HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ
DE LINARES
DOM. 3º Cuaresma C
3-Marzo 2013 Año V- Nº 213
Editorial
Cónclave
Con la renuncia del Santo Padre, efectiva desde el pasado 28 de febrero, encima de la mesa, la Iglesia se enfrenta a un momento importante, el de la elección de un nuevo Papa. Aunque no es una circunstancia que se de todos los días, algunos tenemos la sensación de que esta vez hay algo especial, ya que en vez de un Papa de cuerpo presente hemos tenido a uno despidiéndose entre el cariño de quienes le queremos y preparando una “transición tranquila”.
Sin embargo, no sabemos hasta qué punto esta excepcionalidad no está influyendo también en el ruido de fondo que parece acompañar a cada elección del nuevo Papa. Lo cierto es que los cristianos de a pié no podemos sino escuchar con inquietud todo lo que se está diciendo en torno a esta elección: que si los italianos dicen que ya hace mucho que el Papa no es italiano, que si esta vez debe hablar español, que si no debe ser europeo, que si tal congregación o tal movimiento presiona en favor de tal o cual… Y los comentarios al respecto en gran parte de los medios de comunicación han llegado a un extremo tal que el propio portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, ha denunciado «presiones inaceptables en las últimas semanas para condicionar» el voto de los cardenales que participarán en el Cónclave, y ha criticado a «quienes buscan aprovecharse del momento de sorpresa y desorientación» a raíz de la renuncia del Papa, Benedicto XVI, para «sembrar confusión y echar descrédito» a la Iglesia a través de la «maledicencia, la desinformación y la calumnia».
Probablemente, gran parte de este jaleo sólo se entiende desde una visión tergiversada de lo que significa el ministerio del Papado. Es una pena que haya tanta gente que sólo entienda las cosas desde la óptica del poder o que no le quepa en la cabeza el sentido de la entrega personal, que no pueda imaginar que hay gente que es capaz y cuyo sólo deseo es poner todo lo que tiene al servicio de los demás. Y lo que nos toca a nosotros, los cristianos de base, es rezar y confiar en que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales del cónclave para que elijan al mejor sucesor de Pedro que podamos tener. Que así sea.
Palabra de Dios
Lectura del libro del Éxodo 3,1-8a.13-15.
En aquellos días, pastoreaba Moisés el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: -Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza. Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: -Moisés, Moisés.
Respondió él: -Aquí estoy. Dijo Dios: -No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.
Y añadió: -Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor le dijo: -He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.
Moisés replicó a Dios:-Mira, yo iré a los israelitas y les diré: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntan cómo se llama este Dios, ¿qué les respondo?
Dios dijo a Moisés: -«Soy el que soy». Esto dirás a los israelitas: «Yo soy» me envía a vosotros. Dios añadió: -Esto dirás a los israelitas: El Señor Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación.
Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios. 10,1-6.10-12.
Hermanos: No quiero que ignoréis que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron nuestros padres. No protestéis como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía como un ejemplo: y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado no caiga!
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13,1-9.
En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: -¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera. Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: -Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde? Pero el viñador contestó: -Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.
Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 62
Melquisedec. Un encuentro misterioso e inesperado
Christian: (Cristiano o seguidor de Cristo): Sin entrar en muchos detalles me parece interesante mencionar, tu encuentro, amigo Abraham, con ese misterioso personaje llamado Melquisedec que, llamado Rey de Justicia, era además Rey de Salem (Génesis 14:18), es decir, Rey de Paz.
Abraham: Ciertamente fue un encuentro gratificante. Me salió al encuentro cuando yo volvía de derrotar a Codorlamor y sus aliados, a los que tuve que atacar para rescatar a mi sobrino Lot.
Christian: Perdona que te interrumpa, amigo, ¿es cierto que de Melquisedec tenemos pocos datos?
Abraham: Es cierto. A mí se me presentó como Rey de Sodoma, en el valle de Save (es decir, el valle del Rey). No mencionó ni a su padre ni a su madre, ni dijo nada de su pasado ni de su futuro, Tampoco yo le pregunté, pues estuvimos hablando de los pro-blemas de aquella zona, de las envidias y odios entre reyes, de las guerras innecesarias, del pésimo comportamiento de los habitantes de Sodoma, etc.
Christian: ¿Y cómo era Meelqui-sedec?.
Abraham: Hacía honor a su nombre: “Rey de Paz” (Rey de Salen). Ha-blaba con una serenidad admirable y con una lucidez seductora. Como Rey de Justicia, le latía fuertemente el corazón ante las situaciones injustas. Como era sacerdote del «Dios Altísimo», me trajo pan y vino,
Christian: Esto me recuerda el pan y el vino de la Eucaristía. Jesús los bendijo y se los dio a sus apóstoles como su Cuerpo y su Sangre.
Abraham: Me encantó la bendición de Melquisedec: Abran -me dijo- bendito seas del Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra. Y bendito sea el Dios Altísimo, porque entregó a tus enemigos en tus manos.» Y yo le di la décima parte de todo lo que llevaba..
Seguiremos el próximo día.
CONSEJO: Leer el capítulo 7 de la carta a los Hebreos.
Ve y lo cuentas
La semana pasada nuestros hermanos y hermanas de la Hermandad de la Borriquilla celebraron su triduo. Quienes tuvimos la oportunidad de compartir con ellos alguno de los actos que prepararon no podemos sino mostrar nuestra alegría y nuestro agradecimiento por la labor que hacen. Ya sabéis que esta, vuestra “sede canónica”, es también vuestro hogar, vuestra Comunidad donde os queremos y os necesitamos.
Lo que no vende
En medio de ese ruido de fondo del que hablamos en la editorial, Benedicto XVI se despedía de la Curia haciendo un llamamiento a la unidad eclesial. Comentando la lectura del profeta Joel “¡Perdona a tu pueblo, Señor, y no expongas tu heredad al ludibrio y al escarnio de las gentes!” decía: “Esta plegaria nos hace reflexionar sobre la importancia del testimonio de fe y de vida cristiana de cada uno de nosotros y de nuestras comunidades para manifestar el rostro de la Iglesia, y cómo este, a veces, es desfigurado. Pienso, concretamente, en las culpas contra la unidad de la Iglesia, en las divisiones dentro del cuerpo eclesial. Vivir la Cuaresma en una más intensa y evidente comunión eclesial, superando individualismos y rivalidades, es una señal humilde y preciosa para los que están lejos de la fe o son indiferentes”.
Al cine
Hemos leído en la Revista Vida Nueva una crítica muy buena de una película que está a punto de estrenarse (esperan que para la Pascua). Se llama “Un dios prohibido” y cuenta los hechos ocurridos en Barbastro en agosto del año 1936, en los inicios de la Guerra Civil, cuando 51 claretianos fueron martirizados. «Los excesos y los tópicos, tan propios a la hora de contar estas historias, se han evitado. En esta película nadie es tan héroe, ni nadie tan malo malísimo».
Podéis ver el trailer en este enlace.