La Cabria, nº 215


HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES 
DOM. 5º CUARESMA. C 
17 DE MARZO 2013 Año V- Nº 215

Editorial

EL PRIMER ELEGIDO

En plena efervescencia ante la elección de nuestro nuevo Papa, se nos ocurre preguntarnos: ¿Qué vería Jesús en Pedro? 

Porque Pedro no era el más erudito de los apóstoles. Fue un trabajador del mar, de clase humilde, sensible a la injusticia y rebelde frente a la opresión. De fuerte personalidad, impulsivo y franco. Empatizó muy pronto con Jesús, lo acogió en su casa y lo siguió a todas partes. 

El Evangelio relata su presencia en los momentos más extraordinarios. Tuvo fallos, pero también el valor de reconocerlos, arrepentirse y cambiar. Escuchó de labios de su amigo y maestro las palabras más duras: “Apártate de mí, Satanás…”, y recibió de él la más alta misión. En un momento de debilidad lo negó tres veces y tres veces le afirmó su amor y su adhesión. Como el resto de sus compañeros, no comprendió del todo a Jesús hasta después de la resurrección. 

A partir de ahí se transformó. El Espíritu hizo fructificar abundantemente la experiencia vivida junto a él y el profundo sentido de su vida y su mensaje; iluminando además todo lo que conocía del Antiguo Testamento. Sus Cartas son un reflejo fiel de esta evolución. 

No defraudó la confianza que el Señor puso en él. Fiel a su compromiso y coherente hasta el final, dio un valiente testimonio de cuanto había visto y oído, en aquellos tiempos difíciles en que comenzaba la andadura de la Iglesia. Murió también en la cruz, pero cabeza abajo por no considerarse digno de hacerlo como el Maestro. El encuentro íntimo con Jesús y la acción del Espíritu Santo, transformaron a un hombre como tantos otros, en una roca firme donde apoyar la Iglesia. Que el nuevo pontífice goce de ambas experiencias.

Palabra de Dios

1ª Lectura: Lectura del profeta Isaías. 43,16-21 

Así dice el Señor que abrió camino en el mar y sendas en en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo; me glorificarán las bestias del campo, chacales y avestruces, porque ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza. 

2ª Lectura. Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los filipenses 3,8-14 

Hermanos: todo lo estimo pérdida, comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo perdí todo y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía -la de la ley- sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. 

Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de los muertos. No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo. Y aunque poseo el premio, porque Cristo Jesús me lo ha entregado, hermanos, yo a mi mismo me considero como si aún no hubiera conseguido el premio. 

Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome a lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que dios desde arriba llama en Cristo Jesús. 

Lectura del santo evangelio según S. Juan. 8,1-11 

En aquel tiempo Jesús se retiró al monte de los olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú, ¿qué dices? Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. 

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra” e inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó: “Mujer, ¿donde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado? Ella contestó: Ninguno, Señor. Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más”

Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 64

Alianza de Dios con Abraham 

Christian: He leído, amigo Abraham, el capítulo 15 del Génesis. (Gn. 15), y me ha encantado. Me refiero al sacrificio que ofreciste a Dios.

Abraham: Pues mira, amigo Christian: yo estuve pensando en mis planes de futuro. Tenía mis dudas y mis miedos, pero el Señor me habló, como siempre, al corazón y me dijo: "No temas, Abram, yo soy tu protector, tu recompensa será muy grande." 

Christian: ¿Y cuáles eran tus dudas? 

Abraham: La principal de todas es que Dios me prometía una gran recompensa, tierras y descendencia numerosa, pero yo no tenía hijos. Yavé me sacó fuera y me dijo: "Mira al cielo y cuenta las estrellas, si puedes. Así será tu descendencia." 

Christian: Y tú, como siempre, creíste al Señor. Así has pasado a la historia como el hombre de la fe y el padre de todos los creyentes. 

Abraham: No lo puedo remediar. La voz del Señor me conmueve. Me dijo: "Yo soy Yavé, que te sacó de Ur de los Caldeos, para entregarte esta tierra en propiedad". Y me dijo que le ofreciera una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos de tres años, y también una paloma y un pichón. 

Christian: Así eran los sacrificios que se ofrecían a los dioses: se sacrificaban los animales y se consumían al fuego. 

Abraham: Cierto; así lo hacía mi padre y yo seguí la costumbre. Era el atardecer. El sol se iba acercando a la línea del horizonte, acariciando y transformando en brillantes placas de oro unas tenues nubecillas. Partí los animales por la mitad y puse una mitad frente a la otra. No tardaron mucho en aparecer las aves rapaces y yo las ahuyentaba. 

Christian: ¿Y sentías dentro a tu Dios?¿O lo esperabas con impaciencia? 

Abraham: Cuando el sol estaba a punto de ponerse, caí en un profundo sueño y se apoderó de mi un terror y una gran oscuridad. Cuando se puso el sol y estuvo completamente oscuro, un horno humeante y una antorcha encendida pasaron en medio de los animales descuartizados. Gn. 15,12.17-18. 

Fue entonces cuando el Señor hizo una alianza conmigo diciendo: "Yo he dado esta tierra a tu descendencia desde el Torrente de Egipto hasta el Gran Río, el río Éufrates". De esta alianza hablaremos en otra ocasión. 

Christian: De acuerdo, amigo.

Estad preparados

La Iglesia está de actualidad en la portada de todos los medios de comunicación, lo que la convierte en blanco perfecto para los ataques de todos sus enemigos. En estos días se van a recrudecer y vamos a ver y a oír muchas opiniones que intentarán sembrar dudas, desprestigiarla y hacernos daño. 

Es momento de tener muy claro el fundamento de nuestra fe: Los cristianos, que formamos la Iglesia, seguimos a Jesucristo, intentando poner en práctica los valores del Evangelio. Por tanto, no está basada en otras personas, ni en las instituciones fundadas por éstas. Todo lo humano es imperfecto y, en consecuencia, susceptible de equivocaciones y fallos. Cuando se produzcan, hay que intentar corregirlos con valentía y transparencia. Estamos llamados a ser luz para el mundo, y la verdad y la coherencia pueden ser dolorosas, pero purifican y sanan. Y en ningún caso, nunca, los errores humanos cometidos en la Iglesia tienen que afectar a nuestra relación con el Señor.

Respeto como mínimo

En nuestra parroquia hemos vivido una experiencia preciosa en los últimos años: Integrar en la Eucaristía los bautismos, para que toda la comunidad participe de la alegría que supone el nacimiento de un nuevo miembro en nuestra familia, la Iglesia. Pero algunos nos han defraudado. 

Hay personas ajenas que acuden ocasionalmente y desconocen el valor, el sentido, los signos y los requisitos de los sacramentos que solicitan. Y en lugar de guardar las formas, aunque sólo sea por educación, campan a sus anchas dando un espectáculo deplorable y faltando el respeto al lugar sagrado y a cuantos nos reunimos en él para celebrar nuestra fe. ¿Cómo podríamos conjugar el cariñoso acogimiento que ofrecemos, con la exigencia de una actitud respetuosa en nuestro templo?

En esta semana

  • El día 22 a las 18,30 Celebración comunitaria de la Penitencia. 
  • Días 17- 19. Triduo a S. José que terminará el día 19 con la misa a las 7 de la tarde en honor a nuestro patrón. Desde aquí invitamos a todos a celebrar el día de S. José para pedirle por todos los hogares de la parroquia y que fortalezca nuestra comunidad parroquial.