La Cabria, nº 77

LA CABRIA
DOMINGO CUARTO DE CUARESMA  -C-
14 de MARZO DE 2.010
Año –II-  Nº 77
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EDITORIAL

EL SACRAMENTO DEL EPISCOPADO
En la Iglesia tenemos  muchos “sacramentos”, aunque oficialmente decimos que tenemos siete, pero en realidad, tenemos muchas cosas cuya presencia tiene un significado mucho más grande y transcendente que lo que es en sí misma. Uno de estos sacramentos es el Obispo, lo mismo que el Papa lo es para toda la Iglesia y lo mismo que la Iglesia entera lo es para el mundo.
El obispo es un “sacramento de unidad”: en él nos sentimos unidos todos los cristianos de la diócesis en Cristo y con él nos sentimos unidos a toda la Iglesia universal. Por eso la Iglesia se estructura en torno a Cristo y en Él se hace un solo cuerpo. Los apóstoles recibieron el mandato y la misión de confirmar en la fe, en el amor y en la verdad a todos los hermanos. Por eso ellos vienen a ser como las bisagras que hacen que  unas piezas estén unidas a las otras.
En una diócesis el obispo es un signo de unidad, es la bisagra que hace que todas las parroquias se mantengan unidas. Por eso, cuando una comunidad se encuentra con él, como nos ha ocurrido a nosotros ahora, es con el resto de parroquias de la provincia con quien nos encontramos. Lo lindo y deseable es que cuando nos encontramos con una persona que tiene una misión como ésta, sea un instrumento apto para realizarla, que tenga el carisma de la unidad y su presencia  haga que los cristianos se sientan a gusto y unidos al resto. Por eso observamos que cada día en la Eucaristía pedimos por el obispo y por el Papa, porque tienen una misión muy importante y comprometida.


PALABRA DE DIOS
Lectura del libro de JOSUÉ 5,9a.10-12 
En aquellos días, el Señor dijo a Josué:
-Hoy os he despojado del oprobio de Egipto.
Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron la Pascua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de Jericó.
El día siguiente a la Pascua, ese mismo día, comieron del fruto de la tierra: panes ázimos y espigas fritas.
Cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra, cesó el maná. los israelitas ya no tuvieron maná, sino que aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán.
Palabra de Dios

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los CORINTIOS 5,17-21

Hermanos:
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo con­sigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio.
En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a el, recibamos la justificación de Dios.
Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san LUCAS 15,1-3.11-32

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pe­cadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: Ése acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo esta parábola: Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: «Padre, dame la parte que me toca de la fortuna». El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba
de comer.
Recapacitando entonces, se dijo:
«Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros».
Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía esta­ba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.
Su hijo le dijo:
«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo». Pero el padre dijo a sus criados:
«Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; cele­bremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado». Y empezaron el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y, llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.
Éste le contestó: «Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud».
El se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. y él replicó a su padre: «Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un ban­quete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado».
El padre le dijo: «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; es­taba perdido, y lo hemos encontrado».
Palabra del Señor



DIÁLOGOS DESDE EL EVANGELIO

N: Amigo Jesús, mi Dios y mi Salvador: siempre que leo esta parábola mal llamada del “hijo pródigo”, me quedo pensativo. Se manifiesta en ella tanto el corazón del Padre-Dios, que uno se queda pasmado ante ese derroche de amor.

+Jesús: Me alegro de que te sientas así, pues esa era mi intención al pronunciar esta parábola. Ante el escándalo y la crítica de los escribas y fariseos porque hablaba con los pecadores y hasta comía con ellos, les quise mostrar cómo es el corazón de Dios: de ese Padre que tenía dos hijos.

N: , dos hijos, querido Maestro, pero, en realidad, los dos los tenía perdidos. El pequeño porque se marchó de casa, arrastrado por el deseo de ser libre y en busca de placeres. El mayor porque nunca fue capaz de asomarse al corazón del padre. Por dentro estaba cargado de envidia, de resentimiento, de amargura y, a la vuelta del hermano, muestra también su aversión, su rechazo al hermano y su disconformidad con el padre, al no querer asistir a la fiesta por la vuelta de “ese hijo tuyo”, (no dice “mi hermano”.

+Jesús: Pero así es Dios. El Padre quiere a los dos. Organiza una fiesta porque ha vuelto el que estaba perdido, y trata de convencer al mayor para que participe en el banquete y se reconcilie con su hermano.

Entrañable amigo N Te voy a hacer una pregunta comprometida: ¿con cuál de los dos hermanos te identificas tú?

N: Ante todo te diré que me encanta tener un Dios que es AMOR.
Durante mucho tiempo me he identificado con el hijo mayor. Es el hijo “bueno” que trabaja, vive con su padre, es obediente, es bien visto por el pueblo, etc., etc. Después me di cuenta de que tengo algo, (o mucho) de los dos. Mi deseo es estar con Dios, con el Padre y con mis hermanos. Amar y sentirme amado por ellos.


VE Y LO CUENTAS

Entre lo que oímos y la realidad de la vida y de las cosas hay una distancia que a veces no se parece en nada. Algo así le ocurrió el día 9 a nuestro obispo: cuando se encontró con la realidad de la Casa de Acogida que llevan nuestras Hermanas de la Consolación, se quedó impresionado y no entendía como algo tan grande y tan hermoso puede pasar desapercibido y no ser apoyado por todos. ¿Tú sabes que esa casa está funcionando con el sueldo de las hermanas que trabajan en el hospital? ¡Pues todavía hay gente que dice que ahí están haciendo negocio! Vente para acá. Lo conoces y después sales y lo cuentas.


LO QUE NO VENDE

Una de las cosas que veo no vende es el implicarse en la celebración  de nuestro patrón: todos esperan que nos lo den todo hecho y que lo paseen por nuestra puerta.
No tenemos más remedio que plantearnos la forma de celebrar a S. José. Ya nos lo planteamos el año pasado y parece que no cambia la actitud. Tenemos que darnos cuenta que S. José  no vamos a equipararlo a una cofradía, porque no lo es. S, José es el patrón de nuestra comunidad cristiana; es la gente del barrio la que tiene que sacarlo, la que tiene que asistir al triduo, la que tiene que hacer la fiesta y celebrarlo y no dos o tres personas

EN ESTA  SEMANA

Los días 17, 18 y 19 vamos a hacer el triduo a S. José, nuestro Patrón.
El domingo día 21, a las 11´30 de la mañana, tendremos la santa misa, pues a la. salida se va a celebrar un concierto en la puerta de la iglesia por las fiestas del barrio.
Por la tarde, a las 6, tendremos la misa y, a continuación, la procesión con S. José, si es que hay alguien que quiera acompañarlo.


FELIZ SEMANA
Desde nuestra CABRIA – digital- queremos dar las gracias a nuestro obispo por su visita y desearle que su encuentro con la Iglesia de Linares sirva para que nos conozcamos más y mejor y esto revierta en un clima de fraternidad y de familia grande para que se vayan rompiendo todos los obstáculos que impiden que la Iglesia de Linares arranque de una vez y de el testimonio que el mundo está esperando de todos los cristianos.