La Cabria, nº 261

HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES
DOM. 1º De Pascua –A-
20-Abril 2014
Año VI- Nº 261

Editorial

CONFESAR A JESUS RESUCITADO

Uno de los grandes problemas que tuvo Jesús para poder hacerse entender fue el que la gente superara la dicotomía que había en sus vidas: Dios-Ley escrita y vida, de forma que entre lo que se siente, se piensa y se vive y lo que luego se practica, no hay conexión alguna.

Cristo viene a integrar al hombre, a estructurarle una coherencia vital, de tal forma que lo que aparece en el exterior es un fiel reflejo del interior que vive en él y, ese interior es una realidad completamente nueva, vivificada por el Espíritu Santo que nos hace llamar y sentir a Dios Padre, por lo tanto nos impulsa a vivir como hijos de Dios.

Esta es la gran realidad de la RESURRECCIÓN que celebramos: somos “hombres nuevos” porque el hombre viejo fue clavado en la cruz con Jesucristo y resucitó el hombre nuevo.

Esto ha ocurrido ya en nosotros con nuestro bautismo, donde fue enterrado el hombre viejo y ha resucitado el hombre nuevo, insertado en la muerte y en la resurrección de Jesús. Esta nueva realidad nos lleva a vivir de una forma completamente nueva, con un sentido nuevo y distinto, con una coherencia total entre lo que sentimos, pensamos, hablamos y vivimos.

Pero tristemente la dicotomía sigue en pie: hemos desencarnado el seguimiento de Jesús y lo hemos confundido con una doctrina que se queda solo en la teoría para ser aprendida de memoria y una práctica que se confunde con el no creyente.

Esta realidad viene causando una gran división dentro de las filas de los creyentes, de manera que podemos encontrar católicos en los partidos políticos que distinguen entre lo que es ser creyente y lo que es ser político y así los vemos apoyando leyes y tendencias que van en contra de todos los principios naturales, espirituales y cristianos y por otro lado se confiesan creyentes y practicantes. Lógicamente el testimonio que damos como cristianos que creemos en la resurrección, más que testimonio es un espectáculo bochornoso.

Jesús dejó bien claro su mensaje: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis como yo os he amado… y en esto conocerán que sois de los míos: en que os amáis los unos a los otros”: el amor a Dios y el amor al prójimo son como las dos piernas que sostienen al cristiano, si le falta una andará cojo.

Palabra de Dios

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a. 37‑43

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

-Hermanos: Vosotros conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.

Palabra de Dios.

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 3, 1‑4.

Hermanos:

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios

Secuencia

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es Vida,
triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
-A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

Amén. Aleluya.

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 1‑9.

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo:

-Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo: pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra de Dios

Vivir en la Iglesia

Vivir en conflicto XXII

Lo más duro de la conversión es siempre establecer la coherencia en la vida y llevarla a la práctica, pues de lo contrario, nos quedamos en puras palabras bonitas pero carentes de fuerza y de autoridad:

Empecé a predicar, primero a la gente de Damasco, luego en Jerusalén y en el país de los judíos, y por último en las naciones paganas. Les he pedido que se arrepientan y se conviertan a Dios, mostrando en adelante los frutos de una verdadera conversión”. (Hch. 26,20)

Ve y lo cuentas

VIVIR COMO HOMBRE RESUCITADO según JUAN XXIII

1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente este día, sin querer resolver de una sola vez el problema de mi vida.

2. Sólo por hoy pondré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis modales, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, salvo a mí mismo.

3. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.

4. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que como el ali­mento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

5. Sólo por hoy haré una buena acción sin decírselo a nadie.

6. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido procuraré que nadie lo sepa.

7. Sólo por hoy seré feliz, en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en este mundo, sino también en el otro.

8. Sólo por hoy haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

9. Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.

10. Sólo por hoy no tendré temores: De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

En esta semana

La cruz para la Iglesia en la Declaración de la Renta

LA VERDAD SOBRE ALGUNAS MENTIRAS: Se viene diciendo que…

- CARITAS no es la Iglesia, sino una ONG… Eso es una mentira, pues CARITAS es la expresión externa de la fe de la Iglesia.

- Que la Iglesia no paga IBI… Eso no es cierto: la Iglesia paga IBI de todos sus edificios, menos de aquellos que por ley están exentos, como también lo están las sedes de los partidos políticos y los sindicatos; las federaciones deportivas, las iglesias evangélicas, las comunidades musulmanas y hebreas, los colegios, las universidades, los museos… porque se considera que trabajan por el bien común y no con ánimo de lucro.

- Que la Iglesia no paga tasas municipales… Para que te convenzas por tus propios ojos, te invito a que te acerques a tu parroquia y le pidas a tu párroco que te enseñe los recibos que mes a mes viene pagando.

COLABORA AL BIEN COMÚN PONIENDO LA “X” EN TU DECLARACIÓN DE LA RENTA.