos y los maestros de la ley, hasta el momento en que empezó a decir que había que implicarse y no quedarse como un mirón, sino protagonista del cambio. Ahí empezaron a mirarlo de otra manera. Es muy posible que nos entusiasmemos viendo el aire fresco que supone la figura del Papa hasta que nos pida que tomemos posiciones concretas... 

En esta semana 

La semana de Pascua es la más importante de todas las celebraciones del año; en ella vivimos concentrado todo el misterio de la vida cristiana. 

Invitamos a celebrarla entera: pasión, muerte y resurrección. Una muerte que se queda en el sepulcro es un fracaso y una resurrección que no pasa por la muerte es una quimera, una ilusión. 

¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!