La Cabria, nº 177


HOJA PARROQUIAL DE SAN JOSÉ
DE LINARES
3 DOM. PASCUA, B
22 ABRIL-2012
Año -III- Nº 177

Editorial

NUESTRO HORIZONTE.

La vida está compuesta por una multitud de ciclos. Unos más largos, otros más cortos; unos agradables, otros tristes; pero todos con principio y fin: una jornada de trabajo, un proyecto, una estación, unas vacaciones, una enfermedad… Cada uno, por breve o duradero que sea, es una lección que nos enseña que cada situación es una experiencia única, que está destinada a morir. No hay nada eterno en este mundo. La propia naturaleza es una alternancia de nacimiento y muerte constante que provoca una adaptación continua de los seres vivos a los cambios que esa dinámica origina.

Sin embargo, hablar de la muerte es un tabú en ciertos ambientes y se evita por todos los medios. Tal vez sea por la falta de esperanza. Realmente debe ser trágico enfrentarse a un hecho tan cierto e inevitable desde la increencia; pensando que no hay nada más, que ahí se acaba todo.

Pero el hombre está muy por encima de todos los demás seres vivos. Es capaz de amar, de relacionarse y entenderse con los demás, de reír y llorar, de pensar, de optar con libertad, de transformar y de mejorar el mundo. O sea, que está dotado de capacidades que exceden a un simple cuerpo orgánico y que, por tanto, no están sujetas a sus leyes naturales. Son un regalo de Dios para hacernos a su imagen y semejanza.

Por la fe, los cristianos tenemos la certeza de que ese don de Dios que vive en nuestro cuerpo y lo dirige durante su ciclo en la tierra, al morir éste, vuelve a Dios para alcanzar su plenitud. La resurrección del Señor y este tiempo litúrgico alimentan la esperanza en nuestra propia Pascua.

Y esta confianza nos ayuda a afrontar el futuro con tranquilidad y paz interior, y a liberarnos de la esclavitud de las perecederas cosas del mundo y de sus dioses alternativos.

Palabra de Dios

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 13 15. 17 19

En aquellos días, Pedro dijo a la gente:
El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.+

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 1 5

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es victima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: Yo lo conozco+, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 35 48

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
Paz a vosotros. Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: ¿Tenéis ahí algo que comer?
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.

Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 27

Caín y Abel (b) (Gn. 4,3-5). (b)

“Pasó algún tiempo, y Caín hizo al Señor una oblación de los frutos del suelo. También Abel hizo una oblación de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. El Señor miró propicio a Abel y su oblación, mas no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro”.

P: Por el texto veo que seguimos con los dos hermanos Caín y Abel. Y pregunto: ¿por qué Dios se complace por el sacrificio de Abel y no con el de Caín?

R: Es muy buena pregunta, aunque la respuesta es bastante compleja. Directamente no aparece la razón del comportamiento de Dios, pero sí se trasluce con las palabras que Dios dirige a Caín, antes de que mate a su hermano: “¿Por qué andas irritado y por qué se ha abatido tu rostro? ¿No es cierto que, si obras bien, podrás alzarlo? Mas si no obras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes que dominar”.

P: O sea que algo tuvo que acumularse en el corazón de Caín, que lo llevó hasta matar a su hermano.

R: Así es. San Juan, en su primera carta, dice: “Pues este es el mensaje que habéis recibido desde el principio: que nos amemos unos a otros. No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas”
(1 Jn.3,11-12).
Lo que realmente se acumuló en el corazón de Caín fue la envidia. “Por la envidia del diablo, dice el libro de la Sabiduría, entró el pecado en el mundo” (Sab. 2,24).

P: Y yo me pregunto: ¿tan grave es la envidia, que puede llevar a uno hasta dar muerte a su hermano?

R: Tan grave es la envidia que el libro de los Proverbios dice de ella que es la caries de los huesos, (Prov. 14,30). La envidia envenena el corazón, lo endurece, lo priva de luz y de ternura. Por la envidia y la avaricia desenfrenada está chorreando sangre la historia de nuestros días con los monstruos de las multinacionales, la droga, la mafia, la camorra…Caín es el símbolo de la violencia deliberada, así como de las luchas fratricidas, que convulsionarán y ensangrentarán la historia de la humanidad.

P: A mí me duele leer este tipo de pasajes bíblicos, especialmente al constatar que estos hechos se vienen repitiendo hasta nuestros días,

R: A pesar de todo –lo veremos- hay esperanza.

Ve y lo cuentas

FLEMING, Alexander

Ayrshire Escocia (6 de agosto de 1881 ,– Londres, Inglaterra 11 de marzo de 1955) fue un científico escocés famoso por descubridor de la penicilina.

Dice Marañón: "Fleming es el hombre que más vidas humanas ha salvado en tiempos en que tantos otros han hecho lo posible por destruirlas. Los pueblos, y sobre todo el nuestro, despedazado por guerras civiles ininterrumpidas desde hace siglos, adivinan lo que hay en estos seres providenciales de recto cumplimiento de la Ley de Dios, que les hará permanecer en el respeto de todos cuando se haya borrado, entre el desdén o la condenación la memoria de los fariseos".

Por su parte, el profesor Pannett, en su elogio fúnebre por Fleming, dice:
"Su elección de una profesión, después de un hospital; su paso a la bacteriología; su encuentro con Almroth Wright; la clase de trabajo que efectuó allí; el efecto inesperado de una lágrima, la caída imprevisible de una espora; todos estos acontecimiento no pueden ser debidos a la suerte. Nosotros podemos ver en cada recodo el dedo de Dios mostrando la dirección que debe tomar esta carrera".

Lo que no vende

CUARESMA Y PASCUA EN LA NATURALEZA.

Desde hace años venimos observando la evolución del rosal en esta época y nos llama la atención su adaptación al tiempo litúrgico que vive la Iglesia.

Atrás dejó las hojas enfermas, agujereadas y dañadas por insectos y ácaros. Del desierto del invierno apareció desnudo, desprendido de todo lo antiguo, vestido de espinas, aparentemente seco y sin vida.

De pronto, alrededor del Miércoles de Ceniza, empieza el cambio. Sus hojas tiernas lo van cubriendo de morado, y viste de penitencia, para ir transformándose poco a poco, renovándose, convirtiéndose a una nueva vida, ganando tamaño, verdor, brillo y alegría, hasta explosionar con la llegada de la Pascua en una fiesta de belleza multicolor que, con su perfume, atrae y embriaga a todo el que lo contempla.

¡Quién pudiera, como el rosal, hacerse de nuevo, salir reforzado y…lo pasado, pasado!

¡FELIZ SIEMPRE NUEVA PASCUA DE RESURRECCIÓN!