La Cabria, nº 126


HOJA PARROQUIAL DE SAN JOSÉ
DE LINARES
DOM. 7º t. o. A
20 FEBRERO 2011
Año -II- Nº 126
EDITORIAL

En esta ocasión, hemos elegido como editorial la siguiente reflexión que nos manda Cristóbal Fábrega, fiscal de la Audiencia Provincial de Jaén:


Como decía Luis Espinal tenemos el vicio de acostumbrarnos a todo. Terminan por no indignarnos las guerras, la pobreza, la mentira, el abandono, las injusticias. Miramos para otro lado y desaparecen de nuestra vista. Terminan transformándose en rutina y conformismo. 

Por eso el tener un momento del año para reflexionar, centrar y mirar, mirar detrás del telón de nuestra rutina diaria, es necesario, es imprescindible. En estos días hemos celebrado el nacimiento del Hijo de Dios que se hizo hombre, precisamente, porque no pudo mirar hacia otro lado. Y, por ello, murió de una de las formas más horribles que puede morir una persona. Él nos marco el camino: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado”.

Él nos amo hasta el paroxismo y nos pide que nosotros lo hagamos de igual manera. Que amemos al próximo pero también al lejano. Al pariente y al extraño. Al amigo y al enemigo. Uno de los padres de la Iglesia dijo que la fuerza del amor no mide las posibilidades, ignora las fronteras. El amor no discierne, no reflexiona, no conoce razones. El amor no se resigna ante la imposibilidad, no se amedrenta ante ninguna dificultad. Nuestro amor debe partir de la empatía, de la solidaridad, del conocimiento y del respeto al otro. Y lo que es más importante del reino de la justicia. Donde no hay justicia, no hay amor. Donde no hay perdón, no hay descanso. Donde no hay rebeldía, no hay libertad, no existe la fraternidad. 

Al final el amor es la materia de la que están hechas todas las cosas. El amor hecho hombre es lo que estos días hemos celebrado. Porque Cristo abandonó su esencia divina por amor a los hombres y nosotros seguimos mirando a otro lado cuando vemos una injusticia, traicionando el amor de Dios.
Que el amor llene nuestras vidas. Y sobre todo, que no nos acostumbremos a ver injusticias, sin que se nos encienda la ira y la rebeldía.

Cristóbal Fco. Fábrega Ruiz
Fiscal de la Audiencia Provincial de Jaén.


PALABRA DE DIOS

Lectura del libro del Levítico 19, 1-2.17-18
El Señor habló a Moisés: «Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo.
No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. "
Palabra de Dios.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 16-23
Hermanos:
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.
Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio.
Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia.» Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.»
Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
Palabra de Dios.

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente." Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.
Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
Palabra de Dios.


DIÁLOGOS DESDE EL EVANGELIO

N: Mi querido Maestro, Jesús: Es duro el Evangelio de hoy. Se pasa ya de los límites que normalmente existen en los comportamientos que llamamos “normales”.

+Jesús: Llevas razón. No es fácil perdonar al enemigo, al que te ha hundido, al que te ha hecho mucho mal. La tendencia es usar la ley del Talión: “ojo por ojo y diente por diente”.

N:.Por lo menos, amigo Jesús, esa ley pone un límite a la que proclamaba el canto orgulloso del violento Lamec cuando decía: “a un hombre he matado por herirme y a un joven por golpearme”. “Caín será vengado siete veces y Lamec setenta veces siete”. (Gen. 4,23-24).

+Jesús: Cierto, pero la Ley del Talión sigue engendrando la violencia. Más aún, produce una espiral de violencia; una espiral de violencia imparable.

