HOJA PARROQUIAL DE
S. JOSÉ DE LINARES
DOMINGO 2º DE PASCUA-A
23 DE ABRIL de 2017
Año -X- Nº 388
EDITORIAL
LA DIVINA MISERICORDIA
Es la cualidad de Dios por la que nos perdona nuestras torpezas, nuestra falta de amor, nuestra falta de fe y, como dice el Papa Francisco, se traduce en paciencia, infinita paciencia de Dios con nosotros, para seguir amándonos, a pesar de la actitud de una sociedad vacía de valores, a la que solo le importa el metro cuadrado que le rodea.
Su Misericordia siempre está dispuesta a compartir nuestros sufrimientos, los golpes que la realidad nos muestra cada día, y toma nuestros agobios y nos los envuelve en una bolsa para que los tiremos bien lejos de nuestro lado, esos agobios provocados por los prismáticos con los que vivimos, y que no nos dejan ver lo que ocurre aquí y ahora.
Con ellos se nos escapa el disfrutar de nuestros mayores, y el ver crecer a nuestros hijos, y la fragancia que nos trae cada día, y el aire que te acaricia, y la mirada de tu compañer@, con la que te propusiste un proyecto de vida, abrazados a Dios, y que ahora está envuelto en silencios o desprecios.
Pero ahí sigue su Misericordia, convertida en paciencia, esperando tu vuelta a su lado. Te espera con sus llagas bien abiertas, para limpiar las tuyas, con sus cicatrices para curar tus heridas, y con tanto amor capaz de llenar el vacío que recorre tu alma.
Seguro que nos ha perdonado algunos zarandeos irrespetuosos que le hemos dado a los tronos en la Semana de su Pasión, y de algunas músicas inapropiadas para ese momento de su vida, y de las irreverencias escandalosas a su paso, o de lo incomprensible de ser su cofrade o su costalero solo un día al año.
Su Amor no es flor de un día, su Misericordia es eterna, su Muerte y Resurrección es para la Salvación de nuestra alma. ¿Cómo le vamos a responder a su llamada, cómo le vamos a agradecer su entrega? ¿Hasta cuándo vamos a vivir sin Él a nuestro lado?
PALABRA DE DIOS
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
LOS hermanos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado, y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando.
Palabra de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
BENDITO sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva; para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros, que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final.
Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un Poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.
Palabra de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Juan
AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo: «Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor
NOS HABLA EL PAPA
Siguiendo en esa misma onda, el Papa se preocupa al ver como mucha gente se queda en esos sentimientos primarios y basa su compromiso en algo que no tiene consistencia, de forma que terminado el sentimiento emocional y al encontrar otros más atractivos, rompen con facilidad cualquier compromiso:
“Son muchos los que suelen quedarse en los estadios primarios de la vida emocional y sexual. La crisis de los esposos desestabiliza la familia y, a través de las separaciones y los divorcios, puede llegar a tener serias consecuencias para los adultos, los hijos y la sociedad, debilitando al individuo y los vínculos sociales ».16
Las rupturas tienen unas consecuencias catastróficas, sobre todo en los hijos, que son los que pagan todas las consecuencias de la superficialidad de los padres
Las crisis matrimoniales frecuentemente «se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio. Los fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la opción cristiana ». (41)
¿DÓNDE ESTA CRISTO?
Si la Cuaresma es tiempo de oración, reflexión y cambio de nuestras vidas, la Pascua de Resurrección, es tiempo de búsqueda de Cristo. Abramos bien los ojos, pues puede que esté más cerca de lo que creemos. Es una ilusionante búsqueda, en la que debemos de despojarnos de las prisas, de los prejuicios. Si consigues imitarlo, lo encontrarás. Vive como Cristo.
NUESTROS ENFERMOS
La Cabria: Buenos días, hermanos queridos. Este tiempo de Pascua es tiempo de esperanza, de alegría, pues el triunfo de Cristo es nuestro propio triunfo y viene a decirnos que ni la enfermedad, ni los problemas, ni el desánimo pueden hacernos perder el horizonte.
Ya sé que no es lo mismo estar metido en la pelea contra la enfermedad, contra el desaliento, y contra todos los problemas, que verlo desde fuera. Dice el refrán que los toros se ven muy bien desde la barrera, pero otra cosa es meterse en el ruedo y torearlos
Es muy probable que te encuentres cansado de torear en tu casa; que te sientas solo o sola y sigas percibiendo cómo resultas una gran preocupación para tus hijos, si los tienes, y para todos los que viven a tu alrededor que intentan echarte una mano, porque tú ya no tienes fuerzas para hacer lo más indispensable y salir adelante; incluso puede resultar que ya no te fíes de moverte, por el miedo que le has cogido a tener una caída y has de ayudarte con un andador, con un bastón o con una silla de ruedas. Esta faena que hay que lidiar en el ruedo del dolor es dura y fastidiada, ya lo sabemos y todos estamos temiendo el día que nos llegue a nosotros. Por eso consideramos tan importante tu presencia, pues tú nos ayudas a prepararnos, porque por ahí tendremos que pasar todos.