La Cabria, nº 271


HOJA PARROQUIAL DE S. JOSÉ 
DE LINARES
Solemnidad de S. Pedro y S. Pablo -A-
29-Junio 2014
Año VI- Nº 271

Editorial

SIEMPRE EN NUESTRO CORAZÓN

Cuando aún no estaba la figura del maestro/a de Religión, un grupo de maestras formamos un grupo de trabajo y le pedimos a D. Pedro que fuera nuestro formador. Así lo conocí, hace ya veinte años. Recuerdo que gracias a él comprendí en profundidad lo que era y lo que significaba el Reino de Dios. Tenía el don de hacer comprensible lo difícil de entender, de acercar a nuestra vida, a nuestra cotidianidad el mensaje de Jesús, de hacernos caer en la cuenta de cómo tenía que ser nuestra vida para ser auténticos testigos suyos. Y cómo, todo esto, teníamos que transmitirlo a nuestros alumnos. 

Después pude participar en las Eucaristías que celebraba en el Centro Cultural Poveda, simplemente inolvidables, porque eran celebraciones cercanas, entrañables, de una gran profundidad y hermandad.

Pasado el tiempo nos encontramos un día por la calle, Melitón acababa de llegar a nuestra parroquia, me preguntó por él pues lo conocía desde que estuviera en Ecuador, lo animé a que fuera a visitarlo y a visitarnos. Al cabo de unos meses se reencontró con su apreciado amigo y con su amada parroquia.

Nuestra parroquia ha tenido la suerte de tenerlo como pastor durante veinte años y posteriormente con la serenidad que da la vejez, la experiencia de una vida larga volvió junto a nosotros, durante seis años más, celebrando la Eucaristía, dando algunas charlas de formación y colaborando semanalmente con nuestra hoja parroquial. 

Nos consideraba sus hijos, su familia y nos quería con toda el alma. Así lo demostró muchas veces, especialmente durante la enfermedad de Melitón, entonces se volcó con nosotros, sin importarle su salud, su edad. Nos atendió, apoyó, acompañó, hizo que no nos sintiéramos huérfanos, consiguió que esos momentos difíciles lo fueran mucho menos.

Dios quiso que volviera con su comunidad, sabía que él necesitaba ese reencuentro, que se lo merecía y creo, esto es una apreciación mía, que agradeció inmensamente al Señor esta oportunidad.

Le damos las Gracias a Dios por él. Siempre lo tendremos en nuestro corazón. Descanse en paz. 

(Ana M.)

Palabra de Dios

Lectura del libro de los hechos 12,1-11

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la iglesia. Hizo decapitar a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, mandó detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno: tenía intención de ejecutarlo en público, pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la iglesia oraba insistentemente a Dios por él. 

La noche antes de que lo sacara Heredas estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado a ellos con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. 

De repente se presentó el Ángel del Señor y le iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y dijo: “Date prisa, levántate.” 

Las cadenas se le cayeron de las manos y el Ángel añadió: “Ponte el cinturón y las sandalias” 

Obedeció y el Ángel le dijo: “Échate la capa y sígueme”. 

Pedro salió detrás creyendo que lo que hacía el Ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron y al final de la calle se marchó el Ángel. 

Pedro recapacitó y dijo: Pues era verdad: el Señor ha enviado su Ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos. 

Palabra de Dios 

Lectura de la segunda carta de S. Pablo a Timoteo 4,6-8. 17-18 

Querido hermano: 

Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me queda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no solo a mi, sino a todos los que tienen amor a su venida. 

El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. El me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. ¡A Él la gloria por los siglos de los siglos amén! 

Palabra de Dios 

Lectura del santo evangelio según S. Mateo. 16,13-19. 

En aquel tiempo, llegó Jesús a la región de Cesárea de Felipe y preguntaba a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? 

Ellos contestaron: “Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que jeremías o uno de los profetas” 

Él les preguntó: “Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo? 

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: “Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. 

Jesús le respondió: “¡Dichoso tú, simón, hijo de Jonás! Porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora yo te digo: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia y el poder del infierno no la derrotará. 

Te daré las llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo; lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”. 

Palabra del Señor

¡¡¡HASTA PRONTO, AMIGO!!!

17-06-14

No te digo adiós, sino hasta luego, pues sé que no te has ido, te quedas con nosotros, pero ahora con mucha más fuerza, ya libre de tu dolor. 

Tu figura se agranda hoy y ahora que te pienso, la veo que es poliédrica, como uno de esos diamantes gigantes que por cualquier cara que lo mires desprende la luz. 

Para todos nosotros eres D. PEDRO; te ganaste el título sin que te hayamos sentido distante ni por encima de nadie; en ti no había barreras. 