N: El caso es que, amigo Jesús, tenemos la Ley del Talión como algo antiguo pero su espíritu lo llevamos muy arraigado en el corazón. Con la mayor naturalidad oímos decir (o lo decimos) “el que me la hace me la paga”; “no te dejes pisar”; “la risa es del último que se ríe”; “la mejor defensa, el ataque”…

+Jesús: Me da pena ver esa especie de nube de violencia que cubre grandes sectores de la sociedad: cuántos asesinatos, cuántas separaciones que dejan una huella profunda y dolorosa de rencor o de odios, cuántas muertes por venganza; cuántas familias divididas por el interés; cuánta falta de amor. HACE FALTA MÁS AMOR; MUCHO AMOR.

N: Sí, mi querido Maestro Jesús. Es preciso que tomemos en serio tus palabras: “Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen”.

+Jesús: Hacen falta testimonios de este tipo en este mundo que tiene la violencia a flor de piel.

N: Es verdad, Jesús. Necesitamos tu ayuda, pues la violencia ambiental se contagia con más facilidad que la fuerza del amor. Quiero, Señor, que me aclares una cosa: no entiendo eso de “No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa”

+Jesús: Fíjate, entrañable amigo, que pongo cuatro ejemplos o situaciones diversas: bofetada, pleito, requerimiento y préstamo. Estas muestras no son para tomarlas al pie de la letra en su situación circunstancial, pero sí en su espíritu de perdón, reconciliación y fraternidad. Recuerda que yo protesté cuando me abofetearon injustamente en casa de Anás. (Jn. 18,23). No se trata de poner la otra mejilla, sino de optar por no devolver mal por mal. Se trata de un no a la violencia


VE Y LO CUENTAS

Vivir situaciones extremas e inesperadas, como la enfermedad grave de mi marido, parece que hace tambalear todo la vida. El dolor, la incertidumbre, la impotencia te invaden, al principio es un estado de shock tan fuerte que parece que en cualquier momento vas a despertar de una pesadilla, que todo ha sido un mal sueño. Pero la propia situación te sumerge en la realidad pura y dura y te planteas ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudar a mi marido a salir de esto? Yo solo he encontrado una solución: EL AMOR. En situaciones como estas solo nos queda dar amor, a raudales, sin límite, sin descanso, sin medida, es lo único que consuela el alma y mitiga el dolor. También vas viendo como ese amor va haciendo efecto y que la persona enferma va tomando fuerzas, seguridad, confianza. Lo peor que puede pasarnos en la vida es estar solos en situaciones difíciles, creo que tiene que ser insoportable. Jesús lo sabía bien y por eso nos lo dijo bien claro y lo demostró con su pasión, muerte y resurrección. No hay otro mandamiento más importante que el Amor y no hay certeza más grande y regalo incomparable que saber que Dios es Amor. Esto es realmente grandioso, porque cuando damos AMOR, estamos dando a Dios. Dios está actuando a través de nosotros. Es realmente impresionante y maravilloso. Dios está realmente al lado de mi marido, más cerca que nunca a través de mí y del amor que yo le doy en estos momentos tan duros. Espero que esta reflexión sirva de ayuda, esperanza y aliento a todas aquellas personas que tienen un familiar enfermo y están cuidando de él.


LO QUE NO VENDE

Dios presente en los Hospitales
Cada vez que me siento mal bajo a la capilla del hospital porque allí está Cristo presente. Cuando tenemos una noticia positiva sobre la enfermedad bajo también y a veces, solo por estar con Él. Creo que nunca había sido tan consciente de esta Presencia real. Y nunca había valorado, como lo hago ahora, tener la posibilidad de tenerlo tan cercano a nuestro sufrimiento y al de todos los demás hermanos hospitalizados. Pensemos por un momento: en un lugar donde la gente está sufriendo, Jesús está presente, VIVO. Es impresionante, es un regalo de incalculable valor. Espero que lo dejemos estar siempre ahí, que no lo saquemos fuera. Yo no sé cómo llevaría esta estancia larga en hospital sin sentir que Cristo Vivo está bajo mi mismo techo, cercano y a nuestro lado.