“Mi padrecito lindo” a lo que con sonrisa de ternura siempre me respondías: ¡”Mi hijo mayor!” pero en definitiva, todos te sentimos como nuestro HERMANO MAYOR, como padre, maestro, compañero de camino… Cualquiera de estos calificativos te lo podríamos acoplar y te lucirían espléndidamente, como un traje hecho a tu medida, porque todos los probaste y con todos te vestiste. 

Hoy te vas, después de haber enfrentado la prueba final como lo hacen los grandes, pero no te decimos adiós, sino hasta luego, pues tú no has muerto, porque tu labor, tu enseñanza, tu sencillez, tu ternura, tu firmeza y tu recuerdo quedan en todos nuestros corazones. 

Tu paso por la tierra ha sido como el agua fina de lluvia que ha ido y regando momentos difíciles de la historia: te tocó derribar, limpiar, plantar y cultivar en aquellos tiempos recios del post-concilio que te hicieron sufrir la desconfianza la desidia de los que se resistían, la crítica desacerbada y hasta la persecución de los que te consideraron enemigo, pero tuviste la valentía y la firmeza del padre y pastor que tiene claro por donde tiene que encaminar a sus hijos y seguiste con fidelidad el mandato de la Iglesia, sembrando en el corazón de los que te quisieron escuchar lo que el Evangelio estaba pidiendo, un espíritu de comunidad fraterna, y sosteniendo que no es posible vivir sin tener plena conciencia de lo que se confiesa y se vive. Has sido un MAESTRO en esta comunidad de Linares y así pasarás a la memoria histórica de cada uno de los linarenses, así te recordará SAFA de toda Andalucía, tu parroquia de S. José o de Villargordo. 

Te hemos percibido como el HERMANO cercano y sencillo, siempre atento y respetuoso, como el que pasa de puntillas, pero de una fidelidad y lealtad inquebrantables a la verdad. 

No eres el tipo con doblez que no se sabe nunca por donde va, sino que siempre te vimos caminando de frente; todos sabíamos dónde estabas y dónde te podíamos encontrar, menos aquellos que quisieron manipularte y cada vez te calificaron de un color o te fueron ubicando; fuiste un hombre de una definición clara, como tu “Maestro”, Jesús: de frente siempre a la verdad, a la justicia y a la fraternidad. 

Así te encontramos, así te conocimos y así te vimos caminar por la vida en el CAMINO del Reino. 

Ahora tu figura se agiganta a medida que se te mira, pues has sido capaz de mantenerte hasta el final, que es lo grande, y te has ido dejando pulir por la vida. Tu rostro ha sido una expresión de la sonrisa de Dios. 

¡Gracias por tu vida, gastada hasta consumirse por la causa de Jesús! 

¡Gracias por tu fidelidad a la amistad, pues en ti hemos podido descubrir la amistad de Dios con toda la gente que has encontrado en tu camino! 

¡Qué alegría has de haber experimentado esta mañana al escuchar la bienvenida de Jesús que te esperaba, a quien tantas veces has repetido sus palabras: “Ven, bendito de mi Padre, porque cuando te necesité, siempre te encontré a mi lado”! ¡No te olvides de nosotros! 

(Melitón B.)

GRANDE

Sé que tenemos que estar felices de que Don Pedro ya está con su querido Maestro, pero no puedo evitar el sentimiento egoísta lamentar que ya no lo tendremos físicamente con nosotros. Porque para mí no es una exageración afirmar que Don Pedro es de esas personas que de vez en cuando el Señor nos regala como anticipo del Reino de Dios. 

Todos los que lo habéis conocido tantos años podríais contar innumerables experiencias a su lado. Yo, por mi parte, a su grandeza humana quiero añadir algo que para mí ha sido un enorme descubrimiento y por lo que lamento aún más su pérdida: su tremenda riqueza y profundidad intelectual. Nunca olvidaré un par de conversaciones con él, en su casa, sobre el diálogo fe – ciencia, ni las experiencias que me contó sobre los años posteriores al Concilio. 

La enorme valía de gente como él son un baluarte y un tesoro para toda la Iglesia. Guardaré también con todo cariño el libro que me regaló, dedicado, sobre su amado pueblo de Iznatoraf (o Torafe, como él gustaba de llamarlo). Y, por encima de todo, daré gracias a Dios por haberlo conocido. 

(Antonio S.)

En esta semana

A partir del próximo domingo seguiremos el horario de verano: los domingos una misa a las 10 de la mañana y otra a las 7 de la tarde. El resto de la semana, excepto el lunes, la misa será a las 7 de la tarde. La primera quincena de Julio y también la segunda quincena de Agosto vendrá D. Tomás Rivas, de esa manera nos alternaremos unos días de descanso.